Mostrando entradas con la etiqueta Narcotráfico. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Narcotráfico. Mostrar todas las entradas

jueves, 11 de febrero de 2010

ES QUE ANDABAN EN MALOS PASOS




ADIOS A LOS NIÑOS.
(Fragmentos)
La verdad, ya no tiene chiste ser joven. Antes era más divertido, soñador y hasta prestigioso. Los jóvenes en México conocen hoy la sangre demasiado pronto, y de maneras mucho más terribles que en el pasado. No podemos reprocharles que les urja ser grandes y se comporten como tales desde temprana edad. Mueren estadísticamente, sin heroismo, de manera absurda. Lejos de Se llevaron el cañón para Bachimba o los estudiantes de los años 60 del siglo pasado, son carne de cañón de los juegos de guerra de los grandes. No es que quieran crecer, no les queda de otra en una cultura cotidiana de familias a cargo exclusivamente de mujeres que trabajan, con los varones en fuga o metidos en sus cosas, entre el dinero y los excesos (de adrenalina al menos), en búsqueda y ejercicio de “poder”. Así, miles, quizá millones de niños y jóvenes pronto han de ser responsables, si no de madre y hermanos, por lo menos de sí mismos…
…Más pronto que tarde los jóvenes se ven arrojados a un mundo real lleno de peligros y sin mucho sentido, pero imperioso y adictivo, ganado por la violencia. Las calles de México (especialmente en las ciudades del norte, de por sí acostumbradas al color del dinero) se han convertido en un campo de batalla, donde la dichosa línea divisoria entre lo bueno y lo malo que cacarean y dan por sentada el Presidente, su corte de abogados rijosos y los obispos vociferantes, es borrosa o de plano inexistente.
…El prohibicionismo estadunidense ha servido siempre como acelerador del capitalismo bruto. Lo comprobó durante la prohibición del alcohol, que hizo florecer los Capone y los Dillinger. Lo logró con la narcotización de la vida social en Colombia, para incrementar su mercado interno de drogas y mantener precios competitivos. Lo hace hoy con México, aupado en el reforzamiento positivo del Plan Mérida, que sólo alimenta la unilateral, inútil y desestabilizadora “guerra contra el crimen organizado”.
…Así que estas calles peligrosas las debemos a que el vecino del norte cotiza y consume las mercancías que acá generan inestables imperios de dólares y balas y pudren las bases de la convivencia social. (Y de paso florece el mercado, tampoco desdeñable, de las armas de fuego). ¿Cuánto le toma a un estudiante listo, impaciente, quizá ambicioso, entrar de ayudante de Zetas, Familias o el grupo que quieras, para cobrar la protección en los mercados, los Oxxo y los talleres mecánicos? O ayudar con la nómina, mover estos paquetitos, entregar a las señoritas de la cajuela, llevar este recado…
…La matanza de muchachos en un barrio de Juárez no puede reducirse a la sospecha: “es que andaban en malos pasos”, insidiosamente soltada por el gobierno desde el primer momento, sin pruebas, y como si eso lo eximiera de responsabilidad o justificara algo.

Hermann Bellinghausen.
Nota completa en:


.

