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domingo, 14 de marzo de 2010

EL BANQUERO DE LOS POBRES




OTROS MUNDOS SON POSIBLES
(Fragmentos)
Se muere de muchas maneras, pero la muerte por inanición es la más inaceptable. Va tomando cuerpo con lentitud. Segundo tras segundo, el espacio entre la vida y al muerte se reduce inexorablemente. En un momento dado, la vida y la muerte están tan próximas que se tornan casi indistinguibles, y no se sabe si la madre y el hijo, postrados en el suelo, se encuentran todavía entre nosotros o ya se fueron al otro mundo. La muerte sucede a pasos tan sigilosos que ni siquiera la escuchamos arribar. Y todo esto por un puñado de alimentos. En los alrededores, el mundo come a placer, pero no ese hombre, no esa mujer. El bebé llora, y luego acaba por dormirse, sin la leche que necesita. Mañana, quizás, ya no tendrá fuerzas para gritar (p.18).
Yunus era entonces profesor de economía: “Comencé a cobrar conciencia de la vanidad de esa enseñanza. ¿Para qué servía, si la gente se moría de hambre en las calzadas y en los portales?” El campus de la Universidad de Chittagong donde era profesor estaba en la vecindad de la aldea de Jobra. Dice Yunus: “Decidí volver a ser estudiante. Jobra sería mi universidad; la gente de Jobra, mis profesores. Me sentía dominado por un sentimiento de impotencia ante el flujo creciente de hambrientos de Dhaka (la capital). No podría ayudar a mucha gente, pero sin duda podría ser útil por lo menos a uno de mis semejantes”. La primera conversación que relata es con una mujer, Sufia, que hacía taburetes con bambú proporcionado por un comerciante al que ella misma le entrega las piezas terminadas a cambio de una mísera ganancia. Yunus le pregunta si no puede pedir dinero prestado, comprar ella misma el bambú y vender los taburetes por su cuenta. Ella contesta que los prestamistas le exigirían muchísimo y cuenta que algunos cobran 10 por ciento de interés a la semana e incluso al día. Recuerdo en los años sesenta haber escuchado la descripción de los agiotistas de la merced que prestaban en la madrugada a los dueños de los puestos y regresaban al final del día a cobrar lo prestado más 10 por ciento. Comenta Yunus: “En Bangladesh los intereses usureros son moneda corriente. Se incorporaron de tal manera a los hábitos que ni siquiera el mismo prestamista advierte hasta qué punto el contrato es leonino” (p.22). Y añade en tono profético: “Toda sociedad tiene sus usureros. Mientras los pobres continúen al servicio de los prestamistas, ningún programa económico podrá revertir el proceso de alienación”. Lo que esta mujer ganaba era el equivalente a 2 centavos de dólar por una jornada de arduo trabajo. Dice Yunus que se quedó petrificado. Y de aquí derivó la sencilla idea de lo que sería el Grameen:
“De aquel estado de semiesclavitud Sufia no saldría jamás mientras no encontrara cinco takas (el costo del bambú). Su solución vendría con el crédito, que le posibilitaría revender sin compromisos sus productos en el mercado, obteniendo un margen bastante mejor entre los costos de los materiales y el precio de venta” (p.26).
Yunus le encargó a un estudiante, Maimuna, que hiciera una lista con toda la gente de Jobra que, como Sufia, se endeudaba con intermediarios y era así despojada del fruto de su trabajo. La lista resultó de 42 personas que habían pedido prestado, en conjunto, el equivalente a menos de 27 dólares entre todas. Dice Yunus: “¡Dios mío, tanta miseria en esas cuarenta y dos familias y todo porque les falta el equivalente de 27 dólares!” Añade:
“Desgraciadamente, no existía ninguna institución financiera que pudiera satisfacer las necesidades de los pobres en materia de crédito. El mercado del crédito, ante la ausencia de instituciones oficiales, estaba acaparado por los prestamistas locales, que arrastraban a sus clientes cada día más lejos en el camino de la pobreza. Esa gente no era pobre por estupidez o por pereza. Trabajaban el día entero, cumpliendo tareas físicas de gran complejidad. Eran pobres porque las estructuras financieras del país no tenían la vocación de ayudarlos a mejorar su suerte. Era un problema estructural y no un problema de personas. Le di a Maimuna los 27 dólares y le dije: ‘Préstales este dinero a las 42 personas de nuestra lista. Así podrán rembolsar a sus acreedores y vender sus productos donde les ofrezcan un buen precio’. La semana siguiente, de pronto, tomé conciencia de que no bastaba lo que había hecho. Se requería encontrar una solución institucional...” (pp. 27-28).
Había empezado el banco Grameen Bank en 1976, prestando 27 dólares. En 1997 había prestado 2 mil 300 millones de dólares. En 1993 Yunus fue invitado a hablar, por primera vez, al Banco Mundial (BM) en Washington y cuenta que ahí explicó por qué pensaba que “el crédito debería ser considerado uno de los derechos humanos y cómo puede desempeñar un papel estratégico en la supresión del hambre en el mundo”. Muestra sus desacuerdos de entonces con el BM y su espíritu enorme de independencia que, junto con su gran creatividad, son dos de sus rasgos fundamentales:
“Nosotros nunca quisimos ni aceptamos dinero del BM porque no nos gusta el modo en que ellos hacen sus negocios. Sus expertos y consultores terminan apoderándose de los proyectos que financian. No descansan hasta moldearlos a su modo. No aceptamos que nadie se inmiscuya en el sistema que hemos construido ni que nos dicte qué debemos hacer ni nos obligue a adecuarnos a sus puntos de vista” (p.30).
Julio Boltvinik

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martes, 19 de enero de 2010

EL DELITO DE LA DIGNIDAD



LOS PECADOS DE HAITÍ



La democracia haitiana nació hace un ratito. En su breve tiempo de vida, esta criatura hambrienta y enferma no ha recibido más que bofetadas. Estaba recién nacida, en los días de fiesta de 1991, cuando fue asesinada por el cuartelazo del general Raoul Cedras. Tres años más tarde, resucitó. Después de haber puesto y sacado a tantos dictadores militares, Estados Unidos sacó y puso al presidente Jean-Bertrand Aristide, que había sido el primer gobernante electo por voto popular en toda la historia de Haití y que había tenido la loca ocurrencia de querer un país menos injusto.

El voto y el veto

Para borrar las huellas de la participación estadounidense en la dictadura carnicera del general Cedras, los infantes de marina se llevaron 160 mil páginas de los archivos secretos. Aristide regresó encadenado. Le dieron permiso para recuperar el gobierno, pero le prohibieron el poder. Su sucesor, René Préval, obtuvo casi el 90 por ciento de los votos, pero más poder que Préval tiene cualquier mandón de cuarta categoría del Fondo Monetario o del Banco Mundial, aunque el pueblo haitiano no lo haya elegido ni con un voto siquiera.

Más que el voto, puede el veto. Veto a las reformas: cada vez que Préval, o alguno de sus ministros, pide créditos internacionales para dar pan a los hambrientos, letras a los analfabetos o tierra a los campesinos, no recibe respuesta, o le contestan ordenándole:

-Recite la lección. Y como el gobierno haitiano no termina de aprender que hay que desmantelar los pocos servicios públicos que quedan, últimos pobres amparos para uno de los pueblos más desamparados del mundo, los profesores dan por perdido el examen.

La coartada demográfica

A fines del año pasado cuatro diputados alemanes visitaron Haití. No bien llegaron, la miseria del pueblo les golpeó los ojos. Entonces el embajador de Alemania les explicó, en Port-au-Prince, cuál es el problema:

-Este es un país superpoblado -dijo-. La mujer haitiana siempre quiere, y el hombre haitiano siempre puede.

Y se rió. Los diputados callaron. Esa noche, uno de ellos, Winfried Wolf, consultó las cifras. Y comprobó que Haití es, con El Salvador, el país más superpoblado de las Américas, pero está tan superpoblado como Alemania: tiene casi la misma cantidad de habitantes por quilómetro cuadrado.

