IGLESIAS EN CRISIS Y DERECHO HUMANOS
¿QUÉ TAN GRAVE ES EL PROBLEMA?
(Fragmento)
En México, el país con mayor concentración de católicos en el continente después de Brasil, el Departamento de Investigaciones sobre Abusos Religiosos (DIAR), organismo no gubernamental de defensa de los derechos humanos, publicó en mayo de 2002 los resultados de un estudio de 280 denuncias contra ministros y líderes de diferentes denominaciones y religiones. Del total, treinta y cinco por ciento son agresiones sexuales, cincuenta por ciento son fraudes y casos de explotación económica y quince por ciento caen en la categoría de violaciones diversas a los derechos humanos. Estos incluyen la coerción a través de amenazas para impedir que las personas dejen tal o cual secta o religión, intimidación, persecución, intolerancia y el coartar la libertad de creencias.
En el mencionado estudio, la mayor parte de los afectados son mujeres (55%) seguidas por menores de edad (30%). Solo 15% son hombres adultos. Estos resultados ubican definitivamente a las mujeres y a los niños como los grupos sociales más vulnerables y de más alto riesgo.
El DIAR indica que la mayoría de las denuncias que recibe es contra ministros de iglesias y grupos no católicos diversos, de corte carismático neopentecostal y pentecostal, seguidas por líderes de denominaciones evangélicas, protestantes históricas, sacerdotes católicos y las llamadas sectas destructivas. En la mayoría de los casos, con algunas notables excepciones, las denuncias señalaban a ministros, no a organizaciones, como responsables.
El DIAR afirma que dichas cifras no significan que en las iglesias católicas de México, o en general de Latinoamérica, ocurran menos abusos que en otros grupos religiosos. Explica la diferencia más bien en términos de una mayor disposición de los evangélicos a denunciar ilícitos debido a una mayor conciencia de sus derechos humanos y menos temor supersticioso a los líderes y/o a la institución religiosa. Asimismo, enfatiza que, en contraste, cuando las denuncias involucran a la institución religiosa y no a un solo líder, la Iglesia Católica tiene más denuncias, los casos son más graves, e involucran a mayor número de afectados que en otras organizaciones. Un ejemplo es el caso del sacerdote católico Juan Aguilar, de Tehuacán, Puebla, acusado penalmente desde 1997 de abusar sexualmente de sesenta menores que estudiaban catecismo en su parroquia. Actualmente, el sacerdote está prófugo de la justicia, huyendo para evadir una orden de aprehensión por cargos que incluyen el delito de corrupción de menores. Para el DIAR, la intervención de la diócesis local para encubrirlo ha sido determinante. En 2004, los periodistas Brooks, Egerton y Brendan Case publicaron en un especial de The Dallas Morning News una red de complicidades que corre desde la diócesis de Los Angeles, California, hasta la ciudad de México, que hizo posible que el padre Aguilar delinquiera por décadas en ambos lados de la frontera con la protección de los cardenales de ambas jurisdicciones para eludir la acción de la justicia.
Basado en datos empíricos durante una década de trabajo, el Departamento de Investigación sobre Abusos Religiosos calcula que alrededor de treinta por ciento de los catorce mil sacerdotes católicos en México son responsables de haber cometido algún tipo de abuso de índole sexual contra feligreses o personas de sus comunidades. Esto incluye no tan solo la tan publicitada paidofilia homosexual, sino también la heterosexual (contra niñas), así como el estupro y el uso del secreto de confesión para explotar vulnerabilidades sexuales de mujeres casadas o solteras, siguiendo la ancestral costumbre colonial de los llamados curas solicitantes.
Dr Jorge Erdeley / Dra. Alessandra Ciattini / Dr. Elio Masferrer/ Dr. Jorge René González Marmolejo / Profr. Marcos Hernández Duarte.
Votos de Castidad. El debate sobre la sexualidad del clero católico.
Editorial Grijalbo.
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