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miércoles, 30 de diciembre de 2009

SOMOS EL COLOR DE LA TIERRA





QUEREMOS SER INDIGENAS Y MEXICANOS
(Fragmento)

Señores y señoras diputados y diputadas. Senadores y senadoras:
Quiero explicarles la situación de la mujer indígena que vivimos en nuestras comunidades, hoy que según esto está garantizado en la Constitución el respeto a la mujer.
La situación es muy dura. Desde hace muchos años hemos venido sufriendo el dolor, el olvido, el desprecio, la marginación y la opresión.
Sufrimos el olvido porque nadie se acuerda de nosotras. Nos mandaron a vivir hasta en el rincón de las montañas del país para que ya no lleguen nadie a visitarnos o a ver como vivimos.
Mientras no contamos con los servicios de agua potable, luz eléctrica, escuela, vivienda digna, carreteras, clínicas, menos hospitales, mientras muchas de nuestras hermanas, mujeres, niños y ancianos mueren de enfermedades curables, desnutrición y de parto, porque no hay clínicas ni hospitales donde se atiendan.
Solo en la ciudad, donde viven los ricos, sí tienen hospitales con buena atención y tienen todos los servicios. Para nosotras, aunque haya en la ciudad, no nos beneficia para nada, porque no tenemos dinero, no hay manera como trasladar, si lo hay ya no llegamos a la ciudad, en el camino regresamos ya muerto.
Principalmente las mujeres, son ellas las que sienten el dolor del parto, ellas ven morir sus hijos en sus brazos por desnutrición, por falta de atención, también ven sus hijos descalzos, sin ropa, porque no alcanza el dinero para comprarle porque son ellas que cuidan sus hogares, ven qué le hace falta para su alimentación.
También cargan su agua de dos a tres horas de camino con cántaro y cargando su hijo y lo hace todo lo que hace dentro de la cocina.
Desde muy pequeña empezamos a trabajar cosas sencillas. Ya grande sale a trabajar en el campo, a sembrar, limpiar y cargar su niño, mientras los hombres se van a trabajar en las fincas cafetaleras y cañeras para conseguir un poco de dinero para poder sobrevivir con su familia, a veces ya no regresan porque se mueren de enfermedad. No da tiempo para regresar en su casa o si regresan, regresan enfermos, sin dinero, a veces ya muerto. Así queda con más dolor la mujer porque queda sola cuidando sus hijos.
También sufrimos el desprecio y la marginación desde que nacimos porque no nos cuidan bien. Como somos niñas piensan que nosotros no valemos, no sabemos pensar, ni trabajar, como vivir nuestra vida.
Por eso muchas de las mujeres somos analfabetas, porque no tuvimos la oportunidad de ir a la escuela.
Ya cuando estamos un poco grande nuestros padres nos obligan a casar a la fuerza, no importa si no queremos, no nos toman consentimiento. Abusan de nuestra decisión, nosotras como mujer nos golpea, nos maltrata por nuestros propios esposos o familiares, no podemos decir nada porque nos dicen que no tenemos derecho de defendernos.
A nosotras las mujeres indígenas, nos burlan los ladinos y los ricos por nuestra forma de vestir, de hablar, nuestra lengua, nuestra forma de rezar y de curar y por nuestro color, que somos el color de la tierra que trabajamos.
Siempre en la tierra porque en ella vivimos, también no nos permite nuestra participación en otros trabajos. Nos dicen que somos cochinas, que no nos bañamos por ser indígena.
Nosotras las mujeres indígenas no tenemos las mismas oportunidades que los hombres, los que tienen todo el derecho de decidir de todo. Solo ellos tienen el derecho a la tierra y la mujer no tiene derecho, como que no podemos trabajar también la tierra y como que no somos seres humanos, sufrimos la desigualdad.
Toda esta situación los malos gobiernos los enseñaron.
Las mujeres indígenas no tenemos buena alimentación, no tenemos vivienda digna, no tenemos ni un servicio de salud, ni estudios.
No tenemos proyecto para trabajar, así sobrevivimos la miseria, esta pobreza es por el abandono del gobierno que nunca nos ha hecho caso como indígena y no nos han tomado en cuenta, nos ha tratado como cualquier cosa.
Dice que nos manda apoyo como Progresa pero ellos lo hacen con intención para destruirnos y dividirnos.
Así es de por sí la vida y la muerte de nosotras las mujeres indígenas. Y nos dicen que la ley Cocopa va a hacer que nos marginen.
Es la ley de ahora la que permite que nos marginen y que nos humillen. Por eso nosotras nos decidimos a organizar para luchar como mujer zapatista.
Para cambiar la situación porque ya estamos cansadas de tanto sufrimiento sin tener nuestros derechos.
No les cuento todo esto para que nos tengan lástima o nos vengan a salvar de esos abusos. Nosotras hemos luchado por cambiar eso y lo seguiremos haciendo.
Pero necesitamos que se reconozca nuestra lucha en las leyes porque hasta ahora no está reconocida. Sí está pero sólo como mujeres y ni siquiera ahí está cabal.
Nosotras además de mujeres somos indígenas y así no estamos reconocidas.
Nosotras sabemos cuáles son buenos y cuáles son malos los usos y costumbres.
Malas son de pegar y golpear a la mujer, de venta y compra, de casar a la fuerza sin que ella quiere, de que no puede participar en asamblea, de que no puede salir en su casa.
Por eso queremos que se apruebe la ley de derechos y cultura indígena, es muy importante para nosotras las mujeres indígenas de todo México.
Va a servir para que seamos reconocidas y respetadas como mujer e indígena que somos. Eso quiere decir que queremos que sea reconocida nuestra forma de vestir, de hablar, de gobernar, de organizar, de rezar, de curar, nuestra forma de trabajar en colectivos, de respetar la tierra y de entender la vida, que es la naturaleza que somos parte de ella.
En esta ley están incluidos nuestros derechos como mujer que ya nadie puede impedir nuestra participación, nuestra dignidad e integridad de cualquier trabajo, igual que los hombres.
Por eso queremos decirle para todos los diputados y senadores para que cumplan con su deber, sean verdaderos representantes del pueblo. Ustedes dijeron que iban a servir al pueblo que van a hacer leyes para el pueblo.
Cumplan sus palabra, lo que se comprometieron al pueblo. Es el momento de aprobar la iniciativa de ley de la Cocopa.
Los que votaron a favor de ustedes y los que no pero que también son pueblos siguen sediento de paz, de justicia, de hambre. Ya no permitan que nadie ponga en vergüenza nuestra dignidad. Se los pedimos como mujeres, como pobres, como indígenas y como zapatistas.

