miércoles, 10 de febrero de 2010
EN CUALQUIER PAÍS
lunes, 14 de septiembre de 2009
VIVA LA INDEPENDENCIA!!!

EL GRITO DE AJETREO
El episodio que sigue es tan conocido que no vale la pena contarlo. Voy a referirme a él brevemente nomás para no perder el hilo del relato y precisar algunos puntos que la leyenda ha borroneado. Es el que empieza con mi cabalgada nocturna y termina con Periñón en la iglesia dando lo que ahora se llama el "Grito de Ajetreo".
Dicen que yo tenía tanta prisa por avisar a mis compañeros que la Junta de Cañada había sido descubierta, que reventé cinco caballos aquella noche. Que me detuve en Muérdago nomás el tiempo que necesité para dar el mensaje y dejar que Ontananza y Aldaco montaran, desenvainaran espadas y gritaran " ¡a las armas!". Luego viene "el abrazo". Un pintor que quiso evocar mi llegada a Ajetreo, me representó sacando el pie de debajo de un caballo muerto, al fondo se ve la iglesia, Periñón está en el atrio y va corriendo hacia mí con los brazos abiertos. Dicen que apenas di la noticia Periñón hizo tocar a rebato, que llegaron los fieles corriendo y que cuando se llenó la iglesia, Periñón subió al púlpito y gritó:
— ¡Viva México! ¡Viva la independencia! ¡Vamos a matar españoles !
Que la gente le hizo coro, que él sacó una espada, que salió de la iglesia y que todos lo seguimos.
Es una visión inexacta. Si yo hubiera reventado cinco caballos hubiera llegado antes, o bien mucho después, porque no es camino en el que se pueda cambiar de montura con facilidad. Fui al paso que daba mi yegua. Era noche de luna y yo estaba lleno de miedos. A veces arrendaba para escuchar, creyendo oír galopes lejanos, a veces me espantaban las formas de los huizaches, el peor susto me lo dieron unos que iban por el camino buscando un becerro perdido. Miedos vanos, nadie me persiguió aquella noche. Llegué a Muérdago clareando, y desayuné con la familia Aldaco.
Siguen las horas perdidas que pasamos discutiendo. Ontananza aconsejaba cautela: dejar pasar el tiempo y esperar más noticias.
Aldaco y yo tratábamos de hacerle ver que no teníamos más que dos caminos: el de levantarnos en armas ese día y el de San Juan de Ulúa. Por fin lo convencimos. Cuando me puse en camino otra vez ya estábamos de acuerdo: yo iría a Ajetreo, ellos me seguirían al día siguiente con sus escuadrones, nuestro primer objetivo militar iba a ser la ciudad de Cuévano.
A mi llegada a Ajetreo no hubo abrazo, porque Periñón no estaba. Había ido a visitar amigos que vivían fuera del pueblo. Sus sobrinas me dieron de cenar mientras Cleto fue a buscarlo. Periñón regresó pasadas las nueve y media. Pero apenas supo lo que había ocurrido en Cañada no titubeó.
Llamó a su gente en secreto y la armó. A la cabeza de ellos fuimos a buscar, primero al delegado Patino y después a los cuatro españoles que vivían en el pueblo.
—Dense presos en nombre de la independencia —les dijo Periñón.
No hallábamos dónde encerrarlos. Por fin se nos ocurrió llevarlos a la cárcel. Hubo que soltar a los presos. Entonces oí a Periñón decir su primer discurso revolucionario:
—Libertad os doy —dijo a los presos— porque habéis sido víctimas de un gobierno injusto.
— ¡Viva el señor cura Periñón! —gritaron los presos.
Lo siguieron lealmente en su aventura. Todos murieron.
Cuando la campana tocó a rebato ya el peligro había pasado: los españoles estaban presos, los alguaciles desarmados, la ciudad en nuestras manos.
Periñón descolgó la imagen de la Virgen Prieta que estaba en el cuadrante, arrancó tres palos del bastidor y amarró el cuadró a una lanza, convirtiéndola en estandarte.
—Esta será nuestra bandera —dijo— y con ella venceremos. Cuando la iglesia se llenó, salió al presbiterio y gritó: — ¡Viva México! ¡Viva la independencia! ¡Viva la Virgen Prieta!
El pueblo le contestó:
—¡Viva el señor cura Periñón!
Ni él gritó " ¡vamos a matar españoles!" ni matamos a ninguno aquella noche. Periñón abrió una barrica del vino que él mismo hacía y nos dio a probar. Estaba agrio. Después dispuso guardias y nos fuimos a dormir.
Jorge Ibarguengoitia
Los pasos de López
Booket
.
sábado, 15 de agosto de 2009
ESTO NO PUEDE SEGUIR ASI

¿QUIÉN SE LLEVA A BLANCA?
(Fragmento)
Cuando me conocieron, el día en que vimos en la televisión una película argentina, la madre dijo, según Blanca, que era “de confianza”, pero el resto de la familia pensaba que “todos los hombres son muy malos, ofrecen muchos regalos, etc.” Esto me lo contó Blanca, porque yo no les oí decir más que “buenas noches”.
Yo sé que en el fondo eres bueno —me decía Blanca.
Una noche que estábamos platicando en el jardín que quedaba fuera de su casa, llegó el hermano soltero, entró sin saludarme, subió a su cuarto y a los cinco minutos abrió la ventana con mucha violencia, para que supiéramos que era hora de despedirse.
—Me gustas tanto —me dijo un día—, que si pasara junto a mí Rock Hudson, ni lo miraría siquiera.
Me sentía obligado a casarme con ella, porque ella creía que iba a casarme con ella.
—Si esto se acabara —me dijo durante uno de nuestros paseos vespertinos—, me daría mucha tristeza.
Y no se hubiera acabado, si no hubiera sido por lo que pasó en el bar “Del paseo”.
La cosa fue así: un día tuve dinero y la invité a tomar la copa. Ella pidió un vermuth batido que le duró toda la tarde. Cuando se lo terminó, me dijo cómo iban a llamarse nuestros hijos.
—El primero, Ernesto, el segundo, Juan, el tercero, Esteban, por San Esteban. Y las mujercitas… etcétera.
Se apagó la luz en el hostal. Cuando íbamos a salir, nos dieron una vela y bajamos doce pisos alumbrándonos con ella. Al llegar a la calle, le dije:
—Esto no puede seguir así.
Pero así como antes no había entendido que lo que yo quería era acostarme con ella, no entendió entonces que no quería casarme con ella. Explicarle que no iba a haber matrimonio me tomó tres sesiones mortales. Le dije que necesitaba libertad, le dije que tenía dos amantes de las que no quería prescindir, le dije que nunca iba a tener dinero para casarme. En la tercera sesión me dijo:
—Si necesitas libertad y dos amantes y no tienes dinero, vamos a seguir como tú quieras.
Jorge Ibarguengoitia
El Cuento Contemporáneo
Coordinación de Difusión Cultural de la UNAM.
Cuento completo en:
http://www.materialdelectura.unam.mx/images/stories/pdf5/jorge-ibarguengoitia.pdf
.