sábado, 6 de febrero de 2010

CRIMINALIZAR A LAS VICTIMAS




CARTA ABIERTA A FELIPE CALDERON
(Fragmento)
…Cuando apenas han pasado unos días de que 40 jóvenes mexicanos fueran barridos por las balas de sicarios del narco en Ciudad Juárez y Torreón, y la rabia y la indignación, que comparto, siguen vivas, quiero hacerle llegar mi más enérgica protesta por el modo en que usted, señor Calderón, conduce esta guerra y la doctrina en la que basa su estrategia.
Ser comandante en jefe demanda responsabilidades y tareas que usted no ha sabido cumplir. No puedo todavía creer el hecho de que, como si no pasara nada en México, demandara su atención, haya permanecido en Japón haciendo una visita de corte protocolario y, peor aún, que a pesar de haber regresado al país no hubiera volado de inmediato ni a Juárez ni a Torreón.
Los jefes militares que dirigen ejércitos en guerra —usted posó ante las cámaras con uniforme de campaña— deben hacerse presentes en las zonas de combate mas críticas y deben, sobre todo, hacer sentir a la población civil que están dispuestos a compartir los riesgos que implica vivir en la tierra de nadie. Un comandante que aspira a ganar la guerra alienta en el terreno a los combatientes, da la cara a los deudos y responde por las víctimas, estudia con los mandos las condiciones específicas de los escenarios de guerra más conflictivos y supervisa en corto la marcha de las operaciones.
No ha cumplido usted ninguna de las tareas esenciales de verdadero jefe militar. Del hombre que dirige un país que se despeña en el abismo. A punta de spots y declaraciones a la tv, por encendidas que éstas sean, no se ganan las guerras. Tampoco, por cierto, acudiendo al fácil expediente de, a larga distancia y sin investigación y proceso judicial de por medio, criminalizar a las víctimas.
Hay quien festeja que se pierda “la guerra de Calderón”. Yo no soy de esos. Ni voté por usted. Ni le reconozco —en la medida en que no jugaron limpio en los comicios presidenciales de 2006 ni su antecesor ni usted ni su partido, ni la iglesia y el dinero— como presidente. No puedo, sin embargo, menos que acompañar los esfuerzos del gobierno para impedir que el crimen organizado, al que Vicente Fox cedió terreno, se apodere del país. Por eso le escribo, porque creo que actuando como actúa se equivoca y la guerra la perderemos todos.
Además de su conducta como comandante me preocupa la doctrina sobre la que descansa su estrategia y en la que se permean, su actitud ante la masacre en Juárez y antes de eso la manipulación, por mandos militares, del cadáver de Arturo Beltrán Leyva, lo confirman, rasgos distintivos de los regímenes autoritarios a los que la intolerancia conduce a operar con un profundo desprecio a la vida…

Epigmenio Ibarra
Nota completa en:


.

viernes, 5 de febrero de 2010

UNA BALA TE TOCA



EL ANILLO
(Fragmento)

…Francesco saca un billete de cien euros. Está orgulloso. Dice que se casará  antes que los otros y que la boda  la celebrará en Sorrento. Los demás ríen, le envidian, pero saben de dónde viene ese dinero. Los cuatro muchachos se mantienen lejos de los clanes. Demasiado peligro, demasiada fatiga. Salvo Francesco. Mientras tanto, aquellos siguen pasando una y otra vez. Esta vez Francesco lo comprende .Trata de alejarse, despidiéndose rápidamente  de los muchachos. Vincenzo, Guisseppe, Mirko y Simone  no entenden qué sacede. Los tres que estaban acechando allí en la plaza  desde hacía horas empiezan a correr hacia él, sacan las pistolas, los muchachos escapan. Francesco está ya delante de ellos. Los tres tipos tienen las pupilas dilatadas, van atiborrados de coca. Son hombres de Bidognetti, el clan rival, enviados a castigar  a Francesco. Corren, corren, cargan. Vacían dos cargadores Smith & Wesson. Cuando se dispara con una pipa tan pesada la puntería requiere la habilidad de un francotirador. Solo produces ruido y miedo, pero no alcanzas ningún objetivo. Los muchachos logran huir, se meten en un callejón sin salida, pero al final, si logran escalar el muro que separa un pequeño  parque de la calle, podrían conseguirlo. Francesco pone los pies en los agujeros de los ladrillos que faltan, está ya encima del muro. Lo ha escalado en pocos segundos. Le disparan siete veces. Solo una le da en la clavícula, pero ni siquiera se da cuenta. Cuanto una bala te toca de cerca, la herida cauteriza de inmediato y el miedo te impide sentir nada,  te das cuenta luego,  bajo la ducha,  en cuanto el agua caliente te hace salir la sangre del orificio. Se deja caer por el otro lado del muro. Está a salvo. Mirko y Guiseppe parecen dos muñecos articulados. Corren sin aliento. No pueden parar, y los dos se lanzan  con fuerza  contra el muro. Escalan los ladrillos de toba agarrándose hasta con las uñas. Disparan contra ellos cinco veces. A Mirko le rozan bajo el abdomen, a Simone la rozan en el codo. Solo una raascada en la piel, nada más. Saltan el muro. Están a salvo. Los matones están sin aliento, sofocados por la coca, tratan de escalar. Se caen una y otra vez,  no lo consiguen. Oyen que al otro lado los chicos están escapando. La gente ha llamado a la policía. Pero no pueden volver con las manos vacías. Vincenzo y Guiseppe no han corrido hacia el muro. Han empezado a llamar a un montón de puertas. No entendían por qué se les agredía. Nadie les abre. A pesar de conocerles, a pesar de ser los hijos de Rosetta y de Paola, dos señoras conocidas en todo el pueblo, nadie les abre. Y sin embargo todos les han visto desde niños crecer en la plaza. Pero no abren. No saben en qué se han convertido ahora que son mayores. Ellos aporrean las puertas. Les abre una páreja de jubilados. Solo una pareja. Conocen a Guiseppe, al que incluso llaman Peppino. Por supuesto, le encargaron a él el armario empotrado cuando se casó su primera nieta. Abren, y los dos muchachos entran. Los ancianos les ofrecen un vaso de agua y llaman a los carabineros. Les tranquilizan, tratan de saber qué ha sucedido en este pueblo que tan bien conocen. Les gustaría poder decir que todo es distinto, que ya no lo reconocen de cuando eran jóvenes. Pero lejos de ello, lo reconocen perfectamente. Siempre ha sido así. Quizá antes era incluso peor. El lugar común del anciano que añora  el pasado en esta tierra se disuelve miserablemente. A los pocos minutos, sin embargo, vuelven a oir que alguien llama a la puerta. Golpean con los pies y con la culata de la pistola. Los muchachos gritan: “  ¿Qué queréis? ¡Nosotron no tenemos nada qué ver!”. Pero los hombres de Bidognetti tienen que castigar a Francesco, y dado que ha escapado, ahora deben aplicar  el castigo por persona interpuesta. Aunque no sea Francesco, los capos considerarán equivalente el castigo aplicado a alguien próximo a él, un conocido, un paisano, alguien con el que estuviera hablando. A los Bidognetti les llaman “los Medianoche”, porque la noche más negra cae sobre todas sus acciones militares. Entre los tres derriban la puerta, los muchachos tratan de escapar por la ventana de la cocina, pero los matones son hábiles y están enrabiados…

