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martes, 14 de julio de 2009

EL ATEMORIZADO VAQUERO


LA JEFA
(Fragmentos)


I
Marta Sahagún Jiménez o Marta de Fox ama desesperadamente los reflectores, los micrófonos y el protagonismo, y aquel 2 de julio de2001 tuvo conciencia de que la fotografía de su boda con Vicente Fox daría la vuelta al mundo. Por eso, previsora, la noche anterior pidió una cámara a la oficina del Centro de Producción y Programas Especiales de Presidencia, para retratar el famoso beso en la boca, que luego fue a los canales de televisión y a los medios gráficos. La misma que los mexicanos miraron con devoción como si fuera el final de una novela rosa de Televisa que les hizo olvidar por un buen rato las desilusiones que ya generaba Fox en sus votantes. El “cambio” tan esperado comenzaba a no sentirse, el ambiente político andaba algo convulsionado, la tan ansiada paz en Chiapas no llegaba, a pesar de la exitosa marcha zapatista por todo el país, y eso que el presidente había prometido resolver el conflicto en “15 minutos”; además, el toallagate, la escandalosa compra de menajes para la remodelación de Los Pinos, entre los que se contaban toallas de 80 dólares cada una, había hecho bajar la popularidad del guanajuatense, aunque no en términos preocupantes.
Esa misma foto alcanzaría a la prensa italiana. Terrible para Lillian, la ex esposa, y las hijas caminar por las calles de Roma mientras veían la imagen de su padre anclado a la boca de la mujer que más odiaban. Aunque en apariencia feliz, Vicente no podía eludir la culpa inmensa que tal acontecimiento le causaba cuando pensaba en sus hijas. Quizá por ello, un mes después del enlace, el grandote llamó a Lillian, a quien jamás dijo una palabra del asunto ni dio una explicación, ya que sólo Ana Cristina tuvo la “exclusiva” antes de su consumación.
—Sota, ¿cómo estás? —se identificó un atribulado presidente.
—Vicente, ¿qué paso, papá?, ¿qué pasó? —preguntó una estupefacta Lillian.
Un silencio mortal fue el preámbulo de la abrupta interrupción de la llamada que apenas comenzaba.
—No puedo hablar ahora, Sota, porque ahí viene Marta — concluyó el atemorizado vaquero.
II

Esa misma noche, durante la cena de homenaje, los periodistas ávidos y ansiosos se lanzaban sobre la diminuta mujer que apenas días antes era la misma que se sentaba frente a ellos, los llamaba “chicos” y les pedía que la interrogaran sobre la política y el gabinete.
La misma que cometía errores garrafales. La que off the record les hablaba de su amor por el presidente. La misma polémica y controvertida ex vocera que el gabinetazo foxista —por lo menos su gran mayoría— odiaba y temía. Por ahí andaba el psicólogo presidencial Ramón Muñoz, el que tenía como hobby “intervenir” los teléfonos de los miembros del gabinete y hasta el de Marta y el del mismísimo presidente. Al más puro estilo Don Corleone.
Personaje oscuro, ex seminarista, de ideas y prácticas de la ultraderecha católica, intrigante y controlador, detestaba a la flamante primera dama —sin embargo, había trabajado estrechamente con ella en Guanajuato—, a la que “supervisaba” en todo: en sus relaciones personales, laborales y familiares.
Y también Alfonso Durazo, ex vocero del asesinado candidato Luis Donaldo Colosio, que había abandonado el PRI para sumarse a la campaña foxista, ganándose la confianza del ranchero de Guanajuato. Tampoco era amigo de Marta, aunque pueden tranquilamente construir pactos temporales de convivencia. Ambos eran “el cerco” que muchas veces impedía que pudiera influir más en las decisiones políticas de su amado. Se decía en el círculo íntimo alrededor de Sahagún que ella no veía la hora de “sacárselos de encima” a los dos. Ese día disimuló todo lo que pudo y controló sus emociones como le enseñaron las monjas; los saludó sonriente mientras apretaba la mano del presidente.
—¡Tú ya no das conferencias...! —le espetó Vicente Fox, jalándola de un brazo cuando ella intentaba acercarse al lugar de los periodistas.