En sus días en Haití, el diputado Wolf no sólo fue golpeado por la miseria: también fue deslumbrado por la capacidad de belleza de los pintores populares. Y llegó a la conclusión de que Haití está superpoblado... de artistas.

En realidad, la coartada demográfica es más o menos reciente. Hasta hace algunos años, las potencias occidentales hablaban más claro.

La tradición racista

Estados Unidos invadió Haití en 1915 y gobernó el país hasta 1934. Se retiró cuando logró sus dos objetivos: cobrar las deudas del City Bank y derogar el artículo constitucional que prohibía vender plantaciones a los extranjeros. Entonces Robert Lansing, secretario de Estado, justificó la larga y feroz ocupación militar explicando que la raza negra es incapaz de gobernarse a sí misma, que tiene "una tendencia inherente a la vida salvaje y una incapacidad física de civilización". Uno de los responsables de la invasión, William Philips, había incubado tiempo antes la sagaz idea: "Este es un pueblo inferior, incapaz de conservar la civilización que habían dejado los franceses".

Haití había sido la perla de la corona, la colonia más rica de Francia: una gran plantación de azúcar, con mano de obra esclava. En El espíritu de las leyes, Montesquieu lo había explicado sin pelos en la lengua: "El azúcar sería demasiado caro si no trabajaran los esclavos en su producción. Dichos esclavos son negros desde los pies hasta la cabeza y tienen la nariz tan aplastada que es casi imposible tenerles lástima. Resulta impensable que Dios, que es un ser muy sabio, haya puesto un alma, y sobre todo un alma buena, en un cuerpo enteramente negro".

En cambio, Dios había puesto un látigo en la mano del mayoral. Los esclavos no se distinguían por su voluntad de trabajo. Los negros eran esclavos por naturaleza y vagos también por naturaleza, y la naturaleza, cómplice del orden social, era obra de Dios: el esclavo debía servir al amo y el amo debía castigar al esclavo, que no mostraba el menor entusiasmo a la hora de cumplir con el designio divino. Karl von Linneo, contemporáneo de Montesquieu, había retratado al negro con precisión científica: "Vagabundo, perezoso, negligente, indolente y de costumbres disolutas". Más generosamente, otro contemporáneo, David Hume, había comprobado que el negro "puede desarrollar ciertas habilidades humanas, como el loro que habla algunas palabras".

La humillación imperdonable

En 1803 los negros de Haití propinaron tremenda paliza a las tropas de Napoleón Bonaparte, y Europa no perdonó jamás esta humillación infligida a la raza blanca. Haití fue el primer país libre de las Américas. Estados Unidos había conquistado antes su independencia, pero tenía medio millón de esclavos trabajando en las plantaciones de algodón y de tabaco. Jefferson, que era dueño de esclavos, decía que todos los hombres son iguales, pero también decía que los negros han sido, son y serán inferiores.

La bandera de los libres se alzó sobre las ruinas. La tierra haitiana había sido devastada por el monocultivo del azúcar y arrasada por las calamidades de la guerra contra Francia, y una tercera parte de la población había caído en el combate. Entonces empezó el bloqueo. La nación recién nacida fue condenada a la soledad. Nadie le compraba, nadie le vendía, nadie la reconocía.

El delito de la dignidad

Ni siquiera Simón Bolívar, que tan valiente supo ser, tuvo el coraje de firmar el reconocimiento diplomático del país negro. Bolívar había podido reiniciar su lucha por la independencia americana, cuando ya España lo había derrotado, gracias al apoyo de Haití. El gobierno haitiano le había entregado siete naves y muchas armas y soldados, con la única condición de que Bolívar liberara a los esclavos, una idea que al Libertador no se le había ocurrido. Bolívar cumplió con este compromiso, pero después de su victoria, cuando ya gobernaba la Gran Colombia, dio la espalda al país que lo había salvado. Y cuando convocó a las naciones americanas a la reunión de Panamá, no invitó a Haití pero invitó a Inglaterra.

Estados Unidos reconoció a Haití recién sesenta años después del fin de la guerra de independencia, mientras Etienne Serres, un genio francés de la anatomía, descubría en París que los negros son primitivos porque tienen poca distancia entre el ombligo y el pene. Para entonces, Haití ya estaba en manos de carniceras dictaduras militares, que destinaban los famélicos recursos del país al pago de la deuda francesa: Europa había impuesto a Haití la obligación de pagar a Francia una indemnización gigantesca, a modo de perdón por haber cometido el delito de la dignidad.

La historia del acoso contra Haití, que en nuestros días tiene dimensiones de tragedia, es también una historia del racismo en la civilización occidental.



Eduardo Galeano
Revista Brecha, Julio de 1996.

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lunes, 18 de enero de 2010

EL ÚLTIMO LLAMADO



GUERRILLA EN SLP




-El EIPR exige cambios. O nos levantamos: Subcomandante “Teo”


- Entrevista exclusiva con “El Mañana” en plena sierra de Aquismón



El mensaje verbal fue lacónico: “Este es el último llamado. Hoy, 6 de Enero del 2010,

desde la Sierra Madre Oriental el Ejército Indígena Popular Revolucionario (EIPR) demanda a los gobiernos del país, y del Estado, modificar sus esquemas de operatividad económica, social y política que están matando de hambre al pueblo, o nos orillarán a tomar medidas radicales”.

El escenario de la entrevista de quien afirmó ser el Subcomandante “Teo”, o “El Tiófilo”, es una casa del Ejido San Pedro de las Anonas, Municipio de Aquismón, al pie de la serranía, luego de la invitación, tras varios contactos telefónicos, tentativas y muchas medidas de seguridad, pues dijeron, “necesitamos saber que podemos confiar en su profesionalismo”.

Desde el centro de una habitación rectangular totalmente a oscuras -a pesar de que eran las 10 de la mañana- construida de madera con enjarre y techo de palma, sentado frente a una mesa de lámina con logotipos de una marca cervecera, un individuo apenas contesta el saludo.

Enciende una lámpara sorda que toma con la mano derecha y apunta la luz hacia un documento manuscrito que sostiene en la izquierda.

Intento presentarme, pero me quedo con la expresión a medias…

Por toda respuesta, el individuo, que descubro con el reflejo de la luz, tiene el rostro cubierto con una capucha negra, viste pantalón café, chamarra negra con camisa blanca y botines beige, comienza a leer con acento indígena, el texto elaborado sin cuidado en su contenido ortográfico:

Veo en la penumbra una silla de madera en un lado de la habitación, y pregunto:

- ¿Me puedo sentar?

No hay respuesta, pero aún así me acomodo a un costado de la mesa.

LAS PETICIONES
El hombre lee: “La organización y el grupo rebelde Ejército Indígena Popular Revolucionario (EIPR), pide 12 puntos en la Huasteca Potosina…”

- ¿Me permites grabar?

Sigue leyendo indiferente.

“Desde la sierra Madre Oriental. Uno: Estamos pidiendo en los asuntos agrarios de la Huasteca que se repartan las tierras que ya están pagadas, como la ex hacienda La Laguna del Municipio de Aquismón de 3,200 hectáreas… el predio Progreso de 800 hectáreas, también de este lugar… los terrenos Pasorial (Paso Real) de 800 hectáreas, Mandigna de 800 hectáreas y rancho Alegría de 600 hectáreas, de Ciudad Valles.

Sigue: “El predio El Cinco de 1,200 hectáreas del Municipio de Ébano… Praderas Huastecas ubicado en Tamuín de 3,200 hectáreas, terreno El Dorado de 3,000 hectáreas en Tanlajás, finca de los Gutiérrez de 5,000 hectáreas sobre la carretera Valles-Tampico, El Riachuelo con 1000 hectáreas, de Aquismón, así como otros más que se encuentran pagados desde hace 30 años, que desde el inicio de la megapresa Pujal y Coy se quedaron en manos de los dueños y no se han distribuido. Es por eso que estamos haciendo un llamado al Gobierno Federal, a la Secretaría de la Reforma Agraria, y al Gobierno del Estado, para que volteen la cara con los verdaderos luchadores sociales que están defendiendo a los campesinos que de veras no tienen ni un pedazo de tierra para trabajar”.