Comandante Esther
Discurso ante el Palacio Legislativo
28 de Marzo de 2001.


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jueves, 19 de noviembre de 2009

LA TIENDA DE RAYA



EL SALARIO DE LOS PEONES

El precio a que tienen derecho de obtener el maíz los peones de la hacienda, constituye el primero de los complementos del salario del peón de año. Si el maíz vale generalmente en el mercado $8.00 o $10.00, no importa; de la cosecha de la hacienda siempre se ha apartado maíz suficiente para poder dar constantemente al peón de año el maíz a $6.00, o a seis reales la cuartilla. Media cuartilla semanaria es la dotación regular de la familia de un peón. Esto ya es un incentivo económico y de hecho es un pequeño aumento al salario del peón, supuesto que se le rebaja el valor del maíz y se le da en el maíz un pequeño complemento a su salario; no mucho, apenas lo suficiente para que no se muera de hambre. Y esto tiene el carácter de un favor del amo de los peones de año.

En la zona pulquera se conoce otro aumento al salario del peón tlachiquero: que se llama el tlaxilole; es la ración de pulque que, al caer de la tarde y después de cantar el “Alabado”, recibe el tlachiquero para las necesidades de su familia, y que, o lo bebe, o lo vende, o lo va a depositar en algo que él llama un panal, en un tronco hueco de maguey, donde sirve de semilla para una fabricación clandestina. Lo general es que se lo beba o lo venda; pero de todos modos, el tlaxilote constituye un pequeño aumento al salario del peón tlachiquero.

Constituye también un complemento del salario –y debería yo haberlo mencionado en primer lugar-, la casilla, es decir, la mitad, o tercera parte, u octava parte de casilla que le toca a un desgraciado de estos como habitación; es cierto que el peón “acasillado “ tiene que compartir el duro suelo en que se acuesta con otros peones o sirvientes de la finca, en una promiscuidad poco cristiana; pero sin embargo, tiene una pequeña porción del hogar, que es un complemento del sueldo que goza.

