miércoles, 3 de marzo de 2010
Y NO ES ASÍ
martes, 2 de marzo de 2010
ESTOS PRIMEROS CRISTIANOS
domingo, 7 de febrero de 2010
SERIA MUCHO MAS CRISTIANO
domingo, 31 de enero de 2010
EL CIELO DEL CRISTIANO
viernes, 29 de enero de 2010
LOS PELIGROS DE LAS IGLESIAS
sábado, 16 de enero de 2010
EL MISTERIO DEL HOMBRE
Monseñor Oscar Arnulfo Romero, arzobispo de San Salvador, llegó a la conclusión, en sus circunstancias concretas, de que la violencia revolucionaria era la única solución para su patria, y así lo predicó. Para unos es un mártir, para otros es un traidor a los ideales evangélicos, un provocador y un defensor de ideologías condenables. Cada quién juzga desde su óptica o desde sus intereses. Los dueños y los representantes del dinero y del poder condenarán siempre a monseñor Romero. Los pobres lo tendrán por santo, por mártir y por modelo.
Alegatos y explicaciones de la violencia –en sus aspectos biológico, psicológico, sociológico, económico, político, moral y religioso- hay muchos y de todos colores. La explicación última queda en la oscuridad y encaja en el misterio del hombre.
Enrique Maza
Sacerdote jesuita y escritor
Lo pleno y lo vacío
Ediciones Proceso.
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sábado, 9 de enero de 2010
HAY OTRO DIOS
Dime, amigo, ¿un cura puede querer un hijo más que tú? ¿Por qué lo ha de querer más que tú? Si alguien ha de desearle bien al hijo de tu sangre y de tu amor ¿quién se lo deseará mejor que tú? ¿Si el bautismo no quiere decir más que tu deseo de que tu hijo se parezca a Cristo, para que has de exponerlo a una enfermedad, robándole algunas horas a su madre, montar a caballo y llevarlo a que lo bendiga un hombre extraño? Bendícelo tú, que lo harás mejor que él. Dále un beso y abrázalo. Un beso fuerte: un abrazo fuerte. Y ese es el bautismo.
El cura dice también que te lo bautiza para que entre en el reino de los cielos. Pero él bautiza al recién nacido si le pagas dinero, o granos, o huevos, o animales: si no le pagas, si no le regalas, no te lo bautiza. De manera que ese reino de los cielos de que él te hable vale unos cuantos reales, o granos, o huevos, o palomas.
¿Qué necesidad hay, ni qué interés puedes tú tener en que tu hijo entre en un reino semejante? ¿Qué juicio debes formar de un hombre que te dice que te va a hacer un gran bien, que lo tiene en su mano, que sin él te condenas, que de él depende tu salvación, y por unas monedas de plata te niega ese inmenso beneficio? ¿No es ese hombre un malvado, un egoísta, un avaricioso? ¿Qué idea te haces de Dios, si fuera Dios de veras quien enviase semejantes mensajeros?
Ese Dios que regatea, que vende la salvación, que todo lo hace en cambio de dinero, que manda las gentes al infierno si no le pagan, y si le pagan las manda al cielo, ese Dios es una especie de prestamista, de usurero, de tendero.
¡No, amigo mío, hay otro Dios!
José Martí (1853-1895)
Textos de Combate
UNAM. Biblioteca del Estudiante Universitario.
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miércoles, 6 de enero de 2010
VÍCTIMAS DEL SÍNDROME DE LOS REYES MAGOS
Cualquier día de enero uno se despierta con la rabiosa convicción de que ya nadie nos quiere. Establecido esto, se procede a revisar exhaustivamente la nómina de amistades, parientes y seres queridos y llega uno a la desoladora conclusión de que, hasta la fecha, hemos vivido en el error. Aquello que suponíamos afecto genuino no es más que una maligna mezcla de intereses inconfesables, ambiciones tipo Dinastía, lástima indigna y ganas de molestar. Engolfados ya en las azules aguas de la melancolía, decidimos que hemos fundado una familia que ni de lejos nos merece con una señora más frívola que René Casados y que solo piensa en comprarse un jumper color ciruela pasa. Ya en pleno delirio de autocompasión caemos en la cuenta de que, para colmo de desgracias, hemos procreado con esa señora un par de niños malignos que ya perdieron la mitad de las piezas del Meccano que les compramos en navidad y que además se permiten estar de buen humor a todas horas.