“Pues vamos – continúa leyendo- a invitar a las siguientes organizaciones… que todavía tienen la idea de Zapata, de Cárdenas, de Villa, de Hidalgo, de Juárez, de los revolucionarios… los líderes del Movimiento Huasteco Democrático (MHD), de la Alianza Campesina del Noroeste (Alcano), del Frente de Lucha por la Tierra, el líder del Frente Popular ‘Francisco Villa’… porque son líderes campesinos verdaderos que no engañan a sus agremiados y están peleando lo justo...

Hacemos también una invitación a los intelectuales, los estudiantes, los jornaleros y las amas de casa, los maestros, los doctores porque esta organización armada es muy seria en el trabajo”.

“Lo siguiente que pedimos, añade, es: Al gobierno de Calderón, que baje el precio de los productos de la canasta básica… de las medicinas... que haya más doctores en las comunidades y que los jornaleros y campesinos tengan acceso a las escuelas superiores y becas para seguir estudiando. Que los programas de apoyo como Procampo y Vivienda, lleguen a tiempo a los ejidatarios, a las comunidades marginadas... alto a la represión de los verdaderos líderes sociales y encarcelamientos... más precios justos por nuestros productos, que baje el costo de la gasolina y el diesel, mejores carreteras y más clínicas con personal clínico”.


EL LLAMADO

“Es por eso que hacemos un exhorto a los hombres, mujeres, niños y ancianos, que nos disculpen, pero tenemos que cambiar a México… si el gobierno no nos escucha tenemos que levantarnos en armas para cambiar el rumbo… porque ya se cumplieron 100 años de la Revolución Mexicana”.

Por separado, aunque también lo lee en una hoja escrita a máquina, el encapuchado señala: “Nosotros estamos organizados en 25 estados de la república, tenemos 30 años preparando y en la Huasteca Potosina estamos preparados para una rebeldía si estas tierras no las entregan a los campesinos tan pobres”.

“Hacemos un llamado a la diputada federal, Delia Guerrero Coronado; a los diputados locales, Óscar Bautista Villegas y Jesús Soni Bulos, al gobernador Fernando Toranzo Fernández, para que analicen la propuesta de esta organización armada que estamos formando en la Huasteca Potosina, y por último, a los legisladores en general, porque la Huasteca es una bomba de tiempo… los campesinos ya no aguantan más injusticias del régimen panista”.

“Pedimos la salida del licenciado Rubén Sánchez Hernández, delegado agrario de San Luis Potosí, porque tiene muchos compromisos con los ganaderos… es urgente, antes de que sea tarde”.



EL PLAZO

Remata la lectura del documento o manifiesto aseverando: “Al gobierno panista le estamos dando un tiempo pertinente para el 5 de Febrero, Día de la Constitución Política, o si no, el 10 de Abril, conmemorativo de la muerte del general Emiliano Zapata. Si para esta fecha la Federación no ha hecho caso a nuestro llamado, vamos a dar un toque a la Huasteca Potosina”.

Firma quien se denomina el Subcomandante “Teo”, o “El Tiófilo”, con una frase que dice: “Por un México sin corrupción”.

Al final, comenta a insistencia de las preguntas, que había estado en Xilitla y se dirigía a Tamasopo y Rioverde, para organizar a la gente.

La entrevista culmina en el mismo tono. Nunca me miró de frente, jamás encendió luz alguna, a excepción de la proporcionada por el flash de la cámara fotográfica, y sólo respondió que no pertenece a partido político alguno, no obstante que en una pared había dos emblemas del sol azteca, símbolo del Partido de la Revolución Democrática (PRD), y sobre la puerta diversos logotipos de la campaña electoral de Andrés Manuel López Obrador, según revelaron las gráficas.

Periódico “El Mañana de Valles”. Nota completa en:

http://www.elmananadevalles.com.mx/index.php?option=com_content&view=article&id=33940:surge-grupo-armado-en-la-huasteca-potosina-primera-advertencia&catid=25


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domingo, 17 de enero de 2010

DE CADA DIEZ HAITIANOS



SIETE AÑOS DESPUES (ABRIL DE 1978)

(Fragmento)

Haití es el país más pobre del hemisferio occidental. Allí hay más lavapíés que lustrabotas: niños que a cambio de una moneda lavan los pies de clientes descalzos, que no tienen zapatos para lustrar. Los haitianos viven, en promedio, poco más de treinta años. De cada diez haitianos, nueve no saben leer ni escribir. Para el consumo interno, se cultivan las ásperas laderas de las montañas. Para la exportación, los valles fértiles: las mejores tierras se dedican al café, al azúcar, al cacao y otros productos que requiere el mercado norteamericano. No muchos juegan al béisbol en Haití, pero Haití es el principal productor mundial de pelotas de béisbol. No faltan en el país talleres donde los niños trabajan por un dólar diario armando cassettes y piezas electrónicas. Son, por supuesto, productos de exportación; y, por supuesto, también se exportan las ganancias, una vez deducida la parte que corresponde a los administradores del terror. El menor asomo de protesta implica, en Haití, la prisión o la muerte. Por increíble que parezca, los salarios de los trabajadores haitianos han perdido, entre 1971 y 1975, una cuarta parte de su bajísimo valor real. Significativamente, en ese período, entró al país un nuevo flujo de capital estadounidense.

Recuerdo un editorial de un diario de Buenos Aires, publicado hace un par de años. Un viejo diario conservador bramaba de ira porque en algún documento internacional la Argentina aparecía como un país subdesarrollado y dependiente. ¿Cómo una sociedad culta, europea, próspera y blanca podía ser medida con la misma vara que un país tan pobre y tan negro como Haití?

Sin duda, las diferencias son enormes –aunque poco tienen que ver con las categorías de análisis de la arrogante oligarquía de Buenos Aires. Pero, con todas las diversidades y contradicciones que se quiera, la Argentina no está a salvo del círculo vicioso que estrangula la economía latinoamericana en su conjunto y no hay esfuerzo de exorcismo intelectual que pueda sustraerla a la realidad que comparten, quien más, quien menos, los demás países de la región.

Al fin y al cabo las matanzas del general Videla no son más civilizadas que las de Papa Doc Duvalier o su heredero en el trono, aunque la represión tenga, en la Argentina, un nivel tecnológico más alto. Y en lo esencial, ambas dictaduras actúan al servicio del mismo objetivo: proporcionar brazos baratos a un mercado internacional que exige productos baratos.


Eduardo Galeano
Las Venas Abiertas de América Latina
Editorial Siglo XXI.

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domingo, 3 de enero de 2010

AQUÍ VEMOS LOS CRÍMENES MÁS ESPANTOSOS




LOS DESOCUPADOS

            Aquí vemos a millones de seres humanos, en la plenitud de su fuerza y de su inteligencia, hábiles para el trabajo que no desean otra cosa que convertir  en cosas útiles su fuerza muscular, vagar con los brazos caídos de lugar en lugar proponiendo inútilmente la fuerza de sus músculos y el fósforo de sus cerebros, mientras en sus humildes hogares esperan ansiosos  su regreso la mujer y los hijos soñando con mendrugo  que llevarse a la boca… y cuando estos desocupados se atreven  a pedir pan al gobierno, el gobierno manda a sus genízaros para que les rompan el cráneo a macanazos.  Aquí vemos a millones de mujeres vender sus cuerpos para apaciguar  los ardores de las tripas vacías; aquí vemos los crímenes más espantosos llevados a cabo por la miseria a que tiene sujeto al ser humano  una clase patronal soberbia  y omnipotente que, cuando millones de seres humanos se roen los codos  de hambre y tiritan de frío en sus covachas, ella hace derroche de lujo y abofetea  los sentimientos de los pobres con la ostentación de sus orgías y de sus fiestas.

Ricardo Flores Magón
1914: La Intervención Americana en México
Ediciones Antorcha.


