LA TREVI
Después de varias peleas a muerte, sobre la arena ensangrentada del palenque improvisaron una tarima para colocar los instrumentos musicales. Había sido larga la espera para aquellos que por primera vez iban a presenciar tal espectáculo. Y es que en la Feria y Exposición la máxima atracción de esa semana era precisamente el doble espectáculo: peleas de compromiso entre galleros de la región contra los galleros de la región sur del Estado de Texas y la tan esperada presentación promocionado por el empresario del palenque de la Feria como “el Fabuloso Show de Gloria Trevi”.
Afuera se quedaron muchas personas protestando porque el Palenque se llenó desde muy temprano. Casi tres horas antes del inicio de las peleas de compromiso el Palenque lucía lleno. Incluso hubo protestas debido a que muchos que ya habían comprado sus boletos se quedaron sin poder entrar. El sobrecupo era evidente y la reventa de boletos se hacía con muy poca discreción. Los boletos se conseguían al triple de su valor y aún así muchos se quedaron afuera. Mucha gente tuvo que presenciar todo el espectáculo de pie.
Después de la larga espera, el público exigía a gritos la presencia de la Trevi en el escenario. Las luces se apagaron y eso animó a todos los presentes, que empezaron a gritar ¡Gloria, Gloria, Gloria!
En medio de la oscuridad, llegaron a la tarima los músicos y empezaron a tocar una canción de rock, que puso frenéticos a los chavos, que llevaban varias horas y bebidas de espera.
Y es que sin lugar a dudas, esto es un arte. Luciendo sus mejores galas, los galleros azuzaban a sus gallos para lograr vencer a sus adversarios. El alcohol corría en abundancia y el público se enardecía cada vez que uno de los gallos lograba con sus patas dar un certero navajazo a su rival.
Los ensangrentados animales se revolcaban en el suelo y cuando parecía que uno estaba ya casi muerto, se reponía y dando enormes aletazos contratacaba a su enemigo.
Con la cabeza erguida y dando grandes brincos llegó la Trevi al escenario. Las luces se apagaron y solo un reflector siguió su carrera descendente a través del angosto pasillo de la escalera, mientras el animador se deshacía en elogios que nadie escuchaba.. Seguida por cuatro guaruras, llegó hasta el entarimado. El público enloqueció y su grupo musical empezó a tocar la introducción de su primera canción. De la euforia pasaron al silencio total. Cinco mil gentes en silencio para escuchar a la Reina del Palenque.
Era la figura del momento. Después de que el animador hiciera su presentación, se oyó una rechifla y hasta algunas mentadas de madre. Sólo algunos aplausos de sus más cercanos amigos que le acompañaban esa noche se escucharon perdidos entre la rechifla y los recordatorios maternales. Es el riesgo de ser una figura pública. Y sobre todo cuando se tiene una pasión tan arraigada por los aplausos y por los palenques. El alcalde ni se inmutó. Se puso de pié y saludó apenas levantando la mano. De inmediato se volvió a sentar pidiendo que se reanudaran las peleas de gallos.
Sin duda, poco le importaba lo que le gritaba la gente. O al menos eso aparentaba, ya que transmitía una gran seguridad. Pese a los gritos que pudieran considerarse como ofensivos, jamás perdió la ecuanimidad. Incluso sonreía ante los gritos de ¡Mamacita! y algunos otros, más subidos de tono. Gloria se apoderó del escenario y empezó a manejar a su público, que también se le entregaba. Al terminar la primera canción, de nuevo la locura. De inmediato los músicos empezaron a tocar la segunda canción y los alaridos iban en aumento.
Los ávidos ojos de los asistentes, como hipnotizados, seguían el espectáculo por todo el redondel. No perdían detalle y celebraban con gran júbilo cada movimiento brusco, cada sacudida de cabeza, cada evolución en el aire. Era tal su agilidad y su condición que uno pensaba de inmediato en el enorme sacrificio y las incontables horas de entrenamiento que tuvieron que padecer los gallos para llegar en buena forma a su cita con el destino.
Era cuestión de vida o muerte. Después de tanto prepararse, por fin llegaba la noche tan temida y tan anhelada Esta era la noche de su vida. Y es que era mucho más que el orgullo lo que estaba en juego. Aquí se podían cobrar viejas afrentas y era una excelente oportunidad de cobrar venganza. O de perderlo todo. Los apostadores llegaron con los bolsillos repletos de dinero y en cada pelea grandes fajos de billetes cambiaban de dueño. El alcohol exacerbaba los ánimos y hubo algunos conatos de bronca entre los asistentes.
