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lunes, 22 de marzo de 2010

EL AGUA ES VIDA


LA TRAGEDIA ANUNCIADA

(Fragmento)



Frente a una oferta de agua prácticamente fijada, desigualmente distribuida y a menudo mal empleada, descubrimos por todas partes, pues, una demanda en gran aumento, casi exponencial. El desequilibrio es masivo y nada nos permite pensar que pueda acabarse pronto. Y ciertamente, no de manera natural. El estrés hídrico, que hoy todavía constituye la excepción, podría convertirse en la regla dentro de unas décadas.

Para uno de cada cuatro habitantes del planeta, es decir para 1,200 millones de seres humanos, el acceso al agua potable todavía es un sueño que dista varios kilómetros y, atrevámonos a decirlo, varias décadas. Y dos de cada cinco, es decir 2,500 millones de seres humanos, no tiene acceso a un saneamiento ni siquiera rudimentario.

La negación de estos dos derechos, que consideramos elementales, reflejados en ese grifo que podemos abrir y en esa cadena de retrete de la que podemos tirar, nos conduce a un primer callejón sin salida. Y es grande. Cuando proclamamos que el agua es vida y permitimos que les falte a tantos de nuestros contemporáneos, nos mentimos a nosotros mismos. Proporcionarles agua es, antes que nada, un imperativo moral. La fraternidad no es asunto de letreros de ayuntamientos o de Declaración Universal: debe traducirse en actos.



Varios Autores


Agua para todos


Fondo de Cultura Económica.

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lunes, 15 de marzo de 2010

ALGUIEN DISPUESTO A HACERLE DAÑO A MEXICO





CARTA ABIERTA A CARLOS SLIM.
Estimado Ingeniero: Le escribo este texto como ciudadana. Como consumidora. Como mexicana preocupada por el destino de mi país y por el papel que usted juega en su presente y en su futuro. He leído con detenimiento las palabras que pronunció en el Foro “Qué hacer para crecer” y he reflexionado sobre sus implicaciones. Su postura en torno a diversos temas me recordó aquella famosa frase atribuida al presidente de la compañía automotriz General Motors, quien dijo: “lo que es bueno para General Motors es bueno para Estados Unidos”. Y creo que usted piensa algo similar: lo que es bueno para Carlos Slim, para Telmex, para Telcel, para el Grupo Carso es bueno para México. Pero no es así. Usted se percibe como solución cuando se ha vuelto parte del problema; usted se percibe como estadista con la capacidad de diagnosticar los males del país cuando ha contribuido a producirlos; usted se ve como salvador indispensable cuando se ha convertido en bloqueador criticable. De allí las contradicciones, las lagunas y las distorsiones que plagaron su discurso y menciono las más notables.
 Usted dice que es necesario pasar de una sociedad urbana e industrial a una sociedad terciaria, de servicios, tecnológica, de conocimiento. Es cierto. Pero en México ese tránsito se vuelve difícil en la medida en la cual los costos de telecomunicaciones son tan altos, la telefonía es tan cara, la penetración de internet de banda ancha es tan baja. Eso es el resultado del predominio que usted y sus empresas tienen en el mercado. En pocas palabras, en el discurso propone algo que en la práctica se dedica a obstaculizar.
 Usted subraya el imperativo de fomentar la productividad y la competencia, pero a lo largo de los años se ha amparado en los tribunales ante esfuerzos regulatorios que buscan precisamente eso. Aplaude la competencia, pero siempre y cuando no se promueva en su sector.  Usted dice que no hay que preocuparse por el crecimiento del Producto Interno Bruto; que lo más importante es cuidar el empleo que personas como usted proveen. Pero es precisamente la falta de crecimiento económico lo que explica la baja generación de empleos en México desde hace años. Y la falta de crecimiento está directamente vinculada con la persistencia de prácticas anti-competitivas que personas como usted justifican.
 Usted manda el mensaje de que la inversión extranjera debe ser vista con temor, con ambivalencia. Dice que “las empresas modernas son los viejos ejércitos. Los ejércitos conquistaban territorios y cobraban tributos”. Dice que ojalá no entremos a una etapa de “Sell Mexico” a los inversionistas extranjeros y cabildea para que no se permita la inversión extranjera en telefonía fija. Pero al mismo tiempo, usted como inversionista extranjero en Estados Unidos acaba de invertir millones de dólares en The New York Times, en las tiendas Saks, en Citigroup. Desde su perspectiva incongruente, la inversión extranjera se vale y debe ser aplaudida cuando usted la encabeza en otro país, pero debe ser rechazada en México.
 Usted reitera que “necesitamos ser competitivos en esta sociedad del conocimiento y necesitamos competencia; estoy de acuerdo con la competencia”. Pero al mismo tiempo, en días recientes ha manifestado su abierta oposición a un esfuerzo por fomentarla, descalificando, por ejemplo, el Plan de Interconexión que busca una cancha más pareja de juego.  Usted dice que es indispensable impulsar a las pequeñas y medianas empresas, pero a la vez su empresa —Telmex — las somete a costos de telecomunicaciones que retrasan su crecimiento y expansión.
 Usted dice que la clase media se ha achicado, que “la gente no tiene ingreso”, que debe haber una mejor distribución del ingreso. El diagnóstico es correcto, pero sorprende la falta de entendimiento sobre cómo usted mismo contribuye a esa situación. El presidente de la Comisión Federal de Competencia lo explica con gran claridad: los consumidores gastan 40 por ciento más de los que deberían por la falta de competencia en sectores como las telecomunicaciones. Y el precio más alto lo pagan los pobres.
 Usted sugiere que las razones principales del rezago de México residen en el gobierno: la ineficiencia de la burocracia gubernamental, la corrupción, la infraestructura inadecuada, la falta de acceso al financiamiento, el crimen, los monopolios públicos. Sin duda todo ello contribuye a la falta de competitividad. Pero los monopolios privados como el suyo también lo hacen.
 Usted habla de la necesidad de “revisar un modelo económico impuesto como dogma ideológico” que ha producido crecimiento mediocre. Pero precisamente ese modelo —de insuficiencia regulatoria y colusión gubernamental— es el que le ha permitido a personas como usted acumular la fortuna que tiene hoy, valuada en 59 mil millones de dólares. Desde su punto de vista el modelo está mal, pero no hay que cambiarlo en cuanto a su forma particular de acumular riqueza.
La revisión puntual de sus palabras y de su actuación durante más de una década revela entonces un serio problema: hay una brecha entre la percepción que usted tiene de sí mismo y el impacto nocivo de su actuación; hay una contradicción entre lo que propone y cómo actúa; padece una miopía que lo lleva a ver la paja en el ojo ajeno e ignorar la viga en el propio.
Usted se ve como un gran hombre con grandes ideas que merecen ser escuchadas. Pero ese día ante los diputados, ante los senadores, ante la opinión pública usted no habló de las grandes inversiones que iba a hacer, de los fantásticos proyectos de infraestructura que iba a promover, del empleo que iba a crear, del compromiso social ante la crisis con el cual se iba a comprometer, de las características del nuevo modelo económico que prometería apoyar. En lugar de ello nos amenazó. Nos dijo —palabras más, palabras menos— que la situación económica se pondría peor y que ante ello nadie debía tocarlo, regularlo, cuestionarlo, obligarlo a competir. Y como al día siguiente el gobierno publicó el Plan de Interconexión telefónica que buscaría hacerlo, usted en respuesta anunció que Telmex recortaría sus planes de inversión. Se mostró de cuerpo entero como alguien dispuesto a hacerle daño a México si no consigue lo que quiere, cuando quiere. Tuvo la oportunidad de crecer y en lugar de ello se encogió.
Sin duda usted tiene derecho a promover sus intereses, pero el problema es que lo hace a costa del país. Tiene derecho a expresar sus ideas, pero dado su comportamiento, es difícil verlo como un actor altruista y desinteresado, que sólo busca el desarrollo de México. Usted sin duda posee un talento singular y loable: sabe cuándo, cómo y dónde invertir. Pero también despliega otra característica menos atractiva: sabe cuándo, cómo y dónde presionar y chantajear a los legisladores, a los reguladores, a los medios, a los jueces, a los periodistas, a la intelligentsia de izquierda, a los que se dejan guiar por un nacionalismo mal entendido y por ello aceptan la expoliación de un mexicano porque —por lo menos— no es extranjero.
 Probablemente usted va a descalificar esta carta de mil maneras, como descalifica las críticas de otros. Dirá que soy de las que envidia su fortuna, o tiene algún problema personal, o es una resentida. Pero no es así. Escribo con la molestia compartida por millones de mexicanos cansados de las cuentas exorbitantes que pagan; cansados de los contratos leoninos que firman; cansada de las rentas que transfieren; cansados de las empresas rapaces que padecen; cansada de los funcionarios que de vez en cuando critican a los monopolios pero hacen poco para desmantelarlos. Escribo con tristeza, con frustración, con la desilusión que produce presenciar la conducta de alguien que podría ser mejor. Que podría dedicarse a innovar en vez de bloquear. Que podría competir exitosamente pero prefiere ampararse constantemente. Que podría darle mucho de vuelta al país pero opta por seguirlo ordeñado. Que podría convertirse en el filántropo más influyente pero insiste en ser el plutócrata más insensible. John F. Kennedy decía que las grandes crisis producen grandes hombres. Lástima que en este momento crítico para México, usted se empeña en demostrarnos que no aspira a serlo.
Denisse Dresser. Nota completa en:


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SE LA SIRVIÓ EN BANDEJA EL PRESIDENTE CARLOS SALINAS




CARLOS SLIM. LIDERAZGO SIN COMPETENCIA.
(Fragmento)

Hasta los años ochenta, Slim no figuraba en el grupo de los empresarios más grandes de México, donde destacaban nombres como Azcárraga y Garza Sada. Le faltaba el pedigree de los poderosos. Un elevado número de compañías cerraron sus puertas o fueron puestas en venta en la llamada “década perdida” causada por la crisis de la deuda. La actividad económica quedó estancada y pasó de un crecimiento anual del PIB del orden del 6.7 por ciento en el período 1965 – 1980, al 1.8 por ciento en los ochenta.
            Muchos empresarios sacaron sus capitales del país. Y los especuladores aprovecharon la situación para llenar sus arcas. En este contexto, Slim mostró sagacidad y ambición a la hora de comprar empresas entre 1981 y 1986. Su “visión empresarial” lo colocó en una situación  óptima en diciembre de 1990 para marcar el mejor gol de su carrera y entrar en las grandes ligas. Se la sirvió en bandeja el presidente Carlos Salinas de Gortari (1988-1994), al dar luz verde a la privatización de la compañía estatal Teléfonos de México (Telmex) Salía a la  venta la joya de la corona  del sector paraestatal, que da empleo a 250 mil trabajadores y representa más del 40 por ciento de la capitalización total de la Bolsa de Valores de México.
            El monopolio estatal de las telecomunicaciones pedía a gritos inversiones para mejorar  su deficiente  infraestructura, y por consiguiente, la calidad del servicio. El terremoto de 1985 fue la demostración más palpable de esta realidad. El sistema de telecomunicaciones colapsó  y puso de relieve la imperiosa necesidad  de invertir en el sector. Al gobierno le sobraban argumentos para justificar una política de modernización, que tendría como eje central la privatización de Telmex. El anuncio se produjo en  septiembre de 1989. Un año después se modificó el título de concesión que exigía a la empresa un conjunto de obligaciones para impedir prácticas monopólicas o abusivas.
Hubo tres ofertas y una docena de grupos extranjeros interesados en la adquisición de Telmex. El grupo Carso acudió a la licitación junto a la francesa France Telecom y la estadounidense South Western Bell International Holding Co. Enfrente había rivales de la talla de Telefónica de España. Slim logró su objetivo, con la colaboración inestimable del presidente de la república, y se hizo con un paquete del 20.4 por ciento de Telmex que le permitió adjudicarse  el 51 por ciento de los votos de la asamblea de accionistas. El 20.4 por ciento  de las acciones se repartía de la siguiente manera: Grupo Carso se quedó con el 5.8 por ciento, Bell con el 5 por ciento y una opción de otro 5 por ciento, y France Telecom y un grupo de inversores mexicanos el 4.6 por ciento.
            Roberto Hernández, archirrival de Slim, maniobró durante años para comprar Telmex. Sabía que la compañía  necesitaba una fuerte inyección de dinero para mejorar el servicio y confiaba  en que tarde o temprano el gobierno acabaría  por abrir la puerta a la inversión privada. Cuando llegó el día y fue el empresario de origen libanés quien ganara la apuesta, Slim y Hernández se convirtieron en enemigos frontales. Hernández recibió como “premio de consolación” el primer banco del país, Banamex, que años más tarde vendería a Citibank en una sabrosa operación bajo la administración de Vicente Fox.