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sábado, 2 de enero de 2010

EL CORAZÓN LLENO DE POLVO



UN CRONOPIO EN MEXICO


(Fragmento)



Cada cual tiene sus encuentros simbólicos a lo largo de la vida. Algunos son ilustres, por ejemplo el que sucedió en el camino de Damasco, o ese otro en que alguien se encontró de golpe con una manzana que caía, e incluso aquél, fortuito, de una máquina de coser con un paraguas encima de una mesa de disecciones. Encuentros así, que proyectan a la inmortalidad a los Newton, los Lautréamont y los San Pablo, no les ocurren a los pobres conopios que tienden más bien a encontrarse con la sopa fría o con un ciempiés en la cama. A mí me pasa que me encuentro con lustrabotas en casi todos mis viajes, y aunque esos encuentros no son nada históricos, a mí me parecen simbólicos entre otras cosas porque cuando no estoy de viaje jamás me hago lustrar los zapatos y en cambio apenas cambio de país se me ocurre que uno de los mejores puestos de observación son los banquitos de los lustrabotas y los lustrabotas mismos; es así que en el extranjero mis zapatos reflejan los paisajes y las nubes, y yo me los quito y me los pongo con una gran sensación de felicidad porque me parecen la mejor prueba de que estoy de viaje y que aprendo muchísimas cosas nuevas e importantes.

Es por eso que hace algunos años escribí la historia de uno de mis encuentros con un lustrabotas, y creo que ese texto bastante nimio fue muy leído en América Latina aunque su acción se desarrollaba en Nueva Delhi. Ahora que vuelvo de México siento la obligación de contar otro encuentro parecido, que tuvo por estrepitoso escenario el zócalo de Veracruz una mañana muy caliente del mes de marzo. Me doy perfecta cuenta de que los espíritus áticos encontrarán poco elegante iniciar una historia de viaje con un lustrabotas, pero a mí el aticismo ha dejado de quitarme el sueño hace rato y en cambio la silla del artista era perfecta, con ídolos deportivos pegados por todas partes y una tendencia a perder una pata trasera que obligaba a una gran concentración por parte del cliente. Mi lustrabotas debía tener diez u once años, es tan difícil saber la edad de un niño pobre, y a mí me parece ofensivo y estúpido preguntársela porque es exactamente la pregunta que todo el mundo les hace a los niños, incluso a los ricos, desde los tiempos de Pepino el Breve, con lo cual los niños lo saben atávicamente y al contestar miran con ese desprecio que casi siempre merecen los adultos. Por lo demás esa mañana la función de contestar parecía ser la mía, puesto que apenas me instaló el zapato derecho en su cajita multicolor, mi joven amigo quiso saber si yo era gringo (él dijo amablemente “americano”), y mi negativa en correcto español lo dejó dubitativo. Bueno, entonces yo no era gringo pero tampoco era mexicano. Admití el hecho tan importante para muchos de ser argentino, y eso lo satisfizo a lo largo del primer zapato, pero al comienzo del segundo quiso saber si la Argentina estaba donde Guatemala.

Me costó preguntarle a mi vez si nunca había visto un mapa de América del Sur. Dijo que sí, pero era un sí lleno de no, un sí de pudor que me instó, más avergonzado que él, a explicarle con una especie de dibujo en el aire que ahí México, y más abajo Venezuela y todoelbrasil, hasta que al final, ves, el continente termina como un zapato que nunca podrías lustrar tú solo, y eso es la Argentina. (Yo fui profesor de geografía en Chivilcoy, provincia de Buenos Aires, de 1940 a 1945, por si alguien no está enterado de este vistoso aspecto de mi curriculum).

Volviendo al primer zapato con el perfeccionismo propio de su arte, mi amigo meditó un buen rato antes de hacerme la pregunta final:

–¿Y cuánto le cobró el taxi de la Argentina a Veracruz?

Se comprenderá que el resto carecía de importancia. Expliqué, claro, dije lo que había que decir en materia de aviones y barcos, pero de alguna manera ya sabía que no había puente y que de nada serviría hacerle comprender ese hecho concreto puesto que su pregunta mostraba tan horriblemente lo otro, la ignorancia de todo lo que no fuera su circunstancia inmediata, el miserable círculo de betún en torno a su banquito de lustrar. Sólo me quedaba reír con él, un par de bromas, darle el doble de lo que esperaba como pago para que su última risa fuese aún más bella, y marcharme con mis zapatos relucientes y el corazón lleno de polvo.

(Los cronopios no somos proclives a las moralejas, y esta pequeña historia no la tendrá; prefiero pensar un mundo –y luchar por él– en donde ya no sean posibles encuentros como éste. América Latina paga el precio agobiante de la explotación que hace el imperialismo de sus riquezas propias; lo que no siempre se ve es el precio que paga en inteligencia natural ahogada por la miseria. Mi pequeño lustrabotas tenía esa curiosidad vigilante que alimenta la inteligencia y la vuelve visible y activa; pero ninguna escuela, ninguna pizarra, ningún maestro habían orientado esa fuerza que giraba en el vacío. Una vez más, en Nueva Delhi o en Veracruz, Shine, shine, shoe-shine boy. En inglés, claro.)



Julio Cortázar
Papeles Inesperados
Alfaguara.

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miércoles, 23 de diciembre de 2009

LOS GOBIERNOS ESTAN DOMINADOS POR EL MIEDO




LAS BOMBAS SILENCIOSAS DEL HAMBRE
(Fragmento)

Adolfo Pérez Esquivel (APE): Creo que los gobiernos conocen la gravedad de la situación. Yo vengo de Argentina, un país surrealista, un país que  en este momento está sufriendo una crisis tremenda  porque el modelo económico neoliberal cayó en bancarrota y redujo a la miseria a un pueblo rico. Mientras los gobernantes se sometieron a la especulación financiera y ya se agotó un viejo modo de hacer política, el pueblo decidió protestar por esta negligencia, contra supuestos líderes, que de hecho, no son capaces de darle una respuesta  a la gente, porque los gobiernos  están dominados por el miedo, y sobre el miedo no se puede construir nada

Gianni Miná (G.M.): ¿Quién les provoca ese miedo a los gobiernos?

A.P.E. : El gran imperio,  el Fondo Monetario Internacional, el gobierno de los Estados Unidos, que de nuevo está militarizando  América Latina. Como si fuera poco, este poder concentrado  pretende obligarnos a los argentinos a entrar al Area de Libre Comercio de las Américas (ALCQA), para destruir nuestras fuerzas productivas y después regalarles nuestro mercado  a las empresas norteamericanas. Este plan, en su estructura hegemónica, significa la recolonización de América Latina, y por eso ya está preparando sus tropas.

G.M.: ¿Pero es posible que un país como los Estados Unidos, durante muchísimo tiempo abanderado de la democracia, haya tomado una decisión tan extrema, hasta parecerse talibán en su modo de comportarse?

A.P.E.: Los extremos se tocan. Bush es tan fundamentalista como Bin Laden.

G.M. : Fundamentalista del neoliberalismo

A.P.E. : Claro, del neoliberalismo. Me refiero justamente al 11 de septiembre de 2001. Estaba aquí con el gobernador del estado  de Río Grande do Soul, para lanzar la convocatoria a este segundo  Foro Social Mundial. El día en que se hizo el atentado contra las Torres Gemelas, salió una noticia que nadie tomó en consideración y que los grandes medios lisa y llanamente ignoraron por completo: la FAO dio a conocer  que más de 35,600 niños iban a morir de hambre ese mismo día, como sucede todos los días. Pero ese exterminio no conmovió a nadie. Las reacciones de los gobiernos estaban  todas concentradas en la tragedia de las Torres Gemelas, porque habían atacado el corazón del imperio.

Gianni Miná entrevista al Premio Nóbel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel.



Gianni Miná
Un mundo mejor es posible
Ediciones Unión.


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jueves, 10 de diciembre de 2009

CÓMO NO CONTAR A LOS POBRES




LA MANIPULACION DE LAS CIFRAS.