Los encargados de la seguridad actuaban de inmediato para aplacar los ímpetus de algunos tipos pasados de copas. Aunque la verdad es que no se requirió de la actuación de los de seguridad, pues Gloria con un brusco empujón se encargaba de rechazar a los manos largas que quisieron aprovechar la oportunidad de disfrutar de algo más que los calendarios de la Trevi.
De repente Gloria se quitó el saco, provocando gritos de júbilo entre el público masculino. Con cada nueva canción, la temperatura aumentaba en el Auditorio.
Hubo algunos desmayados. De inmediato se les daba auxilio, pues el espectáculo debía continuar. Se les echaba aire en la cabeza para tratar de que volvieran en sí, cosa que no siempre se lograba. Incluso los galleros les llegaban a chupar la cabeza para que se reanimaran, aunque no siempre el remedio daba resultado .Muchas veces el gallo ya no se podía levantar y perdía la pelea.
Algunas veces intentaba levantarse, haciendo un gran esfuerzo. Todos los espectadores estaban pendientes de sus movimientos. Desesperado, tenía que aguantar la humillación de estar en el suelo, sin poder moverse, pisoteado. Y con los pantalones abajo. Primero se mostró muy valiente queriendo bailar con Gloria, que divertida, lo dejó hacer mientras seguía cantando. Luego ella le quitó la camisa ante la mirada complaciente de las mujeres asistentes. Después le desabrochó el cinto y el cierre del pantalón, ante las divertidas carcajadas de todo el público. Por último lo acostó en el piso y le bajó el pantalón. El pobre quería levantarse pero la Trevi se lo impedía. Cuando ella le quiso quitar el calzoncillo, él se le escurrió entre las piernas y salió corriendo del escenario ante las carcajadas de todos.
Ella sonreía divertida, pues sabía que estaba ante su público. Y creía que el público en verdad la quería. Pero con el paso del tiempo, su nombre se fue borrando de la memoria colectiva hasta que el escándalo nos lo devolvió de una manera vergonzosa. Primero dicen que anduvo huyendo, luego que tenía órdenes de aprehensión, que explotaban a niñas que buscaban el estrellato, que era responsables de violación de menores de edad, que merecía la cárcel, que estaba enamorada del tal Andrade, que tenía orden de extradición, que tenía cuentas millonarias, que algunos políticos de altos vuelos estaban involucrados con sus ilícitos y en sus orgías. Jamás se imaginó Mary Boquitas el tremendo giro que tendría su vida a la vuelta de unos cuantos años. Antes de tomar un descanso durante su actuación, la Trevi la presentó: - Y ahora los dejo con una talentosa cantante reynosense: con Ustedes, la incomparable... Mary Boquitas!!!!!
Uno jamás se imaginó que esas niñas (porque eran unas niñas) tuvieran el permiso de sus padres para andar en lugares así. Incluso que los mismos padres las llevaran a ese tipo de lugares. Pero Gloria tiene un algo que atrae a la gente, y tratando de buscar una gloria efímera, esas niñas terminaron en lo más bajo. Ahí estaban más de diez niñas en el vil suelo, en medio del escenario, arrastrando su cabellera contra el piso al compás de la canción “Pelo suelto”, mientras todo el palenque coreaba interminablemente el estribillo de “Voy a traer el pelo suelto”.
Al terminar esta canción, se despidió del público. Las chiquillas se levantaron y una de ellas se abrazó aferradamente a Gloria y no la dejaba irse.
Por fin pudo desprenderse de la niña y el público empezó a gritar: Otra, Otra, Otra!!!.
Terminó su actuación con un popurrí de canciones de rock que no lograron prender al auditorio.
Esa fue la unica vez que asistí a una pelea de gallos. Perdí mucho dinero.
Ya se aproxima la Feria y Exposición de Reynosa. Este año espero apostar fuerte a los gallos y hacer algún dinero.
¿Y por qué no? A lo mejor sale bien librada la Trevi y podemos tenerla en la Feria nuevamente.
Bueno, si sigue publicando su calendario, prometo no hacerle el recuento de los daños.
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