Instalados ya en ese paroxismo, nuestro sistema emocional comienza a desgobernarse totalmente. Seguros como estamos de que los que deberían querernos no nos aman y solo desean lo peor para nosotros, decidimos, por compensación, enamorarnos fulminantemente de los seres más extraños. Sin tener estadísticas a mano, estoy completamente seguro que es en enero, cuando se gestan todas estas tragedias sentimentales que, tiempo después, harán las delicias de los columnistas de sociales, los sicoanalistas, las tías y demás fauna nociva. Víctimas del síndrome de los Reyes Magos infinidad de maridos otrora formales y bien portados, deciden declarársele a la señorita que atiende el departamento de quesos en Aurrerá o a la gordita de quexquémel color café con leche que atiende la ventanilla para pago de tenencias. Del mismo modo, mujeres de vida ejemplar y cuya experiencia de lo orgiástico no había ido más allá de la lectura de la región más transparente se lanzan súbitamente a aventuras inauditas con el colocador de alfombras al que invitan a Valle de Bravo o a bailar al California. Lo que él decida.
Seamos tolerantes. La culpa es de los tiempos. El frío, penetrando por los intersticios de nuestro suéter de Chiconcuac, se cuela en el alma e impele a hombres y mujeres a intentar todo tipo de desafueros térmicos. No hay remedio. La mente se obnubila y uno está dispuesto a lo que sea con tal de vivir una pasión como las de Errol Flynn. Nada es real. Todo es efecto del frío y de los vestigios de romeritos que se nos han alojado en el cerebro. No es para nada el caso de las pasiones primaverales, esas sí, enormemente preocupantes. Por el contrario, las pasiones invernales se extinguen en su pura insensatez. Un ejemplo extremo de esto me lo acaba de proporcionar una querida amiga que ayer mismo me habló para confiarme con el máximo sigilo que se está enamorando perdidamente de su marido. Imagínese.
Germán Dehesa.
Qué modos. Usos y costumbres tenochcas.
Editorial Planeta.
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A TRAVÉS DE LAS TINIEBLAS
Nadie sabe cómo: Yahvé, el único dios que nunca hizo el amor, fue padre de un hijo.
Según los evangelios, el hijo llegó al mundo cuando Herodes reinaba en Galilea. Como Herodes murió cuatro años antes del comienzo de la era cristiana, Jesús ha de haber nacido por lo menos cuatro años antes de Cristo.
En qué año, no se sabe. Tampoco el día, ni el mes. Jesús ya había pasado casi cuatro siglos sin cumpleaños cuando san Gregorio Nacianceno le otorgó, en el año 379, certificado de nacimiento. Jesús había nacido un 25 de diciembre. Así, la iglesia católica hizo suyo, una vez más, el prestigio de las idolatrías. Según la tradición pagana, ése era el día en que el sagrado sol iniciaba su camino contra la noche, a través de las tinieblas del invierno.
Haya ocurrido cuando haya ocurrido, seguramente no se festejó aquella primera noche de paz, noche de amor, con esa cohetería de guerra que ahora nos deja sordos. Seguramente no hubo estampitas mostrando al bebé de rulitos rubios que aquel recién nacido no era; como no eran tres, ni eran reyes, ni eran magos, los tres reyes magos que iban camino al pesebre de Belén , tras una estrella viajera que nadie vio nunca. Y seguramente, también, aquella primera Navidad, que tan malas noticias traía para los mercaderes del templo, no fue ni quiso ser una promesa de ventas espectaculares para los mercaderes del mundo.
Eduardo Galeano
Espejos. Una historia casi universal
Editorial Siglo XXI.