            El Banco Mundial ha intentado demostrar que el número de personas en el mundo que viven en la “pobreza absoluta” viene reduciéndose sistemáticamente gracias a las políticas del Consenso de Washington que, por tanto, se supone que “funcionan” o “van por buen camino”. Los informes sobre el Desarrollo en el Mundo anuales del Banco son la  fuente habitual de cifras sobre la pobreza y dado que el banco tiene el mayor  negocio de investigación especializada del planeta, casi todo el mundo cree todo lo que dice.
            Pero no todos. Por ejemplo, dos profesores de la Columbia University, Sanjay Reddy y Thomas Pogge, han elaborado un largo estudio titulado, significativamente, “cómo no contar a los pobres”. Echan prácticamente abajo las estadísticas del Banco, así como la metodología  y los supuestos en los que se basan. El lector termina coincidiendo con ellos en que “no deben aceptarse  los cálculos del Banco sobre el nivel, la distribución y la  tendencia de la pobreza mundial”; que el Banco es en realidad culpable de una “subestimación sustancial del alcance de la pobreza en el mundo”.
            El Banco olvida varios factores cruciales para determinar el número de pobres  en el mundo. Es especialmente poco sólido en la India y en China (que representan tan sólo un tercio de la humanidad) y supone que el crecimiento beneficia automáticamente a los pobres, sin molestarse en estudiar cómo se distribuye realmente  ese crecimiento entre la población. Pero Reddy y Poggee revelan otros defectos graves.
            En primer lugar, la naturaleza y la diversidad de los productos que consumen los pobres difieren notablemente de los que consume la población en general. Además, por todo tipo de razones, los pobres tienen que pagar, en general,  más que los que están en mejor posición económica por los mismos productos. Por último, el peso
desproporcionado de los alimentos más básicos, como el pan,  el arroz u otros cereales en sus dietas y los precios locales  de estos alimentos básicos y vitales se llevan buena parte de unos ingresos ya de por sí escasos.
            Si se tuvieran en cuenta todas las lagunas y errores  metodológicos (y muchos otros demasiado técnicos para examinarlos aquí), habría que revisar los cálculos del Banco  sobre el  número de pobres: dependiendo del país, estas cifras aumentarían  entre un tercio y el 60 por ciento. En lugar de “solo” 1,300 millones de personas que viven en la “pobreza absoluta”, que, según el Banco es diferente de, y mucho peor,  que la “pobreza” sin más, habría más de 2,000 millones, aproximadamente un tercio de la población mundial.
            Parece justo decir que, sin duda, el Consenso de Washington no funciona, al menos no para quienes están  más en peligro. Tampoco funciona para el planeta.

Susan George
Otro mundo es posible si…
Editorial Ciencias Sociales.


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domingo, 22 de noviembre de 2009

HOCICOS NEGROS




TERRIL
(Fragmento)

…A pesar de que la situación económica de Verney era bastante buen, no había jabón en la casa, pues el jabón resultaba un lujo demasiado  costoso para los habitantes del Borinage.
            Vincent trató de lavarse la cara y las manos negras de carbón, lo mejor que pudo con el agua  fría que la señorita Verney  le echó en una palangana, pero no obtuvo un resultado muy satisfactorio.
Durante la cena, Jacques le dijo:
-Hace casi dos meses que usted está en Petit Wasmers, señor Vincent, sin embargo aún no conoce verdaderamente el  Borinage.
-Es verdad- repuso humildemente el joven-, pero poco a poco comienzo a comprender al pueblo.
-No es eso lo que quiero decir- contestó Verney- Quiero decir que usted sólo ha visto la vida aquí arriba, y eso no es lo que interesa. Aquí arriba, solo dormimos, y para comprender nuestra vida, tiene usted que bajar a las minas y ver cómo trabajamos desde las tres de la mañana hasta las cuatro de la tarde.
-Me gustaría muchísimo bajar- dijo Vincent- pero ¿podré obtener permiso de la compañía?
-Ya lo he pedido por usted- contestó Jacques-. Mañana debo bajar al Marcasse  para una inspección de seguridad. Espéreme frente a lo de Denis a las tres menos cuarto de la mañana y bajaremos juntos.
Después de cenar, toda la familia lo acompañó al salón. En el camino, Jacques, que parecía estar bien en la tibieza de su hogar, fue atacado por un acceso tan violento de tos que tuvo que regresar.
Cuando llegaron, Henri Decrucq se hallaba ya allí empeñado en encender la estufa.
-Buenas noches, señor Vincent- dijo sonriendo-. Soy el único en Petit Wasmes que entiende esta estufa y le conoce todas las mañas.
El carbón que contenían las bolsas estaba húmedo y en gran parte no servía, no obstante Decrucq  pronto consiguió hacer arder un lindo fuego en aquella vieja estufa.
Casi todos los vecinos de Petit Wasmes concurrieron esa noche a escuchar el sermón de Vincent. Todos los bancos estaban repletos de fieles, y el joven, con el corazón reconfortado por la bondad que las mujeres de los mineros habían demostrado aquella tarde, y  la satisfacción de predicar en “su iglesia”, habló con tanta sinceridad que supo llegar al corazón de su auditorio.
-Es una antigua y saludable creencia – comenzó diciendo a su congregación de “hocicos negros”- que somos forasteros en este mundo. Sin embargo, no estamos solos, pues nuestro Padre se halla con nosotros. Somos peregrinos, y nuestra vida representa  el camino que debemos recorrer  desde la tierra hasta el Cielo. Para aquellos que creen en Jesucristo, no hay pena que no esté mezclada con esperanza. Padre, te rogamos nos guardes del mal. No nos des pobreza ni riqueza, pero aliméntanos con el pan que necesitamos. Amén.
La señora de  Decrucq fue la primera en acercarse al predicador. Sus ojos estaban llenos de lágrimas y sus labios temblorosos.
-Señor Vincent- dijo-. Mi vida ha sido tan dura que había perdido a Dios. Pero usted me ha hecho volver hacia El. Se lo agradezco muchísimo.
Cuando todos hubieron partido, Vincent, cerró con llave el salón y se dirigió pensativamente a lo de Denis. Había comprendido, por la actitud de sus fieles, que por fin aquellos “hocicos negros” lo habían aceptado sin reservas como ministro de Dios. ¿Cuál había sido la causa del cambio? No podía ser porque tuviese una iglesia nueva, pues esas cosas no interesaban a los mineros. Tampoco sabían lo de su nombramiento, ya que nunca les había dicho que al principio su puesto no era oficial. Es verdad que su sermón había sido bueno, no obstante, había predicado otros tan buenos como ese en otras oportunidades.
Cuando llegó a la panadería, los Denis ya se habían acostado. Sacó un balde de agua del pozo y lo llevó a su pieza para lavarse. Tomó su jabón y se miró en el pequeño espejo que poseía; vio que su rostro estaba aún lleno de carbón, como lo había sospechado, y sonrió pensando que había predicado el sermón inaugural de la iglesia, con la cara sucia. ¡Qué horrorizados hubieran estado su padre y su tío Stricker!
Introdujo sus manos en el agua fría y tomando el jabón que había traído de Bruselas comenzó a fregarlas para hacer abundante espuma, y se disponía  a llevárselas a la cara cuando se detuvo de pronto. Miro de nuevo a su rostro reflejado en el espejo, lleno de polvo de carbón.
-¡Ahora comprendo!- exclamó en alta voz-. ¡Es por eso que me han aceptado! ¡Ahora soy uno de ellos!


Irving Stone.
Anhelo de vivir. La vida de Vincent Van Gogh
Ediciones Altaya, S. A. de C. V.


