domingo, 7 de marzo de 2010

EXPERIMENTAR Y SENTIR / FELICIDADES A LAS MUJERES




SEXO ORAL

            Estaba en el aeropuerto llenando una hoja de migración cuando me detuve en la casilla que pone “Sexo” y a continuación un recuadrillo con una F y otro con una M. Volteé a ver a la señora de la línea aérea y le pregunté: ¿En verdad podemos contestar esta pregunta?. Yo, por ejemplo, pienso que ya entradas  en sinceridad, podríamos compartir  con los agentes de migración nuestras costumbres sexuales. Por ejemplo, la señora rechoncha que está a mi lado viajará a Niuyork con un señor igualmente entrado en carnes, que tiene cara de enojo con la vida; esa señora podría poner M por mediocre. Yo (por mi acompañante), podría poner M por lo maravilloso, o F por fantástico. Algunas semanas puedo escribir F  por la falta que me hace, y mi amigo Rubén una MF por mucha falta. Un ex amante que tuve podría poner M por “menudito” o “minúsculo”, y mi amiga que finge orgasmos para encantar a sus amantes F por farsante.
            La mujer de la aerolínea me miró consternada  suponiendo que algún demonio me había encarcelado, y por ello me volví medio loquita. Pero nada de eso, mi salud mental está intacta, al igual que mi sentido del humor y mi amor por la vida y sus placeres.
            Mi reflexión se basa en un asunto meramente gramatical: lo que la migra quiere saber no es nuestro sexo, sino nuestro género, es decir, su pertenecemos al género masculino o al femenino. Pero no supo comunicarlo.
            Esto viene a colación porque ya en el avión, platicaba con mi compañero de viaje las dificultades que la humanidad encuentra para comunicarse. Es muy diferente el lenguaje escrito al lenguaje oral. Por ejemplo, leí que existen en el mundo 40 % más escritores hombres que escritoras mujeres (al menos publicados); sin embargo, la ciencia ha demostrado que las mujeres superamos por mucho a los varones en la destreza oral, es decir, en la capacidad para expresar sentimiento s y pensamientos.
            El lenguaje en el cerebro femenino se localiza en la parte frontal del  hemisferio izquierdo y en otras áreas pequeñas del hemisferio derecho. En cambio, en los hombres no está localizado específicamente: en un escaneo  se puede ver que cuando un tipo habla, se activa el hemisferio izquierdo por completo, mientras busca el centro del lenguaje oral. Bromas aparte, esto puede explicar el por qué si observamos a un par de  amigos (intelectuales y periodistas, además) en el bosque, estos podrían pasar horas tallando madera o pescando casi sin hablar; en cambio, si dos mujeres están juntas de campamento, es seguro que al despedirse hayan reconstruido la  historia de sus vidas.
            Generalizaciones parte (claro está que tanto ellos como ellas pueden ser simplicius o hablar de filosofía), sabemos que la mayoría de los problemas de pareja se centran en la incomunicación. Para demostrar mi hipótesis, mi pareja y unos cuantos incautos en el avión aceptaron hacer un pequeño test sobre qué tanto escuchan y saben de su pareja. Allí les van las preguntas (todas sobre su pareja): ¿cuál es su color favorito?, ¿qué comida aborrece y cuál adora?, ¿cuál es su posición favorita en el sexo?, ¿cómo se llamaba su mascota de la infancia?, ¿qué le pone verdaderamente triste?, ¿quién fue su personaje  heroico en la infancia?, ¿cuál es su pieza de música favorita?, ¿y el libro que más le haya gustado?, ¿cuál es la experiencia más dolorosa que le marcó la vida?, ¿y la más feliz? Enlista cinco cosas que le gustaría hacer para un día perfecto. Enséñale a tu pareja las respuestas y asómbrate.
            Se ha comprobado que una mujer puede hablar sin el menor  esfuerzo un promedio de seis mil  a ocho mil palabras al día, usa tres mil sonidos adicionales y unas nueve mil gesticulaciones. Esto significa que en promedio, una mujer utiliza 20 mil “unidades” comunicacionales para transmitir sus mensajes.  Los hombres, en cambio, usan a diario  entre dos mil y cuatro mil palabras, tienen 1,500  sonidos vocales y usan no más de tres mil señales de lenguaje corporal.
            Las relaciones interpersonales se construyen a través del lenguaje, y las parejas  mejor avenidas son siempre las que escuchan a la otra persona con real interés, las que se conocen. “Conocer” significa tener trato, averiguar y entender al otro, a la otra, experimentar y sentir. Por lo pronto, a mí me queda claro  que mientras yo echaba todo el rollo  sobre lo que la migra quería conocer de mi sexo, mi pareja llenó simplemente  el recuadro M, y yo con ello adquirí tema para un viaje de avión inolvidable y para decir: esta boca es mía.

Lydia Cacho
Esta boca es mía (Y tuya también)
Editorial Planeta.

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