jueves, 18 de marzo de 2010
NO ES IGUAL
sábado, 13 de febrero de 2010
LAS GANAS DE ANDAR DE COSCOLINA
sábado, 6 de febrero de 2010
CRIMINALIZAR A LAS VICTIMAS
martes, 2 de febrero de 2010
PREFIERE CALLAR EL HECHO
miércoles, 20 de enero de 2010
NUNCA HUBO MIEDO EN SUS OJOS
Los policías de la montada se recortaron sobre la loma. A un lado de la cruz del cerro se destacaban los grandes caballos que hacían saltar las piedras a su paso. Eran cinco.
-Entuvía podés, Sebastián
-Agarra camino, Sebastián
-Juyíte, vos no tenés pecado
-Jué el Lorenzo el que se lo buscó
-Yo jui. No me voy. No me juygo
Los caballos de los policías bajaron al llano. Se abrieron en una larga línea que abarcaba el pequeño valle
-Todavía podés, Sebastián. Juyite
-Tenés mujer. Juyíte
-Si te agarran, te amuelan, Sebastián
-Tenés hijos, Sebastián. Juyíte
-No puedo. Estoy debiendo. No es bueno jugar al castigo
Los policías desenfundaron sus armas. Un brillo frío brincó de los cañones de las carabinas. Ya están entrando al caserío.
-Córrete, Sebastián. No te han visto. Al poco podés volver. Se van a olvidar
-No
-Sebastián, el Lorenzo era Ladino. Vos sos indio. Corréte
-No. Ansina es como debe ser. Debo quedarme
Los perros empezaron a ladrar. Los policías estaban entrando a las calles del poblado. Ya se les veían las caras. Clarito oyeron cuando el argento ordenó cortar cartucho; el ruido seco y ronco de los cerrojos de las carabinas les llegó a la cara. Los perros seguían ladrando y uno de los policías le dio un latigazo al que estaba más cercano. Todo esto lo vieron desde la casa del Sebastián.
-Escondéte. Podés todavía
-No
-Escondéte. Te van a fregar
-Es el castigo
-Son ladinos los policillas, Sebastián
-Es el castigo
-Castigo de otro es que saben, Sebastián
Los policías se detuvieron a diez metros de los indígenas que los observaban temerosamente.
-Sebastián Pérez Tul: reo de asesinato,- gritó el sargento de policía.
Todos permanecieron callados. Clavaron la vista al suelo
-¿Quién conoce a ese desgraciado?- volvió a gritar.
Sebastián se levantó de su puerta. Se dirigió a los policías. Todos se le quedaron viendo. Algunos cerraron los puños para no detenerlo.
-¿Quién sabe dónde putas está el asesino?- preguntó a gritos el sargento. Todos los ojos se clavaron en el Sebastián que se iba yendo a donde estaban los policías.
-Aquí estoy, gobierno
-¿Quién sos vós?
-Sebastián Pérez Tul
-¿Por qué no te pelaste?
-Porque no
-¿Querés ir a la cárcel?
-Sí
-¿No tenés dinero pa que te defienda un licenciado en Ciudad Real?
-No
-Bueno. Voltéate pa que te amarren.
El Sebastián se dio la vuelta. Quedó de espaldas a los policías y con los ojos quería despedirse de su casa, de su mujer, de sus hijos, de su gente, de sus montañas.
El Sebastián estaba tranquilo. Nunca conoció su boca más palabra que la de la verdad, y nunca hubo miedo en sus ojos, y siempre tuvo la frente erguida. Nunca hubo temor en sus piernas ante el castigo
-Ahora- dijo el sargento
El Sebastián Pérez Tul no supo cómo fue la cosa. La gente oyó un disparo y vieron que aquel caía de rodillas.
-Pa qué perdemos tiempo con éste- dijeron los policías y se alejaron al galope.
