
DE LA CHINGA A LOS PINOS
(Fragmento)
El 1 de diciembre de 2004, el matrimonio religioso de la pareja Bribiesca-Sahagún fue anulado. Un día después de que se hizo pública la anulación (Reforma, 23 de febrero de 2004), Manuel Bribiesca Godoy consiguió una entrevista para esta investigación en los portales de Celaya, en la que dio su particular opinión sobre los 27 años que vivió con Martha Sahagún.
-¿Se casó enamorado?
-Muy, muy enamorado, me hubieras visto la cara.
-¿Qué fue lo que le gustó de ella?
- Todo, su manera de ser. Era una muchacha de 17 años, yo tenía 22. Todo era ideal. Éramos una muy buena pareja de pueblo. Era una muchacha muy bonita y yo no estaba tan mal en ese tiempo. El dicho dice ahora que “sin gordura no hay hermosura” –suelta la carcajada pues ahora luce muy robusto.
- Ahora todo es pasado, todo es historia, no la veo ni la he visto desde la separación (1998) más que en la boda de uno de mis hijos (Jorge Alberto). Nada más nos saludamos y ya.
-¿Usted ayudó a la familia de Martha en tiempos difíciles?
- Hicimos una sociedad con su hermano para adquirir el equipo de tomografía, participamos en sociedad y alguna vez que estuvo mala su mamá yo colaboré para la operación, intervención quirúrgica, pero bien, como hijo político.
- Al principio, la familia de Martha estaba muy bien económicamente y después se pusieron medio mal. Tenían propiedades y terrenos… lo que los llevó a una crisis fueron las malas administraciones y un hijo que gastaba de más (Guillermo Sahagún Jiménez).
- ¿Todavía como pareja fueron a la boda de su hijo menor Manuel (1996)?
- Sí, en San Miguel, pero los caballeros no tenemos memoria.
-¿Realmente procedía la anulación del matrimonio?
- Cuando ya no hay amor, ya no hay amor, no hay ningún vínculo que te una. Desgraciadamente hay muchísimas parejas y muchísimas mujeres que quisieran también la anulación de su matrimonio con causas justificadas y que no se les ha podido anular el matrimonio porque cuesta dinero. Tienes que poner abogado, porque tienes que ir a Roma y se ve una diferencia muy grande entre quién puede y quién no puede económicamente. Es una desgracia que no se le de oportunidad a todo el mundo de realizar de la misma manera las cosas y que tenga uno que meter el dinero para defenderte de algo, pues al final de cuentas el perdón está arriba, no está aquí en la tierra.
- ¿Había elementos para disolver el sacramento del matrimonio?
- Yo creo que no. Al final de cuentas, hubo declaraciones de varios de los hermanos de Martha, de los amigos de Martha, y de mi parte yo no puse ningún testigo, no me pidieron nada. Fue una decisión unilateral, por eso digo que todo lo que se ha manejado en el proceso del divorcio no fue con participación mía.
“Me dijeron que fuera con un abogado eclesiástico a pelear a Roma. No, el día que yo vaya a Roma será para disfrutar la ciudad.
La verdad es que el matrimonio se perdió cuando ella se fue a Guanajuato, simplemente decidió volar y voló, pero al final, yo no creo que haya habido una investigación de fondo por parte de la iglesia.
“Si hubiera sido el hombre que ella dice, ¿Tú crees que la hubiera dejado ir? La dejé porque cuando perdió las elecciones de Celaya, se quedó muy deprimida, no quería salir.
“Cuando nosotros nos casamos fue un matrimonio para toda la vida. Soy religioso, tengo mis principios religiosos bien definidos, pero ellos (Martha y la iglesia) lo han manejado con una cuestión que a mi me da lástima, por razones obvias. El pueblo de México es un pueblo con 90% de católicos. Que estén dando estas determinaciones a una sola persona no se vale.
“Yo pedía el expediente y no me lo prestaban. Al final de cuentas, la separación ya está dada. La separación física ya está dada. La cuestión religiosa debió tomarse con mucha más responsabilidad , más seriedad porque era la primera dama.
Martha se la pasaba muy bien, estaba muy bien vestida, muy bien arreglada, muy bien ubicada, no le faltaba nada nunca, trabajábamos los dos y la verdad creo que teníamos una posición social muy interesante. Respecto a que ahora lagrimee y todo eso, hay un dicho en el campo: “no creas en lágrimas de mujer ni en cojera de perro”.
Hubieron sus buenos momentos en 27 años de matrimonio. Yo creo que una mujer tan inteligente, tan decidida a sus cosas, ¿tú crees que si hubiera llevado una mala vida no me manda al procurador del estado o me hubiera levantado un acta ante el Ministerio Público?
“Si el que fue a gestionar todo fue Onésimo Cepeda (Obispo de Ecatepec); para mí, ni siquiera es una persona congruente con su manera de actuar y vivir. ¿Cuáles votos de pobreza? ¿Cuál recato? Onésimo fue el que empezó a gestionar las cosas”
-¿Sus hijos atestiguaron a favor de Martha Sahagún para conseguir la anulación?
-Yo estuve con mis hijos sábado y domingo (19 y 20 de febrero) conviviendo con ellos muy a gusto y no sabían nada. No creo que hayan participado como testigos en el proceso de la anulación eclesiástica del matrimonio. Los hijos no deben meterse en las cosas de sus padres.
“Ayer (el día en que salió a la luz pública la anulación del matrimonio religioso) me habló Manuel y me dijo que tampoco se había enterado; su madre no le había dicho nada. Yo creo que la anulación debió habérsele dado después de que hubiera pasado el período presidencial; hubiera sido más tranquilo, menos escandaloso.
“Yo pensé que la única forma en que anularían el matrimonio es porque me dieran aire, pero no lo hicieron, porque los muchachos se han metido y han visto las cosas.”
Anabel Hernández / Arelí Quintero
La familia presidencial
Grijalbo.
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