Mientras tiene el carácter de peón de año, tiene- ¡y qué pocas veces la tiene!- la escuela. La escuela existe, pero en condiciones tales, que en al año de 1895, en que yo serví como maestro en una escuela en una hacienda pulquera, recibí como primeras instrucciones del administrados de la hacienda –que entre paréntesis, no era el que pagaba mi sueldo, sino que yo era empleado oficial –no enseñar más que a leer y escribir y el Catecismo de la Doctrina Cristiana, con prohibición absoluta de enseñanza de la Aritmética y, sobre todo, “de esas cosas de Instrucción Cívica que ustedes traen y que no sirven para nada”.

Cuando en 1895 era yo maestro de escuela, en una hacienda del estado de Tlaxcala, no se conocía allí la enseñanza de la lectura y escritura simultáneas, ni el método de palabras normales.- Esto lo pueden comprender los que son maestros de escuela y saben los adelantos que la Pedagogía había ya hecho en aquella época.- Encontré implantado en la escuela el silabario de San Miguel, que en la mayor parte de la República había sido ya substituído tiempo antes por el silabario de San Vicente. Encontré gran resistencia de parte de los hacendados para la enseñanza de la Aritmética, y vosotros comprenderéis por qué esa resistencia. Y si esto pasaba en el año 1895, aquí a las puertas de la capital y a tres horas del ferrocarril, ya supondréis lo que sigue pasando en muchas partes del país. Pero, en fin, la escuela es un pequeño aumento al salario del peón, que por cierto, no siempre proporciona la hacienda.

Siguen los fiados en la tienda de raya. La tienda de raya no es un simple abuso de los hacendados; es una necesidad económica en el sistema de manejo de una finca; no se concibe una hacienda sin tienda de raya, y no va a ser este el momento en que yo haga disgresiones acerca de los medios de suprimirlas, supuesto que ya hemos recibido la Iniciativa de los señores Ramírez Martínez y Nieto, en mi concepto muy atinada. La tienda de raya es el lugar donde el hacendado fía las mercancías al peón, lo cual se considera un beneficio para el jornalero; pero, al mismo tiempo, es el banco del hacendado. Los complementos al salario de que antes he hablado, constituyen las larguezas de la finca que el hacendado entrega con la mano derecha; con la mano izquierda, o sea por conducto de la tienda de raya, el hacendado recoge los excesos de salario que había pagado al jornalero; todo eso que el peón ganaba en el maíz, en la casilla y en el tlaxilole, todo eso lo devuelve en el mostrador de la tienda de raya. Y lo tiene que devolver indefectiblemente, porque el sistema de fiado perpetuo, constante, incurable en nuestras clases sociales y hasta en nosotros mismos, es la muerte económica de nuestras clases pobres. El sistema de fiado tiene su más característica aplicación en la tienda de raya, donde el jornalero recibe al fiado todos los días lo que necesita para comer, descontándosele de su raya el domingo, pues el peón, por lo regular, no recibe el fin de semana en efectivo más que unos cuantos centavo; lo demás es cuestión de mera contabilidad.


Fragmento del Discurso del Diputado Luis Cabrera
XXVI Legislatura



Félix F. Palavicini
Los Diputados
Fondo para la Historia de las Ideas Revolucionarias en México.

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sábado, 29 de agosto de 2009

PRESTAN JURAMENTO NUEVOS LEGISLADORES






PENSAMIENTOS SUELTOS 2

(Fragmento)

Si por cada juramento que entre nosotros se quebranta cayese un rayo del cielo, tendríamos principalmente en el mes de diciembre de cada año un aguacerito continuado de rayos en seco, que daría mucho que ver, y sobre todo que oír: Es verdad que los perjuros alegan no haber jurado, sino prestado el juramento, y que, por tanto, son dueños de reclamar la prenda cuando gusten; pero los que sí han jurado guardar la Constitución, ¿qué pueden decir? Que la tienen tan bien guardada que ya ni se acuerdan dónde está. Lo dicho puede recapitularse en cuatro palabras:


¿Quieres Luis, que aun tu jumento,

(animal tan honradote)

se te vuelva otro Iscariote?

Haz que preste juramento.


Guillermo Prieto (1818 – 1897)

Lecciones a un periodista novel

Planeta / Conaculta.


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