III

Para los jerarcas de la Iglesia católica mexicana, que veían en Vicente Fox la gran posibilidad de ingresar al poder perdido por culpa de una larguísima gestión de presidencias anticlericales, esta boda era un sacrilegio, una “irregularidad”, y no dejaron de levantar su báculo en señal de condena. Y junto a ellos, grupos minoritarios de ultras aportaron ideas: “Quien se separa de su esposa y se une a otra por las leyes civiles cae en estado de adulterio”, exclamo horrorizado Jorge Serrano, presidente de la organización derechista Provida. Sin embargo, la boda, según encuestas, tenía el respaldo mayoritario de los mexicanos, que en 75% la apoyaban.
—Cuando me enteré de la boda del presidente me sentí muy mal.
Estoy preocupado porque yo creo que la señora Mercedes [Quesada] debe estar peor. La señora seguro no acepta esta boda tan fácilmente. Ella es demasiado católica, —así se expresó desde Guanajuato el sacerdote, y amigo de la familia Fox desde hace más de 40 años, José Salazar.
“Ellos pueden participar de la Santa Misa, escuchar las Sagradas Escrituras, hacer obras de amor al prójimo y de justicia, tiene muchos caminos para su santificación. Por supuesto, están excluidos de la comunión eucarística que es la máxima expresión de la comunión en la Iglesia, pero no están excomulgados, ni la Iglesia los considera en pecado; son miembros de la Iglesia y el día que ellos reciban la sentencia de nulidad de sus respectivos matrimonios, entonces sólo así podrán pensar en segundas nupcias.” Fueron éstas las palabras del conservador cardenal primado de México Norberto Rivera. Vicente Fox Quesada se estremeció: más dependiente de las normas eclesiásticas que su nueva esposa, temía el castigo divino.
Es más, según quienes lo conocen bien, “temía y teme el infierno”.
Joaquín Navarro Valls, el vocero del Papa y miembro activo del Opus Dei, confirmó lo que a los ojos de cualquier católico era una condena del matrimonio, es decir, que la decisión de Fox de casarse por lo civil había causado en el reino de San Pedro “un cierto desconcierto”. Y sobre todo se encargó de desmentir rotundamente que hubiera alguna resolución favorable sobre la anulación matrimonial del presidente.

Olga Wornat
La Jefa
Grijalbo.
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lunes, 13 de julio de 2009

LA CENICIENTA DEL BAJIO


LA PAREJA
(Fragmento)