Jorge Zepeda Patterson
Los amos de México
Editorial Planeta Mexicana, S. A. de C. V.


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martes, 9 de marzo de 2010

PROSTITUTA, DIOSA, GRAN SEÑORA, AMANTE




MASCARAS MEXICANAS
(Fragmento)

Sin duda en nuestra concepción del recato femenino interviene la vanidad masculina del señor –que hemos heredado de indios y españoles-. Como casi todos los pueblos, los mexicanos consideran a la mujer como un instrumento, ya de los deseos del hombre, ya de los fines  que le asignan la ley, la sociedad o la moral. Fines, hay que decirlo, sobre los que nunca se le ha pedido su consentimiento y en cuya realización participa solo pasivamente, en tanto que “depositaria” de ciertos valores. Prostituta, diosa,  gran señora, amante, la mujer transmite o conserva, pero no crea, los valores y energías  que le confían la naturaleza o la sociedad. En un mundo hecho a la imagen  de los hombres, la mujer es solo un reflejo  de la voluntad y querer masculinos. Pasiva, se convierte en diosa, amada, ser que encarna los elementos estables y antiguos del universo: la tierra, madre y virgen; activa, es siempre función, medio, canal. La feminidad nunca es un fin en si mismo, como es la hombría.
            En otros países estas funciones se realizan a la luz pública y con brillo. En algunos se reverencia a las prostitutas  o a las vírgenes; en otros, se premia a las madres; en casi todos, se adula y respeta  a la gran señora. Nosotros preferimos ocultar esas gracias  y virtudes. El secreto debe acompañar a la mujer. Pero la mujer no solo debe ocultarse, sino que además, debe ofrecer cierta impasibilidad sonriente al mundo exterior. Ante el escarceo erótico, debe ser “decente”; ante la adversidad, “sufrida”. En ambos casos su respuesta no es instintiva ni personal, sino conforme a un modelo genérico. Y ese modelo, como en el caso del “macho”, tiende a subrayar los aspectos defensivos y pasivos, en una gama que va desde el pudor y la “decencia” hasta el estoicismo, la resignación y la impasibilidad.

Octavio Paz
El laberinto de la soledad
Fondo de Cultura Económica.

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domingo, 7 de marzo de 2010

BUENA VOLUNTAD Y PERSEVERANCIA




LOS CUERVOS BIEN CRIADOS

            Cerca del Bosque de Chapultepec vivió hace tiempo un hombre que se enriqueció y se hizo famoso criando Cuervos para los mejores parques zoológicos del país y del mundo y los cuales resultaron  tan excelentes que a la vuelta de algunas generaciones y a fuerza de buena voluntad y perseverancia ya no intentaban sacar los ojos a su criador  sino que por el contrario se especializaron en sacárselos a los mirones que sin falta y dando muestras del peor gusto repetían delante de ellos la vulgaridad de que no había que criar Cuervos porque le sacaban a uno los ojos.


Augusto Monterroso
Fabulaciones y ensayos
Colección Literatura Latinoamericana.

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jueves, 25 de febrero de 2010

A MANO ARMADA



CIVILIZACION




Un hombre muere en mí siempre que un hombre

muere en cualquier lugar, asesinado

por el miedo y la prisa de otros hombres.



Un hombre como yo; durante meses

en las entrañas de una madre oculto;

nacido, como yo,

entre esperanzas y entre lágrimas,

y -como yo- feliz de haber sufrido,

triste de haber gozado,

Hecho de sangre y sal y tiempo y sueño.



Un hombre que anheló ser más que un hombre

y que, de pronto, un día comprendió

el valor que tendría la existencia

si todos cuantos viven

fuesen, en realidad, hombres enhiestos,

capaces de legar sin amargura

lo que todos dejamos

a los próximos hombres:

El amor, las mujeres, los crepúsculos,

la luna, el mar, el sol, las sementeras,

frío de la piña rebanada

sobre el plato de laca de un otoño,

el alba de unos ojos,

el litoral de una sonrisa

y, en todo lo que viene y lo que pasa,

el ansia de encontrar

la dimensión de una verdad completa.



Un hombre muere en mí siempre que en Asia,

o en la margen de un río

de África o de América,

o en el jardín de una ciudad de Europa,

Una bala de hombre mata a un hombre.



Y su muerte deshace

todo lo que pensé haber levantado

en mí sobre sillares permanentes:

La confianza en mis héroes,

mi afición a callar bajo los pinos,

el orgullo que tuve de ser hombre

al oír -en Platón- morir a Sócrates,

y hasta el sabor del agua, y hasta el claro

júbilo de saber

que dos y dos son cuatro...



Porque de nuevo todo es puesto en duda,

todo

se interroga de nuevo

y deja mil preguntas sin respuesta

en la hora en que el hombre

penetra -a mano armada-

en la vida indefensa de otros hombres.

súbitamente arteras,

las raíces del ser nos estrangulan.



Y nada está seguro de sí mismo

-ni en la semilla en germen,

ni en la aurora la alondra,

ni en la roca el diamante,

ni en la compacta oscuridad la estrella,

¡cuando hay hombres que amasan

el pan de su victoria

con el polvo sangriento de otros hombres!



Jaime Torres Bodet.