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viernes, 11 de diciembre de 2009
LAS VIRGENES DEL TEPEYAC
domingo, 29 de noviembre de 2009
AL QUE NO CREE EN LA MENTIRA
Escucha mis palabras oh Señor
Oye mis gemidos
Escucha mi protesta
Porque no eres tú un Dios amigo de los dictadores
ni partidario de su política
ni te inflluencia la propaganda
ni estás en sociedad con los gángsters.
No existe sinceridad en sus discursos
ni en sus declaraciones de prensa
Hablan de paz en sus discursos
mientras aumentan su producción de guerra
Hablan de paz en las conferencias de Paz
y en secreto se preparan para la guerra
Sus radios mentirosos rugen toda la noche
Sus escritorios están llenos de planes criminales
y expedientes siniestros
Pero tú me salvarás de sus planes
Hablan con la boca de las ametralladoras
Sus lenguas relucientes
son las bayonetas…
Castígalos oh Dios
malogra su política
confunde sus memorándums
impide sus programas
A la hora de la Sirena de Alarma
tú estarás conmigo
tú serás mi refugio el día de la Bomba
Al que no cree en la mentira de sus anuncios comerciales
ni en sus campañas publicitarias ni en sus campañas políticas
tú lo bendices
Lo rodeas con tu amor
como con tanques blindados.
Ernesto Cardenal
Nueva Antología Poética de Ernesto Cardenal
Siglo XXI Editores.
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domingo, 22 de noviembre de 2009
HOCICOS NEGROS
miércoles, 4 de noviembre de 2009
LA PENA DE MUERTE ESTA PERMITIDA

VIOLENCIA
(Fragmento)
Juan Pablo II, en su carta encíclica “El Evangelio de la Vida”, del 25 de marzo de 1995, enmarca la pena de muerte en el contexto de la legítima defensa,
“que puede ser no solamente un derecho sino un deber grave para el que es responsable de la vida de otro”.
Si esta defensa llegara a causar la muerte,
“el resultado mortal debe atribuirse al mismo agresor”.
Ahí sitúa el Papa la pena de muerte. Consecuentemente, el culpable de la pena de muerte es el mismo agresor a quien se le aplica. Su tesis deriva de la doctrina de Pío XII: el criminal pierde el derecho a la vida por su mismo crimen y el Estado le quita el bien de la vida a la que perdió el derecho; en consecuencia, el responsable de su pena de muerte es el mismo criminal.
“Si los medios incruentos bastan para defender las vidas humanas contra el agresor y para proteger de él el orden público y la seguridad de las personas, la autoridad se limitará a emplear sólo esos medios”.
Si esos medios no bastan, la autoridad puede, en consecuencia, usar medios cruentos.
El Papa hace la distinción y lo enfatiza:
“El mandamiento “No Matarás” tiene un valor absoluto cuando se refiere a la persona inocente”. “Confirmo que la eliminación directa y voluntaria de un ser humano inocente es siempre gravemente inmoral”.
Es la misma tesis de Pío XI y de Pío XII. En consecuencia, no es inmoral la eliminación de la vida de un ser humano culpable. El mandamiento “No Matarás”, no se refiere a los culpables, sino sólo a los inocentes, según la doctrina de Juan Pablo II. Por eso dice con respecto a los reos:
“La pena que la sociedad impone tiene como primer efecto el de compensar el desorden introducido por la falta. La autoridad pública debe reparar la violación de los derechos personales y sociales mediante la imposición al reo de una adecuada expiación del crimen… La medida y la calidad de la pena deben ser valoradas y decididas atentamente , sin que se deba llegar a la medida extrema de la eliminación del reo, salvo cuando la defensa de la sociedad no sea posible por otro modo”
En consecuencia, según Juan Pablo II, que sigue la doctrina tradicional de la iglesia, si la pena de muerte es el único modo de defender a la persona y a la sociedad contra un agresor, la pena de muerte está permitida. La permisión depende del juicio que haga la autoridad.
Enrique Maza.
Sacerdote jesuita.
Lo pleno y lo vacío.
Ediciones Proceso.