Señora de ambición y temple, Marta Sahagún pudo satisfacer sus caprichos y desmesura al lado de Vicente Fox.
No vivió un romance como Eva Duarte, que enamoró a Juan Domingo Perón desde el primer minuto. Lo vio de frente y le dijo en las gradas del Luna Park, en Buenos Aires: “Gracias por existir, coronel”. No necesitó la desmedrada actriz de sutilezas o algún ardid para atraer al militar. Le bastó su sonrisa, el cabello rubio, la gracia que desciende del cielo como un milagro.
Tiempo paciente le costó a Sahagún quedarse con Fox. Padeció un trato duro, reprimendas en público, humillaciones, pero resistió. Mundana, como no lo fue el ranchero que se hacía político, lo aventajaba en la vida. Fox no fue noviero, más que tibio con las mujeres y ella supo de los bailes desde jovencita (“Tuve novio desde los doce años en Zamora”). Además, Fox sufrió un matrimonio infértil (adoptaría cuatro niños) y ella tuvo tres hijos con su esposo Manuel Bribiesca.
Lino Korrodi, testigo de los ires y venires de Fox, de sus amigos y conocidos, describe a Sahagún como un ser mediocre. “Sin ánimo de desprestigiar”, no recuerda de ella algún mérito sobresaliente. Se cubría con una modestia que, hoy se sabe, ocultaba una ambición hasta literaria, historia de ficción cierta e irreal. Se vestía en la misma tienda que Lillian de la Concha, la esposa de Fox, “un poquito clase media” y si acaso lucía una joya pequeñita. Unido el pasado a su actual gloria palaciega, Rafael Rodríguez Castañeda la llamó en un texto periodístico: “la cenicienta del Bajío”.
Ya en plena campaña, Vicente la hizo su vocera y ella hizo sentir que era algo más que un cuadro político. Vicente, hombre espectáculo en ese entonces, se mantuvo sensible al que dirán y Marta, empeñada en mostrarse como mujer de Fox, respondió: que digan. Tiempo después, ya en los Pinos, Fox se dejó alcanzar y Marta lo condujo al registro civil.
Siguió la historia que mortifica: Fox aceptaba los estragos del tiempo y su esposa rejuvenecía en la costosa cirugía plástica y el maquillaje exquisito; Fox decaía política y humanamente y Sahagún se cubría de sedas y alhajas; Fox se declaraba demócrata y ella se le emparejaba y superaba, adalid de las mujeres. Primera dama, se hace llamar. Primera dama, expresión aristocrática, ofensiva.
Lino Korrodi no sale de su desencanto. Revive al Fox de los días de campaña y la voz se le hace amarga. Le gustaría que los sueños de entonces fueran los sueños de hoy y no la dramática enfermedad que abate al organismo completo del país.
Recuerda a Fox entusiasta, seductor. El fuego de la oratoria le empapaba la ropa, desencajaba el rostro y así se mostraba a todos, agotado y feliz. Fue un hombre que hizo visible la quimera. México se transformaría al un-dos de su paso enérgico, zancada de gigante. A riesgo de lo que fuera, castigaría a los corruptos y despejaría al horizonte de las nubes negras que anuncian sufrimiento. De las infamias en su contra, la lejanía de las mujeres en un varón tan atractivo, nada quedaba. Su valor civil destrozaba la mofa cruel.
“Siempre echado para delante –dice Korrodi-, yo vivía con orgullo mi amistad con Vicente. Me conmovía el trato con sus hijos, el celo por la familia, los valores de la intimidad. Cuánto lo quise, cuánto lo quisimos todos”

Julio Scherer García
La Pareja
Plaza Janés
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domingo, 12 de julio de 2009

EL MEJOR TOLOACHE



LA RESUCITADA

(Fragmento)

¿Existe control en los Pinos? ¿Puede ingresar un hombre y decir que es un obispo, cuando es un santero? ¿Qué dicen los registros?

Felipe Campos vive en un sucio y gastado apartamento ubicado a pocos minutos del Centro Histórico. Dice que es amigo de la primera dama desde la campaña electoral, tira las cartas, adivina el futuro y hace trabajos “buenos y malos”, dependiendo de los dólares que uno esté dispuesto a pagar. Es un sacerdote de la santería cubana que jura que alguna vez fue sacerdote, pero que abandonó “cansado de que sus pares le hicieran maldades”. Muestra fotografías, varias de ellas abrazado a Vicente y Martha en la campaña presidencial. Otras oficiando su rito en los Pinos. Advierto que uno de los retratos es reciente, por la fisonomía de la gobernante.

-¿El toloache? Yo fui quien le aconsejé a Martha que lo utilizara. Pobre señora, estaba desesperada y triste porque el presidente… no sabía qué hacer. Usted sabe, el hombre no le hacía caso, no le prestaba atención. Gracias a mí se casó con el presidente, porque él no quería. Ella empezó a dárselo en gotas durante las comidas y las bebidas. Y el hombre cambió. Ahora hace un tiempo que no me llama…

Ana Cristina y Paulina Fox viven preocupadas por el presente y futuro de su “progenitor”. Cada vez que le preguntan a Martha que es “eso” que pone en las comidas de su padre, ella responde “vitaminas”. Y las susodichas vitaminas viajan a todas partes , jamás faltan del necessaire del de la dama.