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martes, 23 de febrero de 2010

DELINCUENCIA ECONÓMICA Y FINANCIERA



LA IMPUNIDAD, MADRE DE TODA PREPOTENCIA
(Fragmento)

¿Qué es más difícil? ¿Combatir la corrupción y el crimen organizado, o a una organización paramilitar  que se propone combatir el terrorismo con el apoyo, o con un cierto apoyo, de algunos aparatos del Estado? De uno u otro modo,  ambas son formas de corrupción en el sentido más amplio, aunque el segundo  delito no sea catalogado como tal. Todas estas actividades criminales,  de uno u otro modo, violan el  estado de derecho. Son dos delitos distintos, diferentes, pero en ambos casos hay  un elemento común: la actitud  de la magistratura al enfrentar  estos delitos sin preocuparse  por quién es el responsable, como exige el principio de igualdad ante la  ley. Los nombres no deberían tener importancia, pero por desgracia no siempre es así.
            La materia que analizamos en el derecho penal moderno nos obliga a investigar, sobre los comportamientos y hechos concretos, sobre análisis fríos, ignorando si un indagado es de izquierda o de derecha, si es un dictador o San Juan de la Cruz.  No los juzgaremos por eso, sino por las acciones delictuosas que pueden haber cometido.
            En este contexto se puede apreciar  la diferencia de un juez respecto a otro, su actitud, sus ganas de trabajar. La corrupción es difícil, muy difícil de combatir, por eso es esencial la coordinación internacional, la cooperación entre las distintas magistraturas en las investigaciones sobre corrupción y delincuencia económica y financiera. Si en un paraíso fiscal los bancos interponen obstáculos a las investigaciones sobre ciertas cuentas, si no se nos permite confirmar cuál es el recorrido realizado por determinados depósitos,  si cuando se obtiene la colaboración judicial por parte de un país después se crean  obstáculos artificiales para que esta cooperación no produzca efectos, si cuando un magistrado obtiene por exhorto  pruebas  importantes se decreta  una norma para impedir que este material  pese en el proceso, que queda trabado en una vía muerta, nos perdemos en un maremágnum de formalidades que, en definitiva, son utilizados no para defender  al ciudadano sino para proteger determinados intereses.
Durante muchos años, desgraciadamente, esta fue la norma en toda investigación sobre corrupción.

Juez Baltazar Garzón, entrevistado por Gianni Miná
Un mundo mejor es posible
Ediciones Unión.

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Y LA CARNE REVENTADA POR EL PLOMO



LA CIUDAD

¿A quién o a qué cantarán los trovadores? Alguien quedará, para recordarlo así:
            Había quienes morían de frío, en los portales de las iglesias o en las canteras del parque, frente a la playa; había quiénes aparecían abandonados entre las rocas, con los huesos rotos y la carne reventada por el plomo. Un hombre atado escuchaba los aullidos de su hija, mientras le partían  por la mitad en el cuarto de al lado. Los presos reconocían a los verdugos por las voces y los olores y las maneras de pegar.
            Descubríamos que sentíamos miedo, y eso nos llenaba de asombro y de vergüenza. La ciudad vivía con el aliento cortado. El aire estaba envenenado por la desconfianza: se hablaba en voz baja, las voces no tenían eco, las voces no coincidían con las caras. Estar libre resultaba sospechoso, pero nos encontrábamos sueltos y vivos y nos daban ganas de felicitarnos. Los niños dibujaban túneles y animalitos que escapaban por los túneles. Se hacía el amor como si no fuera a repetirse nunca: “Si caigo y no me matan, voy a mandarte cartas debajo de la  lengua de alguien”. Decir “Hasta la semana que viene” era una estupidez. Pensaste, dijiste, dudaste: alguien murmuraba tu nombre  antes de desmayarse: reconocías el reloj de tu mejor amigo en la muñeca del soldado que entraba a detenerte.
            Los días no se tomaban unos a otros de la mano, no se abrían paso en fila india, amablemente, lento flujo del aceite del tiempo, ida y vuelta, va y viene, no: los días se atropellaban y se montaban unos sobre otros y caían al vacío con las piernas enredadas: zumbaban, atacarán, acosan: naciste mañana, morirás ayer: dijiste dirás adiós: amor o miedo ardiendo en esos ojos que me miraron la próxima última vez.

Eduardo Galeano
La canción de nosotros
Editorial Siglo XXI.

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sábado, 20 de febrero de 2010

LA SUBORDINACION DE LOS SOLDADOS



¿QUIÉN CONTROLA LAS FUERZAS ARMADAS?
(Fragmento)

…Así, rompiendo con el principio de la separación de poderes, el Legislativo no controla a los militares, mientras el Judicial renuncia a sus obligaciones constitucionales y no interviene en los numerosos casos en que integrantes de las fuerzas armadas incurren en conductas ilegales, delictivas y violadoras de las garantías individuales y los derechos humanos de la población, debilitando aún más el control civil que supuestamente se tiene sobre la milicia y estimulando la supremacía militar de facto en asuntos de justicia y, por ende, en la vida política y social.
Desde la llegada de un civil a la Presidencia en 1946, los militares mexicanos han tenido que demostrar su lealtad a gobiernos antipopulares que institucionalizaron el recurso de la violencia castrense para librarse de opositores, llevar a cabo campañas contrainsurgentes regionales y reprimir protestas sociales nacionales. Miguel Alemán utilizó al Ejército para contener las manifestaciones de descontento y afianzar el desmantelamiento de los beneficios sociales establecidos durante el gobierno de Lázaro Cárdenas. En 1956 se usaron las tropas para romper la huelga estudiantil politécnica y ocupar durante dos años las instalaciones del Instituto Politécnico Nacional. Más tarde se utilizó el cuerpo de transmisiones militares para imponer la requisa y romper la huelga de los telegrafistas. En 1959 se usó al Ejército para aplastar la huelga ferrocarrilera y detener su dirección sindical; igualmente se reprimió el movimiento de electricistas y el del magisterio. Díaz Ordaz ordenó la sustitución de médicos paristas por médicos militares y la ocupación con tropas de las universidades de Michoacán, Sonora, Tabasco y Sinaloa en paro. Eso, antes del movimiento estudiantil-popular de 1968, masacrado por las fuerzas armadas. Díaz Ordaz y Luis Echeverría utilizaron al Ejército como instrumento principal en el aniquilamiento de la guerrilla rural y urbana. Echeverría creó el grupo paramilitar Brigada Blanca, que jugó un papel fundamental en la guerra sucia. Carlos Salinas usó a los militares para arrestar a líderes sindicales, disuadir manifestaciones de la oposición en Guerrero y Michoacán e iniciar la contrainsurgencia en Chiapas. Ernesto Zedillo continuó la guerra de desgaste contra los zapatistas, iniciando cambios importantes en la naturaleza de las fuerzas armadas para servir principalmente como instrumento represivo en el mantenimiento del orden neoliberal.
La subordinación de los soldados ha sido acrítica, pasiva, mecánica, respecto del gobierno en turno. Nunca ha importando el grado de legitimidad política del mandatario. Tampoco es un obstáculo a la obediencia militar que los procesos electorales hayan sido irregulares, fraudulentos y cuestionados. Mucho menos la asignación de misiones que involucran a militares en la contención del descontento social. Las fuerzas armadas apuntalaron e hicieron posible la imposición de autoridades civiles carentes de legitimidad democrática comprobada en 2006 y han apoyado las políticas represivas y autoritarias del gobierno espurio de Felipe Calderón, plenamente volcadas hacia la vigilancia del orden interno y la contrainsurgencia, usurpando funciones de seguridad pública y desgastándose en una “guerra contra el narcotráfico” para la cual no están preparadas y saben perdida de antemano.
Tampoco existe control legislativo ni información a la sociedad sobre los convenios de cooperación militar con otros países, en particular con Estados Unidos, transfiriéndose armas y equipo estadunidense a México con la misma discrecionalidad y secrecía. Incluso, hay iniciativas de ley en el Congreso para permitir tropas extranjeras en territorio nacional, preparando el marco jurídico para una eventual ocupación militar de nuestros buenos vecinos para imponer la democracia, y de paso quedarse definitivamente con nuestro petróleo y otros recursos estratégicos, como hacen en Irak y Afganistán.
¿Seguirán los militares mexicanos el camino de sus pares en Colombia, fieles instrumentos de los afanes oligárquicos e imperialistas? ¿Continuarán preparándose para la siguiente represión al pueblo que ordene el comandante supremo?

