PETROLEO PARA LA INDEPENDENCIA
Cuando hace cuarenta años el Presidente Lázaro Cárdenas decretó la expropiación petrolera, la nación pudo resistir los embates del imperialismo coludido con los empresarios y terratenientes criollos, porque el pueblo apoyó la expropiación y aportó recursos para cubrir la deuda petrolera.
Aquel acto de gobierno inició el desarrollo independiente de México y fue un gran paso para acabar con la explotación de sus recursos por parte del extranjero, pues durante siglos México fue exportador de riqueza en perjuicio de sus nacionales ya que el oro, la plata y los productos del campo y de sus aguas, salieron para enriquecer a otras naciones; sus recursos no renovables fueron a parar a Europa, Asia y EUA sin dejarle otra cosa que algunas ciudades hermosas y venidas a menos, socavones y enfermedades de trabajadores mineros y agrícolas.
El gobierno de Cárdenas sentó bases, con su política petrolera, eléctrica, agraria, obrera e internacional, que harán posible construir un México independiente y soberano como patria libre para hombres y mujeres libres, a pesar de que los gobiernos que le sucedieron abrieron las puertas al capital extranjero, dizque para desarrollar la industria , el capital y los capitalistas mexicanos, aunque lo que desarrollaron fueron las empresas trasnacionales que empobrecen al país al sacar de él utilidades varias veces superiores al capital invertido; para atraer el capital foráneo, los gobiernos post-cardenistas otorgaron facilidades fiscales a los extranjeros, reprimiendo los movimiento obrero y campesino y otorgaron el amparo agrario a los terratenientes; la “tecnificación” capitalista del campo produjo alimentos para la exportación que no para el pueblo y el desempleo de 9 millones de compatriotas.
Debido a la falta de ingresos fiscales adecuados, el desarrollo de México ha debido fincarse en el endeudamiento –por eso los 30 mil millones de dólares de deuda externa-, y la política de puertas abiertas al extranjero ha hecho que las trasnacionales se apoderen cada vez más de la industria, la banca, el comercio, la agricultura, la ganadería, la pesca y el turismo. La dependencia tecnológica creciente del país cierra el círculo de la dominación neocolonialista que EUA ejerce sobre México.
A cuarenta años de la expropiación petrolera, la dependencia económica que entonces se trató de evitar, ahoga al país. El 70 por ciento de nuestro comercio exterior se practica con EUA y en poco tiempo, gracias al petróleo y al gas, ese porcentaje será del 85%, haciendo del petróleo instrumento de dependencia. La enorme deuda externa obliga, según parece, a que el gobierno mexicano siga los dictados del imperialismo.
La primera generación de funcionarios gubernamentales con mentalidad yanqui, hechos en EUA, ocupa algunas secretarías de estado y la dirección de empresas paraestatales como Ferrocarriles, CFE y Pemex y tiene oportunidad de alcanzar la presidencia de la república.
La grave crisis nacional que padece México se pretende superar vendiendo petróleo y gas . Y para no alarmar al pueblo con las enormes cantidades de hidrocarburos que se venderán, parece que se anunciará pronto que la nación mexicana posee la reserva petrolera más grande del mundo –escribo esto el 14 de marzo-. Vender grandes cantidades de petróleo exige desperdiciar el gas natural que brota fatalmente con él. La producción actual de 1.3 millones de barriles de petróleo al día implica la extracción de cinco mil doscientos millones de pies cúbicos de gas, si es cierto lo que dijo Pemex en cuanto a que por cada barril brotan 4 mil pies cúbicos de gas. Como además se obtienen en pozos de gas seco otros mil cien millones de pies cúbicos y solo se consumen en el país mil quinientos millones, resulta que sobran ahora 4,800 millones de pies cúbicos de gas con un valor de 12.40 millones de dólares al precio de 2060 dólares el millar de pies cúbicos. Se desperdician entonces 4,555 millones de dólares al año (!). Debe explicar Pemex qué se hace con ese gas o si no es cierto que brotan 4 mil pies cúbicos por cada barril de petróleo.
Por otro lado, vender el petróleo y el gas a los precios vigentes en el mercado internacional es venderlos como combustibles, como energéticos, aunque se sabe que ellos valen más como materia prima para la petroquímica. Valen 10 veces más, rinden 10 veces más y duran 10 veces más.
Pocos son los que saben cuántas cosas buenas se obtienen del petróleo y el gas mediante la petroquímica cuando no se usan como combustibles. Vienen de ellos la mayoría de las fibras sintéticas –por lo que de acabarse los hidrocarburos pararían las fábricas de textiles-, de ahí vienen casi todas las telas modernas, con los hidrocarburos se produce ropa, calzado, muebles, plásticos, hule sintético, acrílicos, polímeros, impermeabilizantes, alimentos, fertilizantes, pavimentos, aromáticos, detergentes, y cientos de productos más. Quemar los hidrocarburos es en cierta manera equivalente a quemar coba, cedro, ébano, como leña.
Si México tiene mucho petróleo, debe aprovecharlo racional, inteligentemente para ser más independiente, no para ser más dependiente de EUA.
Celebremos este año el 40 aniversario de la expropiación petrolera luchando porque se siga una política nacional de energéticos popular y revolucionaria. El futuro de México depende de lo que se decida hacer con el petróleo y el gas. Movilicemos al pueblo en la defensa del petróleo, la llave de la independencia económica de México.
Heberto Castillo
PEMEX SI, PEUSA NO
Ediciones Proceso.
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