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jueves, 19 de noviembre de 2009

LA TIENDA DE RAYA



EL SALARIO DE LOS PEONES

El precio a que tienen derecho de obtener el maíz los peones de la hacienda, constituye el primero de los complementos del salario del peón de año. Si el maíz vale generalmente en el mercado $8.00 o $10.00, no importa; de la cosecha de la hacienda siempre se ha apartado maíz suficiente para poder dar constantemente al peón de año el maíz a $6.00, o a seis reales la cuartilla. Media cuartilla semanaria es la dotación regular de la familia de un peón. Esto ya es un incentivo económico y de hecho es un pequeño aumento al salario del peón, supuesto que se le rebaja el valor del maíz y se le da en el maíz un pequeño complemento a su salario; no mucho, apenas lo suficiente para que no se muera de hambre. Y esto tiene el carácter de un favor del amo de los peones de año.

En la zona pulquera se conoce otro aumento al salario del peón tlachiquero: que se llama el tlaxilole; es la ración de pulque que, al caer de la tarde y después de cantar el “Alabado”, recibe el tlachiquero para las necesidades de su familia, y que, o lo bebe, o lo vende, o lo va a depositar en algo que él llama un panal, en un tronco hueco de maguey, donde sirve de semilla para una fabricación clandestina. Lo general es que se lo beba o lo venda; pero de todos modos, el tlaxilote constituye un pequeño aumento al salario del peón tlachiquero.

Constituye también un complemento del salario –y debería yo haberlo mencionado en primer lugar-, la casilla, es decir, la mitad, o tercera parte, u octava parte de casilla que le toca a un desgraciado de estos como habitación; es cierto que el peón “acasillado “ tiene que compartir el duro suelo en que se acuesta con otros peones o sirvientes de la finca, en una promiscuidad poco cristiana; pero sin embargo, tiene una pequeña porción del hogar, que es un complemento del sueldo que goza.

Mientras tiene el carácter de peón de año, tiene- ¡y qué pocas veces la tiene!- la escuela. La escuela existe, pero en condiciones tales, que en al año de 1895, en que yo serví como maestro en una escuela en una hacienda pulquera, recibí como primeras instrucciones del administrados de la hacienda –que entre paréntesis, no era el que pagaba mi sueldo, sino que yo era empleado oficial –no enseñar más que a leer y escribir y el Catecismo de la Doctrina Cristiana, con prohibición absoluta de enseñanza de la Aritmética y, sobre todo, “de esas cosas de Instrucción Cívica que ustedes traen y que no sirven para nada”.

Cuando en 1895 era yo maestro de escuela, en una hacienda del estado de Tlaxcala, no se conocía allí la enseñanza de la lectura y escritura simultáneas, ni el método de palabras normales.- Esto lo pueden comprender los que son maestros de escuela y saben los adelantos que la Pedagogía había ya hecho en aquella época.- Encontré implantado en la escuela el silabario de San Miguel, que en la mayor parte de la República había sido ya substituído tiempo antes por el silabario de San Vicente. Encontré gran resistencia de parte de los hacendados para la enseñanza de la Aritmética, y vosotros comprenderéis por qué esa resistencia. Y si esto pasaba en el año 1895, aquí a las puertas de la capital y a tres horas del ferrocarril, ya supondréis lo que sigue pasando en muchas partes del país. Pero, en fin, la escuela es un pequeño aumento al salario del peón, que por cierto, no siempre proporciona la hacienda.

Siguen los fiados en la tienda de raya. La tienda de raya no es un simple abuso de los hacendados; es una necesidad económica en el sistema de manejo de una finca; no se concibe una hacienda sin tienda de raya, y no va a ser este el momento en que yo haga disgresiones acerca de los medios de suprimirlas, supuesto que ya hemos recibido la Iniciativa de los señores Ramírez Martínez y Nieto, en mi concepto muy atinada. La tienda de raya es el lugar donde el hacendado fía las mercancías al peón, lo cual se considera un beneficio para el jornalero; pero, al mismo tiempo, es el banco del hacendado. Los complementos al salario de que antes he hablado, constituyen las larguezas de la finca que el hacendado entrega con la mano derecha; con la mano izquierda, o sea por conducto de la tienda de raya, el hacendado recoge los excesos de salario que había pagado al jornalero; todo eso que el peón ganaba en el maíz, en la casilla y en el tlaxilole, todo eso lo devuelve en el mostrador de la tienda de raya. Y lo tiene que devolver indefectiblemente, porque el sistema de fiado perpetuo, constante, incurable en nuestras clases sociales y hasta en nosotros mismos, es la muerte económica de nuestras clases pobres. El sistema de fiado tiene su más característica aplicación en la tienda de raya, donde el jornalero recibe al fiado todos los días lo que necesita para comer, descontándosele de su raya el domingo, pues el peón, por lo regular, no recibe el fin de semana en efectivo más que unos cuantos centavo; lo demás es cuestión de mera contabilidad.


Fragmento del Discurso del Diputado Luis Cabrera
XXVI Legislatura



Félix F. Palavicini
Los Diputados
Fondo para la Historia de las Ideas Revolucionarias en México.

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martes, 10 de noviembre de 2009

EN CADA POBRE UN ENEMIGO





LA SOLIDARIDAD
(Fragmentos)

            …La teoría de Darwin sobre la selección, que explica cómo los individuos mejor dotados para la lucha  por la vida son los que triunfan, es el razonamiento que esgrimen los ricos  y los déspotas contra los que tratan de  poner en duda el derecho que se apropian para explotar  y oprimir, aunque olvidando decir, porque así les conviene, que los animales de una  misma especie no se destruyen unos a otros. La lucha de las especies va dirigida contra otras especies, a la vez que se opera un proceso de adaptación al medio. Sólo la especie humana ofrece el repugnante  espectáculo de devorarse  unos individuos a los otros, produciéndose con eso un retardo evidente  del progreso, cuando por la solidaridad hace muchos miles de años que habría esclavizado a la naturaleza.
El desconocimiento del interés común a todos los hombres, esto es, el desconocimiento de la solidaridad, hace que cada hombre vea en otro hombre  un competidor al que es necesario vencer  para poder vivir. El rico vive del pobre; pero a su vez teme a los demás ricos que pueden arruinarle para enriquecerse más. El pobre, por su parte, ve en cada recién nacido una boca más que va a mermar  la porción de pan que le permite comer el rico  y en cada pobre un enemigo que puede alquilarse por menos precio y dejar sin pan a él y a su familia.
…En vez de ver en cada pobre un concurrente molesto, una boca más con la cual hay que compartir las migajas que despreciativamente nos dan los ricos como salario, debemos pensar que es nuestro hermano; debemos hacerle comprender que nuestro interés es el suyo, y que en la lucha contra las clases dominadoras debemos estar juntos. ¿Hay una huelga? El interés de todos es ayudar a los que están en huelga. Alquilarse en lugar del huelguista  es una traición al interés común de los pobres, porque se ayuda con eso a las clases opresoras  a no conceder nada a las clases oprimidas. Alquilarse por menos de lo que gana otro trabajador, es, igualmente una traición, porque se hace ganar más al rico  y se empeora la condición de la clase trabajadora con la rebaja de los salarios.
Hay que considerar como un mal que se hace a todos, el mal que se hace a un trabajador.
El la Revolución que se acerca, el trabajador mexicano debe mostrarse solidario. Unido fuertemente a los demás trabajadores podrá dar a la Revolución el grito que desee  y que esté de acuerdo con su interés. Toma de posesión de la tierra, aumento de los salarios y disminución de las horas de trabajo, junto con la educación, serán las primeras conquistas  preparatorias de la gran batalla final que quitará de las manos de unos cuantos  lo que se necesita para la producción de la riqueza y su distribución.  Pero, hay que entenderlo bien: eso sólo se conseguirá si la Revolución se hace con ese propósito. Mas si desviados los proletarios, hacen la revolución solamente para darse el lujo de tener un nuevo Presidente, o lo que es lo mismo, un nuevo amo, deben entender que no conseguirán, con eso, el alivio de la miseria, ni el acercamiento al ideal  de Libertad, Igualdad y Fraternidad que debe vivir en el corazón  de todo hombre y de toda mujer.



(Del Periódico “Regeneración”, 29 de Octubre de 1910)




Ricardo Flores Magón.
Artículos Políticos. 1910
Ediciones Antorcha.