Gilberto López y Rivas
Nota completa en:

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ERES DE TIERRA



ELEGIA A UN SOLDADO VIVO
(Fragmento)


…Ahora pasas, redondo.
La alegría en el fondo
de ti mismo, y encendiendo la calle
esa guerrera de ardoroso talle.
¿Será posible que tu mano agraria
la que empujó el arado
sobre la tierra paria;
tu mano campesina, hoy de soldado
que no robó al ganado
la sombra de su selva solitaria
ora quitarme quiera
mi pan de cada día
para hacer aún más gorda la chequera
del amo fiero que en tu máuser fía?
¡Di que no! ¡Di que no! Di, compañero
que tu hermano es primero:
que vienes de la tierra, eres de tierra
y a la tierra darás tu amor postrero;
que no irás a la guerra
a morir por petróleo o por asfalto,
mientras tu impar caldero
de primordial maíz bosteza falto;
y que ese brazo rudo
solo es del perseguido
a quien nadie recuerda cuando cae,
y a quien el sol desnudo
la tibia sangre en el sudor extrae,
como golpes de un látigo encendido.
¡Di que sí, di que sí! ¡Di, compañero,
que tu hermano es primero!

Nicolás Guillén
Obra Poética. Tomo I
Editorial Letras Cubanas.

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miércoles, 17 de febrero de 2010

UNA VIDA TRANQUILA



EN OCASIÓN DEL  NACIMIENTO DE UN HIJO

(Según el poema  chino de Su Tung-po 1036-1101)

Cuando nace un hijo, la familia
desea que sea inteligente.
Yo, que he arruinado mi vida entera
a causa de mi inteligencia,
solo puedo esperar que mi hijo
salga
ignorante y obtuso.
Entonces tendrá una vida tranquila
Como Ministro del Gabinete.

Bertolt Brecht.
Poesía
Presencia Latinoamericana, S. A.

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lunes, 15 de febrero de 2010

ACTÚAN COMO SICARIOS



LA HORA DE LOS NIÑOS

Los niños traficaban con una nueva especie de ratas
Anilladas como langostas y de color magenta y celeste.
Sabor extraño al principio
Pero como el hambre no miente
Nos habituamos a hornearlas.

Ya que uno es lo que come, en menos de un año
Nos volvimos como ellas.
Primero los ojitos alarmados, la pelambre y la cola.
Poco después los dientes de taladro,
Las garras como sierra de partir  huesos.
(¿Hará falta añadir que a este respecto
No tuvieron gran cosa que enseñarnos?)

Ahora son hombres los niños que vivían de las ratas.
Actúan como sicarios de un poder invisible
Y poco a poco pero noche tras noche
Nos eliminan sin clemencia

José Emilio Pacheco
Como la lluvia
El Colegio Nacional / Ediciones Era.

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domingo, 14 de febrero de 2010

PUEDE




LA POLITICA

            La política, decía alguien, puede acabar con viejas amistades  o unir a los más grandes enemigos.


Francisco de Paula León
Los hilos secretos de las élites
Random House Mondadori.

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jueves, 11 de febrero de 2010