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domingo, 11 de octubre de 2009
CIERREN LOS OJOS Y RECEN

CINCO SIGLOS DE PROHIBICIÓN DEL ARCOIRIS EN EL CIELO AMERICANO
(Fragmento)
-Vinieron. Ellos tenían la Biblia y nosotros teníamos la tierra. Y nos dijeron: "Cierren los ojos y recen". Y cuando abrimos los ojos, ellos tenían la tierra y nosotros teníamos la Biblia.
Arzobispo Desmond Tutu.
Eduardo Galeano
Ser como ellos y otros artículos
Editorial Siglo XXI.
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domingo, 27 de septiembre de 2009
CON LA PANZA LLENA

¿POLITICA CRISTIANA?
(Fragmento)
En febrero de 1977, un sacerdote conservador fue nombrado arzobispo en un pequeño país hermano de México. El hombre era modesto y bueno, y conservador. No se esperaba gran cosa del nuevo prelado afecto a los libros de teología. En cuestión de meses, de semanas, su responsabilidad en un país muy pobre y trastornado por la violencia lo transformó. En su conversión, el arzobispo de San Salvador, Óscar Romero, tomó la medida de la tragedia que significaba la pobreza en su país. Vio con nuevos ojos a los niños que morían de disentería y a los pueblos devastados por la malnutrición, la falta de trabajo y la desesperanza.
No tardó en identificar las causas políticas y económicas de esta “ciudad de la injusticia y del odio” y dedicó los tres últimos años de su vida a los pobres. De cierta manera, su historia es demasiado clásica, es sólo otra historia de santos. Santo y mártir, puesto que su conversión le valió ser asesinado en su catedral, al pie del altar. Al decir santo, anticipo una decisión de la burocracia vaticana, pero la causa de su beatificación está abierta y muy seriamente documentada.
Dos años después, cuando el Papa polaco vino a Puebla en 1979, todos los obispos de América Latina reunidos en esta ciudad proclamaron: “Del corazón de América Latina, un grito sube a los cielos, siempre más fuerte, siempre más imperativo. Es el grito de un pueblo que sufre, el grito de los pobres”. Y los obispos intitularon uno de los capítulos de su documento: “La opción preferencial por los pobres”.
En 1986, cuando los obispos de Estados Unidos publicaron su pastoral sobre la economía, retomaron la opción preferencial por los pobres como base de su análisis de la situación en el país más rico y poderoso del mundo. En 1994 volvieron a recordar que “nuestras comunidades parroquiales están juzgadas en función de su servicio para ‘los más pequeños’, los que pasan hambre, que no tienen un techo, sin trabajo, enfermos, los que se encuentran en la cárcel, los extranjeros”.
¡Hermoso programa! Programa machacado por Juan Pablo II y por Benedicto XVI. Bien lo dijo el gran teólogo alemán Jürgen Moltmann: “Leer la Biblia con los ojos del pobre no es lo mismo que leerla con la panza llena. Cuando se lee a la luz de la experiencia y de las esperanzas de los oprimidos, los temas revolucionarios de la Biblia, la promesa, el éxodo, la resurrección y el espíritu toman vida”.
Jean Meyer. Nota completa en:
http://www.eluniversal.com.mx/editoriales/45589.html
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miércoles, 19 de agosto de 2009
NO FALTAN CATÓLICOS GENEROSOS

Entraban y entraban peregrinos a la nueva Basílica de la Guadalupana: descalzos, en huaraches, de rodillas, los brazos en cruz, lagrimeando algunos, suplicando todos un milagro a la Virgen morena alumbrada ahora por racimos de lámparas en su templo nuevecito.
También Jesucristo y sus discípulos le rezaron un rato largo a la Virgen y oyeron misa de once.