Un extenso artículo publicado el año pasado en La Revista de El Universal describe una parte del esoterismo que rodeó desde los inicios a Vicente Fox y a su dama. Rebeca Moreno Lara Barragán, una inquieta y ansiosa mujer de 33 años y abundante cabello rojo, es directora de logística y mano derecha de Martha. Fanática del ocultismo, se hace llamar “Kadoma Sing Ya”, que en la santería significa: “lo que siempre está vibrando”. Es amiga del famoso publicista Santiago Pando, el que aseguró que muchos de los spots de la campaña presidencial de Fox fueron “inspirados en el esoterismo” y un chamán dijo que debía llevar a Vicente Fox a su casa a filmar, porque en la misma había “una legión de ángeles”.

Rebeca acompaña a Gina en todos los rituales que se realizan en Los Pinos, pero como se detestan, algunas las vieron pelearse a gritos, Rebeca tiene como brujo de cabecera al cubano Jorge Berroa y Gina Morris a Felipe Campos. Y aquí es donde los intereses del más allá chocan como planetas en el espacio. Pero como de espiritualidad se trata, liman sus asperezas con indiferencia y se encargan de conseguir el mejor “toloache” para los brebajes vitamínicos que toma el presidente, pagan a los brujos y médium que la “Jefa” necesita, encienden el incienso en las cabañas para que espante las malas vibras, prenden velas, para el bien o para el mal, intrigan y conspiran contra todos los que presuponen “enemigos” o aquellos que los hechiceros aseguran que son peligrosos para Totis, como llaman a Martha en la intimidad.

Como Isabel Martínez de Perón, mejor conocida como Isabelita, aquella desopilante bailarina de cabaret que se casó con Perón en el exilio y tuvo de asesor privado a “El Brujo” López Rega –“Hermano Miguel” de una secta Umbanda- Martha tiene la suya: Gina Morris Montalvo.

Como José López Rega, que de cabo de policía fue ascendido a comisario general, gracias a sus poderes ocultos, se agradece que Morris Montalvo no dé un salto de la estrafalaria dirección a su cargo a una senaduría plurinominal.

Olga Wornat

Crónicas Malditas desde un México desolado

Grijalbo.


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sábado, 11 de julio de 2009

NI EN COJERA DE PERRO




DE LA CHINGA A LOS PINOS

(Fragmento)

El 1 de diciembre de 2004, el matrimonio religioso de la pareja Bribiesca-Sahagún fue anulado. Un día después de que se hizo pública la anulación (Reforma, 23 de febrero de 2004), Manuel Bribiesca Godoy consiguió una entrevista para esta investigación en los portales de Celaya, en la que dio su particular opinión sobre los 27 años que vivió con Martha Sahagún.

-¿Se casó enamorado?

-Muy, muy enamorado, me hubieras visto la cara.

-¿Qué fue lo que le gustó de ella?

- Todo, su manera de ser. Era una muchacha de 17 años, yo tenía 22. Todo era ideal. Éramos una muy buena pareja de pueblo. Era una muchacha muy bonita y yo no estaba tan mal en ese tiempo. El dicho dice ahora que “sin gordura no hay hermosura” –suelta la carcajada pues ahora luce muy robusto.

- Ahora todo es pasado, todo es historia, no la veo ni la he visto desde la separación (1998) más que en la boda de uno de mis hijos (Jorge Alberto). Nada más nos saludamos y ya.

-¿Usted ayudó a la familia de Martha en tiempos difíciles?

- Hicimos una sociedad con su hermano para adquirir el equipo de tomografía, participamos en sociedad y alguna vez que estuvo mala su mamá yo colaboré para la operación, intervención quirúrgica, pero bien, como hijo político.

- Al principio, la familia de Martha estaba muy bien económicamente y después se pusieron medio mal. Tenían propiedades y terrenos… lo que los llevó a una crisis fueron las malas administraciones y un hijo que gastaba de más (Guillermo Sahagún Jiménez).

- ¿Todavía como pareja fueron a la boda de su hijo menor Manuel (1996)?

- Sí, en San Miguel, pero los caballeros no tenemos memoria.

-¿Realmente procedía la anulación del matrimonio?