-Sebastián, Sebastián, te lo estamos diciendo. Sebastián
Alguien se arrodilló para levantarlo. Le pasó la mano detrás de la nuca y sintió que por los dedos le corría la sangre del Sebastián. Tenía la cabeza destrozada.
-Te lo dijimos. Te hubieras juyido, Sebastián.
Entre varios vecinos levantaron el cuerpo
-Quien dice verdá tiene la boca fresca como si masticara hojitas de hierbabuena…- Así empezó a decir el viejo tata Juan, pero la voz se le quebró y los ojos se le llenaron de lágrimas
Benzulul
Eraclio Zepeda
Fondo de Cultura Económica.
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sábado, 16 de enero de 2010
EL MISTERIO DEL HOMBRE
Monseñor Oscar Arnulfo Romero, arzobispo de San Salvador, llegó a la conclusión, en sus circunstancias concretas, de que la violencia revolucionaria era la única solución para su patria, y así lo predicó. Para unos es un mártir, para otros es un traidor a los ideales evangélicos, un provocador y un defensor de ideologías condenables. Cada quién juzga desde su óptica o desde sus intereses. Los dueños y los representantes del dinero y del poder condenarán siempre a monseñor Romero. Los pobres lo tendrán por santo, por mártir y por modelo.
Alegatos y explicaciones de la violencia –en sus aspectos biológico, psicológico, sociológico, económico, político, moral y religioso- hay muchos y de todos colores. La explicación última queda en la oscuridad y encaja en el misterio del hombre.
Enrique Maza
Sacerdote jesuita y escritor
Lo pleno y lo vacío
Ediciones Proceso.
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lunes, 11 de enero de 2010
CIUDAD JUAREZ, LA CIUDAD QUE MATA (TAMBIEN) A SUS MUJERES
A finales de abril de 2005, políticos, procuradores, activistas, periodistas y deudos de las jóvenes asesinadas se reunieron para la inauguración de la Casa de las Víctimas. Algo nunca visto en Ciudad Juárez, una iniciativa lanzada hace algunos meses y financiada por el estado de Chihuahua. Los locales, que aún huelen a pintura fresca, acogerán a todos aquellos –madres padres, hermanos, hermanas- que lo soliciten. Podrán recibir ayuda jurídica, pero también psicológica. Tras haber cortado la habitual cinta de inauguración rodeado de su esposa, de la procuradora de justicia, de los subprocuradores especiales del Estado y de la Federación, del alcalde y de numerosos responsables de las fuerzas del orden, el gobernador Reyes Baeza se dirige a una gran carpa. Al fondo, un estrado, un pupitre y un micrófono miran hacia un centenar de sillas. Entre la gente que se apretuja aparecen rostros familiares. Burócratas como Guadalupe Morfín, la encargada de la misión del Presidente de la República, o algunos agentes federales con traje y corbata , pero también activistas como Norma Andrade , o simplemente padres, como Paula y Jesús Flores. Todos los actores de esta dolorosa nota roja están presentes.
Es el mediodía, el sol pega fuerte y el protocolo mexicano quiere que el discurso de las diferentes personalidades se sucedan lentamente unos después de otros.
Tras la representación federal, le toca el turno de tomar la palabra a Patricia González. Hace la lectura de un texto corto y cede el lugar al gobernador. Mientras un grupito de unas diez madres se instaló en el centro de la carpa, con Victoria Caraveo al frente, la sonrisa en los labios. Apenas comienza a hablar José Reyes Baeza, se levantan sin decir una palabra y se marchan para dar una conferencia de prensa “improvisada” en la acera, a unos metros de distancia. “Gracias por haber venido”, les dice, irónico, el gobernador, que sigue como si nada hubiera ocurrido. Risas y suspiros, miradas burlonas y vengativas. De golpe, en el aire frota un curioso ambiente. La Caraveo, como una Pasionaria de la causa femenina, arrastra tras de sí a varios periodistas. Las madres que le siguen se sulfuran: “¡Estamos hartas! ¡Arman todo un circo con esta inauguración. No es una casa lo que necesitamos, sino una policía competente y políticos honestos que puedan solucionar este asunto!”. Al cabo de unos minutos el grupo se dispersa.