Luego descendieron por la rampa hacia la zona de establecimientos comerciales. Más que un tianguis de pueblo, aquello parecía un supermercado donde se podía comprar de todo: desde estampas y artículos religiosos hasta discos y ropa. Un vendedor que no les vio cara de pobres trató de enjaretarles unos bonos guadalupanos, emitidos para costear la millonada de pesos que se ha gastado en la construcción de la nueva basílica -les explicó el vendedor-. Y gracias a Dios no faltan católicos generosos, como aquel señor, miren – y señaló a un hombre bien trajeado que caminaba rumbo al estacionamiento-. Acaba de comprar ochenta y cinco mil pesos en bonos guadalupanos. Así como lo oyen, sin aspavientos: sacó la chequera y zas, escribió ochenta y cinco mil pesos y se fue tan tranquilo. Es edificante, ¿no les parece?
Pese a sus esfuerzos por hacerles adquirir siquiera un bono, el vendedor no logró sacar un quinto a Jesucristo y sus discípulos. El maestro salió con ellos al atrio y juntos rodearon la construcción para dirigirse a la antigua basílica.
-Yo venía cada mes- recordó Pedro Simón.
-Yo cada año, en diciembre, cuando las fiestas- dijo Juancho Zepeda.
Se detuvieron todos porque Jesucristo se detuvo para observar de lejos a un anciano andrajoso que con voz muy bajita cantaba una canción mientras extendía su mano hacia los peregrinos. Una mujer encorvada, envuelta en un rebozo negro, se hallaba en aquel instante frente al mendigo. Se veía tan miserable como él y nadie se hubiera extrañado de encontrarle a las puertas de un templo pidiendo limosna. La mano temblorosa de la mujer hurgó en el interior de una bolsa de ixtle, hasta que al fin extrajo unas cuantas monedas que depositó en la palma callosa del anciano cantor.
-¿Se fijaron?- dijo Jesucristo a sus discípulos-. Eso sí es edificante, más que los bonos del tipo de los ochenta y cinco mil pesos.
-Sí, ¿verdad?
-Aquel dio nada más un poco de lo que le sobraba para un templo muerto, mientras esta mujer dio todo lo que tenía para un templo vivo.
Vicente Leñero
El evangelio de Lucas Gavilán
Joaquín Mórtiz.
domingo, 16 de agosto de 2009
ESTA OBSTINACION

SANTO DIOS, SANTO FUERTE, SANTO INMORTAL
(Fragmentos)
I
“A las ocho y cincuenta y siete post meridianum hubo en San Salvador un fuerte temblor de 3 o 4 minutos, con crujimiento de vigas y aullido de perros. Había sido precedido de retumbos”
Servicio Sismológico Nacional.
II
“En abril del mismo año nadie podía presentir una catástrofe. Poco antes de la semana santa se comenzaron a sentir unos temblores de tierra no muy fuertes y de poca duración. El Viernes Santo por la tarde, hubo un temblor en los momentos de la Procesión del Santo Entierro. El Domingo de Resurrección hubo sacudimientos terrestres durante todo el día, pero a las nueve de la noche hubo uno fuerte que alarmó a la población y muchos habitantes dispusieron dormir en los patios: muy buena precaución porque a las once de la noche ocurrió un fuerte sacudimiento que dejó en ruinas a San Salvador e hizo levantar una inmensa polvareda y fue acompañado de un retumbo. Pocas víctimas hubo en aquel entonces, porque el temblor de las nueve de la noche fue un saludable aviso. Sólo el General Ciriaco Bran (que había sido miembro del Consejo de Guerra que condenó a muerte al Capitán General Gerardo Barrios) impidió a su familia que saliera a dormir al patio de la casa y la consecuencia de esta obstinación que quedar él sepultado bajo los escombros y la muerte de dos de sus hijas. Desde el montón de ruinas se oyó la voz del General que decía: “Ahora sí, ya creo en Dios”.
Roque Dalton
Las historias prohibidas del Pulgarcito
Editorial Siglo XXI.