Roberto Saviano
Lo Contrario de la Muerte
Random House Mondadori.

.

domingo, 31 de enero de 2010

LA GUERRA NO ES LA SOLUCIÓN




DESAFIOS DE LA CULTURA NARCO
(Fragmento)

En su novela póstuma, 2666 , Roberto Bolaño relató en toda su crudeza y horror los asesinatos de mujeres en Santa Teresa, transmutación literaria de Ciudad Juárez, enclave fronterizo con El Paso, Texas, donde desde hace décadas gobiernan la violencia y la impunidad. Esas muertes narran un crimen continuo, una historia de nunca acabar. Un empresario poderoso que observa cómo su país está siendo minado por los narcotraficantes en complicidad con la corrupción del poder, decide ganarles "Siendo más criminal que ellos" en la última novela de Carlos Fuentes, Adán en Edén . La manera en que el dinero sucio del narcotráfico penetra en la sociedad provocó picos de rating en la versión para televisión de Sin tetas no hay paraíso , la historia en la que Gustavo Bolívar cuenta cómo una joven de 17 años se prostituye para comprarse pechos más grandes y así acceder al círculo de los traficantes. En La conspiración de la fortuna , Héctor Aguilar Camín dibuja el pueblo de Martiñón Agüeros, un capo del narcotráfico que condensa a cada uno de los pueblos y jefes narcos que con su beneficencia compran voluntades e hipotecan el alma de los más desfavorecidos. La lista viene amontonando títulos en sintonía con el ritmo en que avanzan la muerte y la corrupción por el continente: Rosario Tijeras, de Jorge Franco; La reina del S ur,de Arturo Pérez-Reverte; Balas de Plata , de Elmer Mendoza, o La virgen de los sicarios , de Fernando Vallejo son apenas unos pocos ejemplos con un denominador común: cada golpe al narcotráfico es devuelto con otro golpe aún mayor.
Es lo que le ha ocurrido al presidente Uribe en Colombia, y ahora a Felipe Calderón en México. Mientras tanto, se destruyen personas, familias, pueblos, culturas. Cada día se hace más evidente que la guerra no es la solución al problema y que la única vía posible es enfrentarlo desde la raíz, es decir, desde la despenalización del consumo.
Las inteligencias más lúcidas del continente insisten en que es imperioso llegar a un acuerdo de cooperación entre traficantes y consumidores. Cuando se rompan esos pactos siniestros de silencio y dinero, y los expendios de droga salgan a la luz del día, como el alcohol después de la ley seca, quizás hasta los propios traficantes descubran las ventajas de trabajar dentro de la ley y, al sentirse más seguros, irradien esa seguridad sobre las comunidades a las que comprometen.