ES QUE ANDABAN EN MALOS PASOS




ADIOS A LOS NIÑOS.
(Fragmentos)
La verdad, ya no tiene chiste ser joven. Antes era más divertido, soñador y hasta prestigioso. Los jóvenes en México conocen hoy la sangre demasiado pronto, y de maneras mucho más terribles que en el pasado. No podemos reprocharles que les urja ser grandes y se comporten como tales desde temprana edad. Mueren estadísticamente, sin heroismo, de manera absurda. Lejos de Se llevaron el cañón para Bachimba o los estudiantes de los años 60 del siglo pasado, son carne de cañón de los juegos de guerra de los grandes. No es que quieran crecer, no les queda de otra en una cultura cotidiana de familias a cargo exclusivamente de mujeres que trabajan, con los varones en fuga o metidos en sus cosas, entre el dinero y los excesos (de adrenalina al menos), en búsqueda y ejercicio de “poder”. Así, miles, quizá millones de niños y jóvenes pronto han de ser responsables, si no de madre y hermanos, por lo menos de sí mismos…
…Más pronto que tarde los jóvenes se ven arrojados a un mundo real lleno de peligros y sin mucho sentido, pero imperioso y adictivo, ganado por la violencia. Las calles de México (especialmente en las ciudades del norte, de por sí acostumbradas al color del dinero) se han convertido en un campo de batalla, donde la dichosa línea divisoria entre lo bueno y lo malo que cacarean y dan por sentada el Presidente, su corte de abogados rijosos y los obispos vociferantes, es borrosa o de plano inexistente.
…El prohibicionismo estadunidense ha servido siempre como acelerador del capitalismo bruto. Lo comprobó durante la prohibición del alcohol, que hizo florecer los Capone y los Dillinger. Lo logró con la narcotización de la vida social en Colombia, para incrementar su mercado interno de drogas y mantener precios competitivos. Lo hace hoy con México, aupado en el reforzamiento positivo del Plan Mérida, que sólo alimenta la unilateral, inútil y desestabilizadora “guerra contra el crimen organizado”.
…Así que estas calles peligrosas las debemos a que el vecino del norte cotiza y consume las mercancías que acá generan inestables imperios de dólares y balas y pudren las bases de la convivencia social. (Y de paso florece el mercado, tampoco desdeñable, de las armas de fuego). ¿Cuánto le toma a un estudiante listo, impaciente, quizá ambicioso, entrar de ayudante de Zetas, Familias o el grupo que quieras, para cobrar la protección en los mercados, los Oxxo y los talleres mecánicos? O ayudar con la nómina, mover estos paquetitos, entregar a las señoritas de la cajuela, llevar este recado…
…La matanza de muchachos en un barrio de Juárez no puede reducirse a la sospecha: “es que andaban en malos pasos”, insidiosamente soltada por el gobierno desde el primer momento, sin pruebas, y como si eso lo eximiera de responsabilidad o justificara algo.

Hermann Bellinghausen.
Nota completa en:


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domingo, 7 de febrero de 2010

SERIA MUCHO MAS CRISTIANO



¿QUÉ CORRESPONDE A CADA QUIEN?
(Fragmento)

…En México hay muchas religiones y muchas cosmogonías que merecen respeto y aun admiración. No puede el Estado, como tal, tener una religión. El Estado tiene que ser laico, si no por otras razones, al menos por elemental respeto a la variedad legítima de religiones. Que los hombres de Estado practiquen su religión, si la tienen, con la discreción elemental que se espera de ellos, y que no hagan de su devotería un espectáculo público, como hace Fox y pretende Abascal con la sacralización del Estado. Cuando abogan por un Estado católico, no se han puesto a pensar que el contenido más importante de la predicación de Jesús de Nazaret y de sus discípulos no fue la religión, y menos desde el Estado. Su reino no es de este mundo. Y se negó a rociar de agua bendita al poder. Su tema fue la pertenencia, la justicia y la igualdad para todos aquellos que las necesitan, y las tuvo con los expulsados del culto y de la religión, y especialmente con los socialmente humildes y esclavizados. Justicia y amor están por enciman del culto y de la religión. Preferible a un Estado católico, sería que el Estado se ocupara de todos aquellos a los que social y económicamente se les ha negado una vida digna. Sería mucho más cristiano, aunque no fuera católico. Al margen de las confesionalidades, esa es la razón de ser de un Estado laico. Mucho le ha costado a México conquistar la laicidad del Estado para que pretendan ahora meterlo en la licuadora con la religión. Es inmoral que encubran su ideología y sus verdaderas intenciones con discursos religiosos frente a un pueblo pobre y creyente. México sufre un vacío de sentido, de valores y de normas, no sólo como un problema individual y bastante generalizado, sino como un problema político de importancia. No se trata únicamente de saber si vencemos al narcotráfico, a la violencia y a la corrupción ya cínica e inmune de los políticos. Se trata de nuestra capacidad para enfrentar y solucionar los enormes problemas económicos, sociales, ecológicos, políticos y morales que nosotros mismos hemos creado. Se impone un pensamiento enteramente nuevo, no el regreso al pasado cristero. Se trata de saber cuáles son las opciones esenciales, de llenar el vacío de un sentido global de la vida y del país, de establecer y de vivir los criterios éticos fundamentales y de llenar los vacíos de vida que están teniendo ya consecuencias psíquicas y sociales desastrosas.

Enrique Maza
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sábado, 6 de febrero de 2010

CRIMINALIZAR A LAS VICTIMAS




CARTA ABIERTA A FELIPE CALDERON
(Fragmento)
…Cuando apenas han pasado unos días de que 40 jóvenes mexicanos fueran barridos por las balas de sicarios del narco en Ciudad Juárez y Torreón, y la rabia y la indignación, que comparto, siguen vivas, quiero hacerle llegar mi más enérgica protesta por el modo en que usted, señor Calderón, conduce esta guerra y la doctrina en la que basa su estrategia.
Ser comandante en jefe demanda responsabilidades y tareas que usted no ha sabido cumplir. No puedo todavía creer el hecho de que, como si no pasara nada en México, demandara su atención, haya permanecido en Japón haciendo una visita de corte protocolario y, peor aún, que a pesar de haber regresado al país no hubiera volado de inmediato ni a Juárez ni a Torreón.
Los jefes militares que dirigen ejércitos en guerra —usted posó ante las cámaras con uniforme de campaña— deben hacerse presentes en las zonas de combate mas críticas y deben, sobre todo, hacer sentir a la población civil que están dispuestos a compartir los riesgos que implica vivir en la tierra de nadie. Un comandante que aspira a ganar la guerra alienta en el terreno a los combatientes, da la cara a los deudos y responde por las víctimas, estudia con los mandos las condiciones específicas de los escenarios de guerra más conflictivos y supervisa en corto la marcha de las operaciones.
No ha cumplido usted ninguna de las tareas esenciales de verdadero jefe militar. Del hombre que dirige un país que se despeña en el abismo. A punta de spots y declaraciones a la tv, por encendidas que éstas sean, no se ganan las guerras. Tampoco, por cierto, acudiendo al fácil expediente de, a larga distancia y sin investigación y proceso judicial de por medio, criminalizar a las víctimas.
Hay quien festeja que se pierda “la guerra de Calderón”. Yo no soy de esos. Ni voté por usted. Ni le reconozco —en la medida en que no jugaron limpio en los comicios presidenciales de 2006 ni su antecesor ni usted ni su partido, ni la iglesia y el dinero— como presidente. No puedo, sin embargo, menos que acompañar los esfuerzos del gobierno para impedir que el crimen organizado, al que Vicente Fox cedió terreno, se apodere del país. Por eso le escribo, porque creo que actuando como actúa se equivoca y la guerra la perderemos todos.
Además de su conducta como comandante me preocupa la doctrina sobre la que descansa su estrategia y en la que se permean, su actitud ante la masacre en Juárez y antes de eso la manipulación, por mandos militares, del cadáver de Arturo Beltrán Leyva, lo confirman, rasgos distintivos de los regímenes autoritarios a los que la intolerancia conduce a operar con un profundo desprecio a la vida…