- Cuando ya no hay amor, ya no hay amor, no hay ningún vínculo que te una. Desgraciadamente hay muchísimas parejas y muchísimas mujeres que quisieran también la anulación de su matrimonio con causas justificadas y que no se les ha podido anular el matrimonio porque cuesta dinero. Tienes que poner abogado, porque tienes que ir a Roma y se ve una diferencia muy grande entre quién puede y quién no puede económicamente. Es una desgracia que no se le de oportunidad a todo el mundo de realizar de la misma manera las cosas y que tenga uno que meter el dinero para defenderte de algo, pues al final de cuentas el perdón está arriba, no está aquí en la tierra.

- ¿Había elementos para disolver el sacramento del matrimonio?

- Yo creo que no. Al final de cuentas, hubo declaraciones de varios de los hermanos de Martha, de los amigos de Martha, y de mi parte yo no puse ningún testigo, no me pidieron nada. Fue una decisión unilateral, por eso digo que todo lo que se ha manejado en el proceso del divorcio no fue con participación mía.

“Me dijeron que fuera con un abogado eclesiástico a pelear a Roma. No, el día que yo vaya a Roma será para disfrutar la ciudad.

La verdad es que el matrimonio se perdió cuando ella se fue a Guanajuato, simplemente decidió volar y voló, pero al final, yo no creo que haya habido una investigación de fondo por parte de la iglesia.

“Si hubiera sido el hombre que ella dice, ¿Tú crees que la hubiera dejado ir? La dejé porque cuando perdió las elecciones de Celaya, se quedó muy deprimida, no quería salir.

“Cuando nosotros nos casamos fue un matrimonio para toda la vida. Soy religioso, tengo mis principios religiosos bien definidos, pero ellos (Martha y la iglesia) lo han manejado con una cuestión que a mi me da lástima, por razones obvias. El pueblo de México es un pueblo con 90% de católicos. Que estén dando estas determinaciones a una sola persona no se vale.

“Yo pedía el expediente y no me lo prestaban. Al final de cuentas, la separación ya está dada. La separación física ya está dada. La cuestión religiosa debió tomarse con mucha más responsabilidad , más seriedad porque era la primera dama.

Martha se la pasaba muy bien, estaba muy bien vestida, muy bien arreglada, muy bien ubicada, no le faltaba nada nunca, trabajábamos los dos y la verdad creo que teníamos una posición social muy interesante. Respecto a que ahora lagrimee y todo eso, hay un dicho en el campo: “no creas en lágrimas de mujer ni en cojera de perro”.

Hubieron sus buenos momentos en 27 años de matrimonio. Yo creo que una mujer tan inteligente, tan decidida a sus cosas, ¿tú crees que si hubiera llevado una mala vida no me manda al procurador del estado o me hubiera levantado un acta ante el Ministerio Público?

“Si el que fue a gestionar todo fue Onésimo Cepeda (Obispo de Ecatepec); para mí, ni siquiera es una persona congruente con su manera de actuar y vivir. ¿Cuáles votos de pobreza? ¿Cuál recato? Onésimo fue el que empezó a gestionar las cosas”

-¿Sus hijos atestiguaron a favor de Martha Sahagún para conseguir la anulación?

-Yo estuve con mis hijos sábado y domingo (19 y 20 de febrero) conviviendo con ellos muy a gusto y no sabían nada. No creo que hayan participado como testigos en el proceso de la anulación eclesiástica del matrimonio. Los hijos no deben meterse en las cosas de sus padres.

“Ayer (el día en que salió a la luz pública la anulación del matrimonio religioso) me habló Manuel y me dijo que tampoco se había enterado; su madre no le había dicho nada. Yo creo que la anulación debió habérsele dado después de que hubiera pasado el período presidencial; hubiera sido más tranquilo, menos escandaloso.

“Yo pensé que la única forma en que anularían el matrimonio es porque me dieran aire, pero no lo hicieron, porque los muchachos se han metido y han visto las cosas.”


Anabel Hernández / Arelí Quintero

La familia presidencial

Grijalbo.


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