Tomás Eloy Martínez
Nota completa en:

.

jueves, 28 de enero de 2010

FUE INÚTIL





LIMPIEZA SOCIAL A LA MEXICANA

Un sociólogo de la Universidad de Chihuahua, 13 amas de casa que estaban en “el lugar equivocado”, 27 jóvenes que no hicieron nada más que tener el cabello corto y escuchar narcocorridos en su mp3, 43 empleados de clase media asesinados, 18 jóvenes puestos contra el paredón y masacrados con AK-47 en un centro para rehabilitación de adicciones. Un reportero aquí, una reportera allá son lo que el presidente Calderón llama daños colaterales de guerra.
Desde hace casi tres años han sido asesinadas en México 15 mil personas; adicionalmente, los conteos de hombres y mujeres desaparecidos van de 3 mil a 5 mil. Durante esta guerra han perdido la vida 725 policías y soldados, lo que nos deja con 14 mil 275 civiles entre los cuales nadie puede identificar con claridad cuántos son criminales y cuántas son personas que incomodaron a las fuerzas del orden.
En América Latina tenemos una historia de la eliminación de grupos sociales considerados indeseables, sin valor social o peligrosos por ser o parecer criminales: jóvenes con adicciones, mujeres de delincuentes, familiares de sospechosos. La limpieza social sólo puede darse en un ambiente autoritario que se niega al diálogo y en el cual no opera un sistema de justicia transparente. La autoridad nos ha dicho que los miles de muertes son producto de malos matando malos y buenos matando malos. Una simplificación muy peligrosa.
Según la organización Irak Body Count (IBC) en Irak, con minas unipersonales, bombas, misiles, metralletas, tanques y millares de soldados, han muerto 12 mil 96 personas al año en ese país invadido. Gustavo de Greiff Restrepo, el ex fiscal antidrogas de Colombia, responsable de la guerra antinarco, declaró que durante toda la guerra hubo 2 mil muertos civiles; 200 narcotraficantes muertos; tres líderes de cárteles; más de 200 narcos en la cárcel y más de 2 mil personas encarceladas relacionadas con el narco. Ahora dice que fue inútil.
Estamos ante una masacre mexicana que se oculta bajo un discurso guerrero que una parte de la sociedad y el Estado han asumido como propio, tal como sucedió en Guatemala y en Colombia. Años después, los paramilitares que admitieron haber asesinado jóvenes adictos y a defensores sociales como parte de la guerra contra el narco quedaron intocados por la justicia.
La opinión pública, amedrentada y harta de la violencia e inseguridad, se vuelve hostil e irresponsable y avala el asesinato como método de justicia expedita. Diga lo que diga Calderón, la inoperancia del sistema de justicia penal ha prohijado una limpieza social operada por militares, policías, políticos y empresarios.
Deshumanizar al delincuente como “enemigo” predispone a la sociedad para aceptar la aniquilación y el asesinato sin cuestionar, sin exigir transparencia y rendición de cuentas. Esta es claramente una guerra por el poder, entre poderes, no una batalla por la justicia y la paz social.
Calderón declaró el sábado que “el mayor reto es imponer la ley en el país”. Eso resulta éticamente insostenible mientras tengamos 15 mil asesinatos sin investigar bajo la coartada oficial de que eran “malos”. Hoy sabemos que muchas personas inocentes han muerto, por eso resulta inaceptable asumir que imponer la ley es discriminar a las y los mexicanos entre “buenos” y “malos”. ¿Quién y cómo lo deciden?

Lydia Cacho
Columna Plan B. Nota completa en:

miércoles, 16 de diciembre de 2009

BOMBAZO



BOGOTÁ 1989


(Fragmento)


En este país parece
como si alguien
hubiera apagado la luz.