Durante ese tiempo, el gobernador explica a la asistencia las acciones emprendidas por su equipo en el transcurso de los primeros meses de su administración, cuando –de repente- se escuchan gritos: “ ¡Mentiroso, mentiroso! ¡Es falso: usted no ha hecho nada!”. Los partidarios de Reyes Baeza tratan de sobreponerse repitiendo su nombre. En medio de la algarabía, un alarido: “ ¡Basta, basta de palabras! . Una madre de una víctima, visiblemente en una crisis de histeria, se lanza hacia el estrado, seguida de cerca por varios escoltas del gobernador. Los ojos desorbitados, temblando toda ella, se enfrenta a Patricia González, inmóvil en su silla: “ ¡Ya estoy harta! ¿Cuándo me va a decir quién mató a mi hija? ¿Cuándo lo detendrá? ¿Cuándo se me hará justicia?”. Con un ademán discreto, el gobernador impide que los agentes se la lleven. Mientras que con toda calma mete el texto de su discurso en un folder, escucha. La mujer trata de tomar las manos de la procuradora estatal. “No tengas miedo. No te voy a hacer daño -exclama-. ¿Tienes hijos?. Contéstame. ¿Eres madre de familia? ¿Entiendes entonces mi dolor? ¿Por qué no hacen ustedes nada?”
Concluido el incidente, la ceremonia termina más rápido de lo previsto. Patricia González no abrirá la boca. José Reyes Baeza improvisará una respuesta que parece sincera, pidiendo tiempo y confianza. Pero esta mujer ya no tiene fuerzas para ser paciente. Le quitaron a su hija y nadie es capaz de decirle cómo, por qué y, sobre todo, quién. Un día como cualquier otro en Ciudad Juárez, la ciudad que mata a sus mujeres.
Marc Fernández y Jean-Christophe Rampal
La Ciudad de las Muertas.
Editorial Grijalbo.
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miércoles, 4 de noviembre de 2009
LA PENA DE MUERTE ESTA PERMITIDA

VIOLENCIA
(Fragmento)
Juan Pablo II, en su carta encíclica “El Evangelio de la Vida”, del 25 de marzo de 1995, enmarca la pena de muerte en el contexto de la legítima defensa,
“que puede ser no solamente un derecho sino un deber grave para el que es responsable de la vida de otro”.
Si esta defensa llegara a causar la muerte,
“el resultado mortal debe atribuirse al mismo agresor”.
Ahí sitúa el Papa la pena de muerte. Consecuentemente, el culpable de la pena de muerte es el mismo agresor a quien se le aplica. Su tesis deriva de la doctrina de Pío XII: el criminal pierde el derecho a la vida por su mismo crimen y el Estado le quita el bien de la vida a la que perdió el derecho; en consecuencia, el responsable de su pena de muerte es el mismo criminal.
“Si los medios incruentos bastan para defender las vidas humanas contra el agresor y para proteger de él el orden público y la seguridad de las personas, la autoridad se limitará a emplear sólo esos medios”.
Si esos medios no bastan, la autoridad puede, en consecuencia, usar medios cruentos.
El Papa hace la distinción y lo enfatiza:
“El mandamiento “No Matarás” tiene un valor absoluto cuando se refiere a la persona inocente”. “Confirmo que la eliminación directa y voluntaria de un ser humano inocente es siempre gravemente inmoral”.
