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martes, 20 de octubre de 2009

FUTURAS AMENAZAS EN POTENCIA


LOS VERDUGOS LATINOAMERICANOS
LAS FUERZAS ARMADAS: DE LA CONTRAINSURGENCIA A LA GLOBALIZACIÓN
(Fragmento)

No obstante su aceptación a regañadientes de las repúblicas formalmente electoral – parlamentarias (y la consiguiente reducción del gasto público, incluido el militar, que estas han llevado a cabo aplicando las recetas del FMI y el Banco Mundial), los principales ideólogos y estrategas de las Fuerzas Armadas locales siguen subordinados puntualmente a los dictados estratégicos de las Fuerzas Armadas y el Estado norteamericanos. Si esto no fuera así, no se entendería, por ejemplo, por qué las diversas Fuerzas Armadas nacionales continúan realizando periódicamente los tradicionales ejercicios milita5res conjuntos, bajo la dirección directa del comando sur del Ejército norteamericano. Al crecer y aún profundizarse la ya tradicional sujeción de los militares latinoamericanos al Pentágono, a las Fuerzas Armadas y al Estado norteamericano, la antigua práctica de la exportación de la contrainsurgencia se va progresivamente reemplazando por otro tipo de “internacionalismo”: la participación de las Fuerzas Armadas latinoamericanas en las misiones globalizadas de “paz” y en las incursiones militares en diversos continentes de las últimas administraciones yanquis, por ejemplo la de Bush.
¿Dónde se encuentra ahora, en la nueva agenda de “seguridad”, el “enemigo”? Resulta sintomático que las nuevas doctrinas y agendas de “seguridad” hemisférica de los militares latinoamericanos, aunque cambian el lenguaje, siguen manteniendo a los propios pueblos como enemigos internos y futuras amenazas en potencia. Dichas doctrinas han reemplazado al antiguo fantasma omnipresente del comunismo –típico de la guerra fría y de la supuesta amenaza de una tercera guerra mundial- por “el terrorismo y el narcotráfico”, pero mantienen inalteradas las relaciones de sujeción política con la potencia hegemónica del continente –Los EEUU.-. Por supuesto que, cuando los militares hablan de “combatir el narcotráfico” no están pensando en los grandes traficantes –algunos de los más importantes tienen sede en los Estados Unidos- sino en los empobrecidos campesinos latinoamericanos.
Esa transformación y readaptación doctrinaria, tan solo formal y discursiva, se asienta en un nuevo telón histórico de fondo: la crisis de los Estados-naciones periféricos y la completa renuncia de las burguesías vernáculas a la soberanía nacional (si es que alguna vez la tuvieron…), en aras del libre comercio (ALCA, Tratado de Libre Comercio - TLC o NAFTA, etc) y la integración hemisférica, en un proceso de creciente militarización continental.
En ese nuevo contexto histórico de crisis ampliada surge, nuevamente, la amenaza sempiterna de la intervención militar (para frenar las crecientes resistencias) y la inestabilidad institucional. Las nuevas alianzas de clases tejidas entre la fracción financiera de las burguesías locales de América Latina y el capital financiero trasnacionalizado, no han abandonado el recurso de las Fuerzas Armadas como guardianes políticos del orden interno, para aquel momento cuando la crisis orgánica (económica y política al mismo tiempo) se torne demasiado explosiva y emerja una posible rebelión popular. Para cuando los de abajo no quieran y los de arriba no puedan, como solía decir alguien que conocía un poco de estos temas. Las nuevas hipótesis de conflicto -supuestamente renovadas y adaptadas al nuevo orden internacional- encubren, bajo nuevas formas, el viejo proyecto de sujeción de las sociedades latinoamericanas al talón de hierro de la dominación imperial, la violencia sistemática y el control social

Roque Morgan
Pensar a Contracorriente
Editorial de Ciencias Sociales.
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