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martes, 20 de octubre de 2009

FUTURAS AMENAZAS EN POTENCIA


LOS VERDUGOS LATINOAMERICANOS
LAS FUERZAS ARMADAS: DE LA CONTRAINSURGENCIA A LA GLOBALIZACIÓN
(Fragmento)

No obstante su aceptación a regañadientes de las repúblicas formalmente electoral – parlamentarias (y la consiguiente reducción del gasto público, incluido el militar, que estas han llevado a cabo aplicando las recetas del FMI y el Banco Mundial), los principales ideólogos y estrategas de las Fuerzas Armadas locales siguen subordinados puntualmente a los dictados estratégicos de las Fuerzas Armadas y el Estado norteamericanos. Si esto no fuera así, no se entendería, por ejemplo, por qué las diversas Fuerzas Armadas nacionales continúan realizando periódicamente los tradicionales ejercicios milita5res conjuntos, bajo la dirección directa del comando sur del Ejército norteamericano. Al crecer y aún profundizarse la ya tradicional sujeción de los militares latinoamericanos al Pentágono, a las Fuerzas Armadas y al Estado norteamericano, la antigua práctica de la exportación de la contrainsurgencia se va progresivamente reemplazando por otro tipo de “internacionalismo”: la participación de las Fuerzas Armadas latinoamericanas en las misiones globalizadas de “paz” y en las incursiones militares en diversos continentes de las últimas administraciones yanquis, por ejemplo la de Bush.
¿Dónde se encuentra ahora, en la nueva agenda de “seguridad”, el “enemigo”? Resulta sintomático que las nuevas doctrinas y agendas de “seguridad” hemisférica de los militares latinoamericanos, aunque cambian el lenguaje, siguen manteniendo a los propios pueblos como enemigos internos y futuras amenazas en potencia. Dichas doctrinas han reemplazado al antiguo fantasma omnipresente del comunismo –típico de la guerra fría y de la supuesta amenaza de una tercera guerra mundial- por “el terrorismo y el narcotráfico”, pero mantienen inalteradas las relaciones de sujeción política con la potencia hegemónica del continente –Los EEUU.-. Por supuesto que, cuando los militares hablan de “combatir el narcotráfico” no están pensando en los grandes traficantes –algunos de los más importantes tienen sede en los Estados Unidos- sino en los empobrecidos campesinos latinoamericanos.
Esa transformación y readaptación doctrinaria, tan solo formal y discursiva, se asienta en un nuevo telón histórico de fondo: la crisis de los Estados-naciones periféricos y la completa renuncia de las burguesías vernáculas a la soberanía nacional (si es que alguna vez la tuvieron…), en aras del libre comercio (ALCA, Tratado de Libre Comercio - TLC o NAFTA, etc) y la integración hemisférica, en un proceso de creciente militarización continental.
En ese nuevo contexto histórico de crisis ampliada surge, nuevamente, la amenaza sempiterna de la intervención militar (para frenar las crecientes resistencias) y la inestabilidad institucional. Las nuevas alianzas de clases tejidas entre la fracción financiera de las burguesías locales de América Latina y el capital financiero trasnacionalizado, no han abandonado el recurso de las Fuerzas Armadas como guardianes políticos del orden interno, para aquel momento cuando la crisis orgánica (económica y política al mismo tiempo) se torne demasiado explosiva y emerja una posible rebelión popular. Para cuando los de abajo no quieran y los de arriba no puedan, como solía decir alguien que conocía un poco de estos temas. Las nuevas hipótesis de conflicto -supuestamente renovadas y adaptadas al nuevo orden internacional- encubren, bajo nuevas formas, el viejo proyecto de sujeción de las sociedades latinoamericanas al talón de hierro de la dominación imperial, la violencia sistemática y el control social

Roque Morgan
Pensar a Contracorriente
Editorial de Ciencias Sociales.
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viernes, 11 de septiembre de 2009

SI REDUCIMOS SUBSIDIOS, CONSUMIENDO MENOS AGUA Y LUZ SE BENEFICIARAN LOS POBRES: CALDERON





HECHOS, COSAS Y HOMBRES DE 1932

(Fragmentos)


“Es bueno que los niños anden descalzos. Así reciben mejor los efluvios benéficos del planeta, las vibraciones de la tierra. Las plantas y animales no usan zapatos”


General Maximiliano Hernández Martínez, Presidente de El Salvador entre 1932 y 1934, ante un ofrecimiento hecho por Mr. Winnall A. Dalton, en nombre de la colonia norteamericana residente en El Salvador, de regalar sandalias de hule a los niños descalzos de las escuelas públicas.


Roque Dalton

Las historias prohibidas del Pulgarcito

Editorial Siglo XXI.


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jueves, 27 de agosto de 2009

SON INVISIBLES




LOS SEMAFORISTAS

(Fragmento)


He escrito acerca de los semaforistas en más de una ocasión. En ocasiones unas líneas; otras veces, unos párrafos. Incluso, he incluido una definición, por supuesto, arbitraria, acerca de ellos en el Diccionario de las infamias del ser humano.

Semaforista. Habitante del antes llamado tercer mundo que sobrevive alrededor de los semáforos de las grandes ciudades y que retrasa su muerte por lo que ahí vende. La mayoría es producto del desempleo, fruto de la rapacidad de políticos y retrato del fracaso de políticas neoliberales.

Regreso el 26 de agosto de 2009 a los semaforistas. Imposible no hacerlo. Han aumentado en número. Se ha incrementado en los semáforos la oferta de productos y de servicios y se ha diversificado la población que ahí labora. Los semaforistas crecen y se multiplican en forma directamente proporcional a la incapacidad gubernamental de generar empleos y a las necesidades que tienen ellos y sus familias de sobrevivir, y aumentan en forma inversamente proporcional a la ética y al compromiso social de los políticos.

Para el gobierno son invisibles. Son más desechables incluso que los indígenas, pues son un conglomerado amorfo sin identidad y sin presente. Sólo comparten pasado: el del expolio y el olvido por parte de la nación mexicana. Ahí esta la clave: para el gobierno y para los políticos, sobre todo para los petimetres –la mayoría–, son invisibles.

No exagero. Muchos semaforistas, sobre todo los que acceden a las grandes urbes desde el campo, sobreviven de milagro. Y, a pesar de eso o, más bien, quizás por eso, su presencia favorece al gobierno: son seres invisibles, no forman parte de ninguna de las listas gubernamentales, se mantienen gracias a su oficio, y, al no contar con una historia común, es imposible que se unan para protestar. Si algún estudioso afirmase que al gobierno le conviene la presencia de los semaforistas yo apoyaría su tesis.

El 26 de agosto habrá menos semaforistas que el 27 de agosto. Los políticos, y las políticas mexicanas de ambos días, son casi idénticos. Salvo porque el color de los escudos de los partidos es distinto, la ineptitud y la corrupción de nuestros políticos es casi igual, aunque, existe una diferencia: siempre corremos el riesgo de empeorar.