Entre las pocas personas que han salido ganando con el actual enfrentamiento entre el gobierno colombiano y los traficantes de cocaína están los vidrieros de Bogotá. El otro día, en un edificio de apartamentos que acababa de perder sus ventanas a causa de una explosión no lejos de ahí, tres equipos de vidrieros iban y venían al trote desde sus camiones hasta el edificio. Con las manos enguantadas, cargaban enormes rectángulos de vidrio que iban colocando con ayuda de bombas de succión, encaramándose por las ventanas rotas y casi sin tomar un respiro para descansar el lomo antes de seguir con el siguiente panel. “Todas las mañanas ponemos la radio y esperamos la noticia”, me dijo uno de ellos, “y cuando la oímos, decimos “!Uy!, ¡Bombazo!!A trabajar! Y salimos para la dirección que dieron en el noticiero. Ha habido mucha bomba, pero también hay muchos vidrieros, así que no es que sea tanto el trabajo, pero yo ya llevo como cinco o seis edificios”.

El hombre dijo que se llamaba Carlos López, y mientras él y su compañero sacaban otra lámina del camión dijo que esperaban estar muy ocupados ese día. Habían estallado siete bombas la noche anterior, la mayoría en este barrio, que se llama Teusaquillo y es uno de los más agradables de Bogotá; data de los años treinta y si las casas de ladrillo rojo con techos de teja no logran el aspecto inglés al que tan evidentemente se aspiró, la culpa es en parte de la vegetación –espléndidos sietecueros de flores púrpura en las esquinas, y begonias rojo sangre y agapantos azules apiñados en los antejardines. Hay algunos edificios modernos de apartamentos, varias sencillas iglesias de ladrillo y –una bendición en una ciudad atormentada por el ruido y la congestión- poco tráfico, aunque Teusaquillo está sólo a quince minutos del centro donde se encuentran el Congreso, el Palacio presidencial y varios ministerios. Los partidos principales y muchos políticos importantes tienen sus sedes en Teusaquillo, de manera que, cuando los narcotraficantes decidieron lanzar un ataque contra lo que aquí se conoce como “la clase política” solo se necesitaron ocho minutos y dos carros con varias cargas de dinamita parta devastar las oficinas de nueve políticos. Como las calles no son muy anchas, las explosiones reventaron una cantidad desproporcionada de vidrio, a veces hasta a dos cuadras de las casas dinamitadas. De ahí la euforia de Carlos López al verse rodeado de edificios con gran potencial lucrativo.

Con ese modo particular que tienen los colombianos de hacerle frente a los desastres, los presuntos clientes de López –congregados a la entrada de sus ventilados apartamentos para comentar el hecho y ver cuál vidriero ofrecía mejor precio- no estaban ni histéricos ni indignados. Una mujer que aún se estaba recuperando del susto de haber despertado unas horas antes con el ruido de detonaciones cada vez más cercanas, hasta que una, enorme, arrojó una lluvia de astillas de vidrio en su dormitorio, todavía tenía ánimo para reírse de los vidrieros que llegaban, antes de las siete de la mañana, cinta en mano, a tomar medidas y ofrecer presupuestos.


Alma Guillermoprieto
Al pie de un volcán te escribo. Crónicas Latinoamericanas.
Plaza Janés.

.

martes, 15 de diciembre de 2009

DIME UNA COSA




MISA FRONTERIZAXIII


Caminito del narcotráfico, tú que pasas por mi Frontera, dime una cosa, ¿cómo le haces pa seguir cruzando?



Luis Humberto Crostwhite
Hecho en México.
Literatura Mondadori.

.

lunes, 7 de diciembre de 2009

DIOS DISCERNIRÁ ENTRE JUSTOS E INJUSTOS





2006-2009: LAS CABEZAS CORTADAS DEL “OTRO ESTADO”
(Fragmento)


La intervención creciente del Ejército, elemento clave en la ofensiva de Calderón, resulta contraproducente a juzgar por  el cúmulo de protestas. En las Comisiones de Derechos Humanos abundan  las denuncias por violaciones de mujeres  y allanamientos domiciliarios que llevan a cabo oficiales y soldados. Además, todo a la vez, se acreciente el fenómeno de los paramilitares, brotan por doquier grupos de autodefensa, se arman las comunidades y los equipos  de protección privada son un gran ejército fragmentado. A diario continúan las matanzas y los hechos escalofriantes: un jefe policiaco y su esposa asesinados y sus cuatro hijos quemados vivos; un periodista enterrado vivo;  incursiones en bares donde se asesina a los asistentes (probablemente con la consigna medieval por delante: “Dios discernirá entre justos e injustos”); ejecuciones en sitios públicos al mediodía, cabezas cortadas que se arrojan a las puertas de instituciones de justicia. Los más de quince mil muertos de las guerras del narco que se contabilizan  en el sexenio de Calderón aún no apuntan en lo mínimo a la eficacia de la estrategia gubernamental. El temor sustituye  a la presunción (“Esto no es cosa mía, que se maten entre ellos”).