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lunes, 3 de agosto de 2009
LO QUE SUCEDIÓ EN TU ALMA

(Fragmento)
Además de esto, aunque esa virtud del agua fuese verdad, ¿por qué confías a manos extrañas la cabeza de tu hijo? ¿Por qué no le echas el agua tú mismo? ¿El agua que eche en la cabeza de su hijo un hombre honrado, será peor que la que eche un casi siempre vicioso, que te obliga a tener mujer teniendo él querida, que quiere que tus hijos sean legítimos teniéndolos él naturales, que te dice que debes dar nombre a tus hijos y no da él su nombre a los suyos?
No haces bien si crees que un hombre semejante es superior a ti. El hombre que sabe más no es el que sabe más latín, ni el que tiene una coronilla en la cabeza. Porque si un ladrón se hace coronilla, vale siempre menos que un hombre honrado que no se la haga. El que vale más es el más honrado, luego la coronilla no da valer ninguno.
El que más trabaja es el que es menos vicioso, el que vive amorosamente con su mujer y sus hijos. Porque un hombre no es una bestia hecha para gozar, como el toro y el cerdo; sino una criatura de naturaleza superior, que si no cultiva la tierra, ama a su esposa, y educa a sus hijuelos, volverá a vivir indudablemente como el cerdo y como el toro.
Aunque tú seas un criminal, cuando tienes un hijo te haces bueno. Por él te arrepientes; por él sientes haber sido malo; por él te prometes a tí mismo seguir siendo honrado: ¿no te acuerdas de lo que sucedió en tu alma cuando tuviste el primer hijo? Estabas muy contento; entrabas y salías precipitadamente; temblabas por la vida de tu mujer; hablabas poco, porque no te han enseñado a hablar mucho y es necesario que aprendas; pero, te morías de alegría y de angustia. Y cuando lo viste salir vivo del seno de su madre, sentiste que se te llenaban de lágrimas los ojos, abrazaste a tu mujer, y te sentiste por unos instantes claro como un sol y fuerte como un mundo. Un hijo es el mejor premio que un hombre puede recibir sobre la tierra
José Martí (1853-1895)
Textos de Combate
UNAM. Biblioteca del Estudiante Universitario.
miércoles, 29 de julio de 2009
LAS RECOMENDACIONES QUE NOS HACE JESUS

CONSTRUIR LA PAZ ENMEDIO DE LA GUERRA
Luchar por la paz significa no sólo tomar una posición pacifista simple, sino integral. Esto pasa por cuestionar al sistema capitalista neoliberal, pero también nos interpela en el uso de la violencia como el único método para liberarnos o para enfrentar la injusticia. Vale la pena revisar seriamente el pensamiento de Gandhi y del propio Cristo, con respecto al papel de la no-violencia-activa, como alternativa para construir una sociedad no sólo donde quepan todos, sino en la cuál no se tenga que sacrificar a nadie para conservar la paz y el orden.
En este sentido, los cristianos no deben olvidar de seguir al píe de la letra las recomendaciones que nos hace Jesús: no matarás, amar al enemigo, no estar apegado a nuestras propiedades y por último, devolver bien por mal. Cosas que Gandhi y otros luchadores no violentos lo llevaron a la práctica hasta sus últimas consecuencias, esto no es una referencia al margen, mucho menos cursilería de pacifistas o estupidez política inviable. Estas recomendaciones, son el único camino para librarnos del uso de la violencia como la única salida para restaurar el orden, la paz y la justicia. Jesús, nos ofrece el camino aparentemente menos lógico, racional e ineficaz del amor hacia la humanidad, que se expresa claramente a través de la no violencia.
Por eso, los humildes y sencillos son los más abiertos a este mensaje, ya que ellos han vivido en carne propia la violencia que se ejerce a través de la guerra.
La no-violencia, nos invita a estar del lado de las victimas generadas por cualquier sistema, gobierno, sociedad o comunidad. Jesús nos llama a ser sus defensores aunque en ello tengamos que recorrer su propio camino. Y la pregunta que Dios nos hará al final de nuestra existencia será: ¿De que lado estuvimos? ¿A quién defendimos? ¿Por quien optamos? Preguntas a las que los poderosos no podrán evadir ni ahora ni al final de su vida.
Obispo Samuel Ruiz
Construir la paz en medio de la guerra.