Epigmenio Ibarra
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viernes, 5 de febrero de 2010

UNA BALA TE TOCA



EL ANILLO
(Fragmento)

…Francesco saca un billete de cien euros. Está orgulloso. Dice que se casará  antes que los otros y que la boda  la celebrará en Sorrento. Los demás ríen, le envidian, pero saben de dónde viene ese dinero. Los cuatro muchachos se mantienen lejos de los clanes. Demasiado peligro, demasiada fatiga. Salvo Francesco. Mientras tanto, aquellos siguen pasando una y otra vez. Esta vez Francesco lo comprende .Trata de alejarse, despidiéndose rápidamente  de los muchachos. Vincenzo, Guisseppe, Mirko y Simone  no entenden qué sacede. Los tres que estaban acechando allí en la plaza  desde hacía horas empiezan a correr hacia él, sacan las pistolas, los muchachos escapan. Francesco está ya delante de ellos. Los tres tipos tienen las pupilas dilatadas, van atiborrados de coca. Son hombres de Bidognetti, el clan rival, enviados a castigar  a Francesco. Corren, corren, cargan. Vacían dos cargadores Smith & Wesson. Cuando se dispara con una pipa tan pesada la puntería requiere la habilidad de un francotirador. Solo produces ruido y miedo, pero no alcanzas ningún objetivo. Los muchachos logran huir, se meten en un callejón sin salida, pero al final, si logran escalar el muro que separa un pequeño  parque de la calle, podrían conseguirlo. Francesco pone los pies en los agujeros de los ladrillos que faltan, está ya encima del muro. Lo ha escalado en pocos segundos. Le disparan siete veces. Solo una le da en la clavícula, pero ni siquiera se da cuenta. Cuanto una bala te toca de cerca, la herida cauteriza de inmediato y el miedo te impide sentir nada,  te das cuenta luego,  bajo la ducha,  en cuanto el agua caliente te hace salir la sangre del orificio. Se deja caer por el otro lado del muro. Está a salvo. Mirko y Guiseppe parecen dos muñecos articulados. Corren sin aliento. No pueden parar, y los dos se lanzan  con fuerza  contra el muro. Escalan los ladrillos de toba agarrándose hasta con las uñas. Disparan contra ellos cinco veces. A Mirko le rozan bajo el abdomen, a Simone la rozan en el codo. Solo una raascada en la piel, nada más. Saltan el muro. Están a salvo. Los matones están sin aliento, sofocados por la coca, tratan de escalar. Se caen una y otra vez,  no lo consiguen. Oyen que al otro lado los chicos están escapando. La gente ha llamado a la policía. Pero no pueden volver con las manos vacías. Vincenzo y Guiseppe no han corrido hacia el muro. Han empezado a llamar a un montón de puertas. No entendían por qué se les agredía. Nadie les abre. A pesar de conocerles, a pesar de ser los hijos de Rosetta y de Paola, dos señoras conocidas en todo el pueblo, nadie les abre. Y sin embargo todos les han visto desde niños crecer en la plaza. Pero no abren. No saben en qué se han convertido ahora que son mayores. Ellos aporrean las puertas. Les abre una páreja de jubilados. Solo una pareja. Conocen a Guiseppe, al que incluso llaman Peppino. Por supuesto, le encargaron a él el armario empotrado cuando se casó su primera nieta. Abren, y los dos muchachos entran. Los ancianos les ofrecen un vaso de agua y llaman a los carabineros. Les tranquilizan, tratan de saber qué ha sucedido en este pueblo que tan bien conocen. Les gustaría poder decir que todo es distinto, que ya no lo reconocen de cuando eran jóvenes. Pero lejos de ello, lo reconocen perfectamente. Siempre ha sido así. Quizá antes era incluso peor. El lugar común del anciano que añora  el pasado en esta tierra se disuelve miserablemente. A los pocos minutos, sin embargo, vuelven a oir que alguien llama a la puerta. Golpean con los pies y con la culata de la pistola. Los muchachos gritan: “  ¿Qué queréis? ¡Nosotron no tenemos nada qué ver!”. Pero los hombres de Bidognetti tienen que castigar a Francesco, y dado que ha escapado, ahora deben aplicar  el castigo por persona interpuesta. Aunque no sea Francesco, los capos considerarán equivalente el castigo aplicado a alguien próximo a él, un conocido, un paisano, alguien con el que estuviera hablando. A los Bidognetti les llaman “los Medianoche”, porque la noche más negra cae sobre todas sus acciones militares. Entre los tres derriban la puerta, los muchachos tratan de escapar por la ventana de la cocina, pero los matones son hábiles y están enrabiados…

Roberto Saviano
Lo Contrario de la Muerte
Random House Mondadori.