Arnoldo Kraus. Nota completa en:

http://www.jornada.unam.mx/2009/08/26/index.php?section=opinion&article=018a2pol


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sábado, 1 de agosto de 2009

SAMUEL: MEDIO SIGLO DE COMPROMISO


LA LUCHA PRICIPAL NO ES CONTRA LA POBREZA EXISTENTE, SINO MÁS BIEN CONTRA LA INJUSTA CONCENTRACIÓN DE LA RIQUEZA

Estimados y Estimadas amigos y amigas:
No puedo salir aún de la sorpresa que recibí cuando se me comunicó la noticia de que se me había asignado el Premio Internacional Nuremberg de los Derechos Humanos 2001.
Experimento muy variados sentimientos: Uno de ellos es el agolpamiento en mi mente de la multiplicidad de acontecimientos trágicos y a la vez esperanzadores que suceden en Chiapas y en mi País México. Otro es el saber que una violación a los derechos humanos es, casi por definición, la acción de unos seres humanos que produce dolor en otros seres humanos. Esto hace que los derechos humanos sean un tema actual y a veces desgarrador.
¿Cómo trasmitir y expresar, en fin, todo el dolor, el horror, la angustia, la indignación de un pueblo sometido a atentados a la integridad física, tortura, desapariciones, privación ilegal de libertad, hostigamiento e intimidación? ¿Cómo visualizar el hostigamiento que impide realizar las tareas cotidianas de ir al río a lavar, al monte por leña o al campo a trabajar? ¿Cómo hacer entender, por ejemplo, lo que está dentro del alma de los niños cuando al hacer un dibujo lo primero que representan son aviones, helicópteros, hombres disparando y personas muertas o heridas? ¿Cómo olvidar la masacre de Acteal y el dolor inexpresable de las madres que vieron morir a sus hijos acribillados, o el espanto de los niños que se dirigían a los cuerpos inertes de sus padres que no respondían a su llanto?
¿Cómo decir el dolor que hay en los ojos tristes, hasta el día de hoy, de esa mujer que perdió el mismo día, padres, hermanos y sobrinos?
¿Podré tener alegría en el corazón sabiendo que este reconocimiento que hoy recibo supone todos esos inexpresables sufrimientos? No puedo recibir esto hoy día, sin prometerme a mí mismo continuar infatigablemente luchando por el reconocimiento de la dignidad y los derechos humanos individuales y colectivos de los pueblos indios. Reconozco, además, que el presente acto es también un acompañamiento solidario de esta "Ciudad de la Paz y de los Derechos Humanos" a las fatigas inagotables de esos mismos pueblos.
Por todo ello, reitero mi agradecimiento, a nombre propio y de los pueblos indios de México y del Continente, a la ciudad de Nuremberg, a las Autoridades, al Jurado y a los Organizadores de este evento.

Obispo Samuel Ruiz
Fragmentos del discurso del 16 de septiembre del 2001, con ocasión de recibir el Premio Internacional de Derechos Humanos de la ciudad de Nuremberg.
Discurso completo en:
http://www.menschenrechte.org/beitraege/lateinamerika/beit006la.htm

jueves, 23 de julio de 2009

CON CALDERON, 6 MILLONES DE NUEVOS POBRES: SUMAN 80



PRIMERA DAMA.

(Fragmento)

-Mi marido dice que son tonterías mías –pensaba-; pero lo que quiere es que yo sólo me esté en la casa, matándome como antes. Y eso sí que no se va a poder. Los otros le tendrán miedo, pero yo no. Si no le hubiera ayudado cuando estábamos bien fregados, todavía. ¿Y por qué no voy a recitar, si me gusta? El hecho de que él sea ahora el Presidente, en vez de ser un obstáculo debería hacerlo pensar que así le ayudo más. Y es que los hombres, sean presidentes o no, son llenos de cosas. Además, yo no voy a andar recitando en cualquier parte como una loca sino en actos oficiales o en veladas de beneficiencia. Sí pues, no tiene nada de malo.

No tenía nada de malo. Terminó de bañarse. Entró en su dormitorio. Mientras se peinaba, vio en el espejo, detrás de ella, los estantes llenos de libros en desorden. Novelas. Libros de poesía. Pensó en algunos y en los muchos que le gustaban. Antologías de las mil mejores poesías universales, titanes y recitadores sin maestro en los que había señalado con papelitos los poemas más bellos. Reír llorando, La cabeza del rabí, ¡Trópico!, A una madre. Dios mío, de dónde sacaban tanto tema. Pronto ya no iban a caber los libros en la casa. Pero aunque uno no los leyera todos, eran la mejor herencia.

Sobre el tocador tenía varios ejemplares del programa de esa noche. Si se animara a dar un recital ella sola. Hasta ahora no había organizado ninguno, por modestia. Sabía, sin embargo, que de cualquier manera ella era la figura principal.

Esta vez se trataba de una velada preparada algo a la carrera para el Desayuno Escolar. Alguien había notado que los niños de las escuelas andaban medio desnutridos, y que algunos se desmayaban a eso de las once, tal vez cuando el maestro estaba en lo mejor. Al principio lo atribuyeron a indigestiones, más tarde a una epidemia de lombrices (Salubridad) y solo al final, durante una de sus frecuentes noches de insomnio, el Director General de Educación, nebulosamente, sospechó que podrían ser casos de hambre.

Cuando el Director General convocó a un buen número de padres de familia, la mayoría se indignó de viva voz ante la suposición de que fueran tan pobres, y por orgullo frente a los demás ninguno estuvo dispuesto a aceptarlo. Pero en cuanto se disolvió la reunión, varios de ellos, individualmente, se acercaron al Director y reconocieron que en ocasiones –no siempre, claro- mandaban a sus hijos a la escuela sin nada en el estómago.

El Director se asustó al confirmar su sospecha y decidió que era necesario hacer algo pronto. Por fortuna recordó que el Presidente había sido su compañero de colegio y dispuso ir a verlo cuanto antes. No se arrepintió. El Presidente lo recibió de lo más simpático, probablemente con mucha más cordialidad de la que hubiera desplegado desde una posición menos elevada. De manera que cuando él comenzó: “Señor Presidente…” se rió y le dijo “Déjate de babosadas de Señor Presidente y decime sin rodeos a lo que venís” y siempre riéndose lo obligó a sentarse, mediante una ligera presión en el hombro. Estaba de buenas. Pero el Director sabía que por más palmaditas que le diera ya no era lo mismo que en los tiempos en que iban juntos a la escuela, o sencillamente que hacía apenas dos años, cuando todavía se tomaron un trago con otros amigos en el Danubio. De todos modos, se veía que empezaba a sentirse cómodo en el cargo. Como él mismo dijera levantando el índice en una reciente cena en casa de sus padres, de sobremesa, ante la expectación general primero, y la calurosa aprobación después, de sus parientes y compañeros de armas: “Al principio se siente raro; pero uno se acostumbra a todo”.

-Pues sí, ¿qué te trae por acá? –insistió-. Apuesto a que ya tenés líos en el Ministerio.

-Bueno, si querés saber la verdad, sí

-¿Verdá? –dijo triunfante el Presidente, aprobando su propia sagacidad.

-Pero, si me lo permitís, , no vengo a eso; otro día te cuento. Mirá, para no quitarte el tiempo, te lo voy a decir de una vez. Fíjate que ha habido varios casos de niños que se desmayan de hambre en las escuelas y yo quisiera ver qué podemos hacer.- Prefiero decírtelo a vos de una vez porque si no es la bruta andar de aquí para allá . Además, mejor te lo cuento yo porque no faltará quien te venga a decir que no hago nada. Mi idea es que me autoricés para tratar de conseguir algo de dinero y fundar una especie de Gota de Leche semioficial.

-¿No te me estarás volviendo comunista, vos?- lo detuvo él soltando una carcajada. Aquí sí que se echaba de ver su excelente humor de ese día. Los dos se rieron mucho. El Director le advirtió en broma que tuviera cuidado porque estaba leyendo un librito sobre marxismo, a lo que él repuso sin dejar de reírse que no se lo fuera a ver el Director de Policía porque lo podía joder. Después de cambiar aún otras frases ingeniosas alrededor del mismo tema, él le dijo que le parecía bien, que fuera viendo a quién le sacaba la plata, que dijera que él estaba de acuerdo y que quizá la UNICEF podía dar un poco más de leche. “Los gringos tienen leche como la chingada” afirmó por último, poniéndose de pie y dando por terminada la entrevista.

-Ah, y mirá – añadió cuando ya el Director se encontraba en la puerta-: si querés háblale a mi señora para que te ayude; a ella le gustan esas cosas.

El Director le dijo que estaba bueno y que le iba a hablar enseguida.

No obstante, esto más bien lo deprimió, porque no le agradaba trabajar con mujeres. Peor de funcionarios. La mayoría eran raras, vanidosas, difíciles, y uno tenía que andarse todo el tiempo con cortesías, preocupándose de que estuvieran siempre sentadas y poniéndose nervioso cuando por cualquier circunstancia había qué decirles que no.

Augusto Monterroso

Obras completas (y otros cuentos)

Ediciones Era.


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