Carlos Monsiváis
Los mil y un velorios
Día Nacional del libro 2009.


.



martes, 20 de octubre de 2009

FUTURAS AMENAZAS EN POTENCIA


LOS VERDUGOS LATINOAMERICANOS
LAS FUERZAS ARMADAS: DE LA CONTRAINSURGENCIA A LA GLOBALIZACIÓN
(Fragmento)

No obstante su aceptación a regañadientes de las repúblicas formalmente electoral – parlamentarias (y la consiguiente reducción del gasto público, incluido el militar, que estas han llevado a cabo aplicando las recetas del FMI y el Banco Mundial), los principales ideólogos y estrategas de las Fuerzas Armadas locales siguen subordinados puntualmente a los dictados estratégicos de las Fuerzas Armadas y el Estado norteamericanos. Si esto no fuera así, no se entendería, por ejemplo, por qué las diversas Fuerzas Armadas nacionales continúan realizando periódicamente los tradicionales ejercicios milita5res conjuntos, bajo la dirección directa del comando sur del Ejército norteamericano. Al crecer y aún profundizarse la ya tradicional sujeción de los militares latinoamericanos al Pentágono, a las Fuerzas Armadas y al Estado norteamericano, la antigua práctica de la exportación de la contrainsurgencia se va progresivamente reemplazando por otro tipo de “internacionalismo”: la participación de las Fuerzas Armadas latinoamericanas en las misiones globalizadas de “paz” y en las incursiones militares en diversos continentes de las últimas administraciones yanquis, por ejemplo la de Bush.
¿Dónde se encuentra ahora, en la nueva agenda de “seguridad”, el “enemigo”? Resulta sintomático que las nuevas doctrinas y agendas de “seguridad” hemisférica de los militares latinoamericanos, aunque cambian el lenguaje, siguen manteniendo a los propios pueblos como enemigos internos y futuras amenazas en potencia. Dichas doctrinas han reemplazado al antiguo fantasma omnipresente del comunismo –típico de la guerra fría y de la supuesta amenaza de una tercera guerra mundial- por “el terrorismo y el narcotráfico”, pero mantienen inalteradas las relaciones de sujeción política con la potencia hegemónica del continente –Los EEUU.-. Por supuesto que, cuando los militares hablan de “combatir el narcotráfico” no están pensando en los grandes traficantes –algunos de los más importantes tienen sede en los Estados Unidos- sino en los empobrecidos campesinos latinoamericanos.
Esa transformación y readaptación doctrinaria, tan solo formal y discursiva, se asienta en un nuevo telón histórico de fondo: la crisis de los Estados-naciones periféricos y la completa renuncia de las burguesías vernáculas a la soberanía nacional (si es que alguna vez la tuvieron…), en aras del libre comercio (ALCA, Tratado de Libre Comercio - TLC o NAFTA, etc) y la integración hemisférica, en un proceso de creciente militarización continental.
En ese nuevo contexto histórico de crisis ampliada surge, nuevamente, la amenaza sempiterna de la intervención militar (para frenar las crecientes resistencias) y la inestabilidad institucional. Las nuevas alianzas de clases tejidas entre la fracción financiera de las burguesías locales de América Latina y el capital financiero trasnacionalizado, no han abandonado el recurso de las Fuerzas Armadas como guardianes políticos del orden interno, para aquel momento cuando la crisis orgánica (económica y política al mismo tiempo) se torne demasiado explosiva y emerja una posible rebelión popular. Para cuando los de abajo no quieran y los de arriba no puedan, como solía decir alguien que conocía un poco de estos temas. Las nuevas hipótesis de conflicto -supuestamente renovadas y adaptadas al nuevo orden internacional- encubren, bajo nuevas formas, el viejo proyecto de sujeción de las sociedades latinoamericanas al talón de hierro de la dominación imperial, la violencia sistemática y el control social

Roque Morgan
Pensar a Contracorriente
Editorial de Ciencias Sociales.
.