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jueves, 4 de febrero de 2010

SÍ EN MÉXICO



CUADERNO 5
(Fragmento)

…Volví a las oficinas de Regeneración, en Channing Street, abracé a Enrique y Antonio Villarreal y a los Sarabia y al pequeño Librado y a los demás, y les dije que  había llegado el momento de ponernos en marcha.
            Ellos se me habían anticipado: dos semanas antes de reunirme con ellos, habían celebrado una reunión para inaugurar  el Partido Liberal Mexicano. A mi me eligieron presidente, Juan Sarabia fue el vicepresidente, Villarreal el secretario y Enrique el tesorero. Librado y los otros eran vocales: miembros del comité de quienes se esperaba que participaran  en todas las discusiones, pero que habrían de inclinarse ante los titulares. Aunque solo fuera por mi nueva autoridad de europeizado, sí se inclinaron ante mí. Yo era el jefe; de eso no había duda.
            Lo primero que deseaban de mi era un Plan, algo que estableciera formalmente quiénes éramos y qué representábamos. Lo publicaríamos en Regeneración, y lo enviaríamos al sur, para que nuestros compatriotas  supieran que hablábamos en serio y que no éramos simplemente otro grupo loco de disidentes. Bueno, lo escribí tratando de convencerme que era posible, que podía triunfar, y tratando de acallar mis dudas. Yo mismo no podía imaginar  cómo podría triunfar en otro lugar, pero sí en México.
            El Plan es célebre hoy, y todos lo aceptan como el modelo de la Constitución Mexicana de 1917 (aunque pocos lo reconocen como el modelo, asimismo, del Plan de Ayala de Emiliano Zapata de 1911). No voy a consignar aquí sus cincuenta y dos proposiciones. Permítanme ejemplificar.
            Lo que nuestro plan establecía era, primero, la no reelección del presidente (El propio Díaz había proclamado esto, y aceptado que el presidente no podría tener  más que un período de cuatro años;  pero  había enmendado la antigua Constitución para poder, él,  reelegirse  hasta por seis períodos si así lo deseaba. Segundo, nada de servicio militar obligatorio. Tercero, el cierre de todas las escuelas religiosas. La educación debía ser enteramente secular; nada de adoctrinamiento represivo de la iglesia. Los niños asistirían a escuelas públicas estatales hasta los catorce años y  no se les permitiría trabajar hasta esa edad. Absoluta libertad de prensa.  Un salario mínimo de cinco pesos diarios. Una jornada laboral de ocho horas  Las deudas de los campesinos a sus jefes quedarían olvidadas. Se acabarían las tiendas de raya. Protección a los indios (en el régimen de Díaz, los mayas, yaquis y tarahumaras, entre otros, habían sido llevados a la rebelión, luego implacablemente castigados y vendidos como  esclavos, de tal modo que  sus tierras pudieran ser confiscadas  y ofrecidas a hacendados  importantes y oportunistas gringos.
            Y, lo más importante de todo el renacimiento de México, la Reforma Agraria.-  Las vastas tierras arrebatadas a los campesinos debían ser recuperadas, redivididas y devueltas a sus propietarios originales. Empezará el lector a  apreciar la magnitud de esta tarea si le digo que las familias Terrazas y Creel poseían en aquel entonces más de 5,500 hectáreas de Chihuahua; el vicepresidente Ramón Corral dominaba la mayor parte de Sonora, y la familia Escandón, que pronto sería enemiga  de Emiliano Zapata, consideraba propiedad particular casi todo el estado de Morelos. Entre los extranjeros, por ejemplo, el Babícora  Estate de William Randolph Hearst cubría más de 400,000 hectáreas; las propiedades de W. C. Greene, en Sonora, eran más de 2,400 hectáreas; y la Colorado River Land Company  poseía más de 2,800 hectáreas en Baja California. Todas esas tierras habían sido robadas, y debían ser devueltas, primero  que nada, una vez realizada la Revolución y destruido el Porfiriato.

Douglas Day
Los Cuadernos de la Cárcel de Ricardo Flores Magón
Fondo de Cultura Económica.

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martes, 2 de febrero de 2010

PREFIERE CALLAR EL HECHO



POR QUÉ HAY FEMINICIDIO Y NO VARONICIDIO
(Fragmento)

Al leer noticias diarias y escucharlas en radio y tv, un marciano podría pensar que los humanos consideramos normal que a los varones nos maten, no así a las mujeres, y que no hay más violencia intrafamiliar que la ejercida por el marido contra la esposa y los hijos. Ellas nunca gritan ni amenazan ni insultan.
Las propias estadísticas señalan que la norma es entre 10 y 20 muertas de cada 100 muertes. Cuando las mujeres asesinadas son más de ese 20 por ciento comienza la preocupación. La explicación es clara: los hombres mueren más en todas circunstancias: los fetos varones causan más abortos naturales porque mueren en el útero con mayor frecuencia que las hembras y son expulsados o porque la matriz los desconoce y arroja como objetos extraños. Son detectados como tumores por las defensas maternas. En los primeros meses también es claro el sesgo de la naturaleza: los varones son menos resistentes a enfermedades y accidentes.
Y cuando la testosterona comienza su labor social, en la primera infancia, los accidentes mortales de niños superan con mucho los de niñas en todas las culturas. Luego, con la juventud, la matazón de hombres resulta escalofriante: a navajazos en el callejón de un pleito, en el auto estampado contra un árbol, en los deportes extremos. Y, sobre todo, en la guerra. Una masacre.
En todas las sociedades, sin excepción, la guerra está y ha estado a cargo de los hombres. El motivo es sencillo: ninguna especie necesita igual número de machos que de hembras. Las hembras vienen dotadas de un mejor sistema inmunitario, de mayores depósitos de reserva energética (en forma de grasa y redondeces) y el grupo les ofrece mayores cuidados porque no son sustituibles: gallina muerta es huevo o pollo perdido; en cambio, al gallo muerto lo sustituyen los restantes sin perjuicio alguno. Ningún granjero comete la tontería de comprar un pie de cría de 50 gallos para 50 gallinas. El macho es sustituible. La expresión humana de esa certeza la dicta el grito de salvamento en caso de desastre: ¡Mujeres y niños primero!

De ahí que nos horrorice particularmente el asesinato de mujeres y toda violencia contra ellas. Hay, además, un fuerte sesgo socialmente inducido en el recuento de la violencia: a cualquier hombre le avergüenza presentar queja porque le pegó su mujer. Prefiere callar el hecho. Si no lo calla levanta un buen número de cejas y produce risitas, a veces no tan escondidas. Por eso no llevamos recuento de la violencia doméstica contra el varón de la casa ni llamamos “varonicidio” al asesinato común de un hombre. Cuando hay muertos, es normal que la mayoría sean hombres.

Luis González de Alba
Por qué hay feminicidio y no varonicidio. Nota completa en:
           
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