Es la misma tesis de Pío XI y de Pío XII. En consecuencia, no es inmoral la eliminación de la vida de un ser humano culpable. El mandamiento “No Matarás”, no se refiere a los culpables, sino sólo a los inocentes, según la doctrina de Juan Pablo II. Por eso dice con respecto a los reos:
“La pena que la sociedad impone tiene como primer efecto el de compensar el desorden introducido por la falta. La autoridad pública debe reparar la violación de los derechos personales y sociales mediante la imposición al reo de una adecuada expiación del crimen… La medida y la calidad de la pena deben ser valoradas y decididas atentamente , sin que se deba llegar a la medida extrema de la eliminación del reo, salvo cuando la defensa de la sociedad no sea posible por otro modo”
En consecuencia, según Juan Pablo II, que sigue la doctrina tradicional de la iglesia, si la pena de muerte es el único modo de defender a la persona y a la sociedad contra un agresor, la pena de muerte está permitida. La permisión depende del juicio que haga la autoridad.
Enrique Maza.
Sacerdote jesuita.
Lo pleno y lo vacío.
Ediciones Proceso.
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miércoles, 29 de julio de 2009
LAS RECOMENDACIONES QUE NOS HACE JESUS

CONSTRUIR LA PAZ ENMEDIO DE LA GUERRA
Luchar por la paz significa no sólo tomar una posición pacifista simple, sino integral. Esto pasa por cuestionar al sistema capitalista neoliberal, pero también nos interpela en el uso de la violencia como el único método para liberarnos o para enfrentar la injusticia. Vale la pena revisar seriamente el pensamiento de Gandhi y del propio Cristo, con respecto al papel de la no-violencia-activa, como alternativa para construir una sociedad no sólo donde quepan todos, sino en la cuál no se tenga que sacrificar a nadie para conservar la paz y el orden.
En este sentido, los cristianos no deben olvidar de seguir al píe de la letra las recomendaciones que nos hace Jesús: no matarás, amar al enemigo, no estar apegado a nuestras propiedades y por último, devolver bien por mal. Cosas que Gandhi y otros luchadores no violentos lo llevaron a la práctica hasta sus últimas consecuencias, esto no es una referencia al margen, mucho menos cursilería de pacifistas o estupidez política inviable. Estas recomendaciones, son el único camino para librarnos del uso de la violencia como la única salida para restaurar el orden, la paz y la justicia. Jesús, nos ofrece el camino aparentemente menos lógico, racional e ineficaz del amor hacia la humanidad, que se expresa claramente a través de la no violencia.
Por eso, los humildes y sencillos son los más abiertos a este mensaje, ya que ellos han vivido en carne propia la violencia que se ejerce a través de la guerra.
La no-violencia, nos invita a estar del lado de las victimas generadas por cualquier sistema, gobierno, sociedad o comunidad. Jesús nos llama a ser sus defensores aunque en ello tengamos que recorrer su propio camino. Y la pregunta que Dios nos hará al final de nuestra existencia será: ¿De que lado estuvimos? ¿A quién defendimos? ¿Por quien optamos? Preguntas a las que los poderosos no podrán evadir ni ahora ni al final de su vida.
Obispo Samuel Ruiz
Construir la paz en medio de la guerra.
jueves, 25 de junio de 2009
ESTALLARÁ LA VIOLENCIA

Toda situación de fuerza, de explotación, de opresión, de dominio, de miseria correspondiente a la acumulación de riquezas, de injusticia estructurada o generalizada genera –más temprano o más tarde- explosiones de violencia. Es lo que Estados Unidos no quiere entender de la situación centroamericana, por ejemplo. Es lo que tendrá que pasar algún día con la deuda exterior de América Latina, porque es una situación violenta de usura internacional a gran escala, con sus consecuencias de agotamiento económico, de empobrecimiento y de miseria generalizada. Estallará la violencia. Llámese Sendero Luminoso, guerra de las drogas, guerrillas, Ejército Zapatista o miseria generalizada.
Enrique Maza
Sacerdote jesuita y escritor
Lo pleno y lo vacío
Ediciones Proceso.
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