Mostrando entradas con la etiqueta Futbol. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Futbol. Mostrar todas las entradas

sábado, 23 de enero de 2010

CONTEMPLAR UN PARTIDO DE FUTBOL





EL CAMINO DE LA FELICIDAD
(Fragmentos)

Hay muchísimas personas en las  que se dan las condiciones materiales para la felicidad, como por ejemplo, salud y medios económicos suficientes, y que sin embargo, son profundamente desgraciadas. Esto es especialmente cierto en América. En casos semejantes, parece que la responsabilidad debería recaer en alguna teoría incorrecta  acerca de cómo vivir. En cierto sentido, podemos decir que cualquier teoría  que se refiera a cómo se debe vivir es equivocada. Nos imaginamos más alejados de los animales de lo que estamos en realidad. Los animales viven de acuerdo  con sus instintos y son felices, en la medida en que las condiciones externas son favorables. Si usted tiene un gato, este gozará de la vida  si tiene alimento, calorcito y oportunidades para pasar, ocasionalmente, una noche en los tejados. Las necesidades de usted son más complicadas  que las de un gato, pero están basadas, aún así, en el instinto. En las sociedades civilizadas, especialmente en las sociedades de habla inglesa, esto se olvida con facilidad. La gente se propone algún objetivo supremo, y suprime todos los instintos que no se  encaminen a él.  Un hombre de negocios puede estar tan ávido  por llegar a ser rico,  que sacrifique, a ese fin, su salud y sus afectos personales. Cuando por fin llega a ser rico, el único placer de que puede gozar es el de incitar  a otras personas para que imiten  su noble ejemplo. Muchas señoras ricas, aunque no hayan sido dotadas  por la naturaleza con la facultad de  gozar espontáneamente de la literatura  o el arte, deciden ser tenidas por cultas  y malgastan horas, mortalmente aburridas, para aprender lo que hay que decir acerca de  los últimos libros de moda. No se les ocurre pensar que los libros se escriben para proporcionar placer, y no para ofrecer oportunidades  a un esnobismo fastidioso.
Si usted observa a los hombres y las mujeres que, en torno suyo, merecen el nombre de felices, comprobará que todos ellos presentan ciertas características comunes. La más importante de ellas es una actividad que, la mayoría de las veces,  proporciona un placer por sí misma y que, además, va creando gradualmente  algo cuyo nacimiento y desarrollo  resulta agradable de ver. Las mujeres que experimentan un placer instintivo  con sus niños (placer que no experimentan muchas mujeres, especialmente las educadas intelectualmente) pueden obtener este tipo de satisfacción  formando una familia. Los artistas, escritores y hombres de ciencia consiguen ser felices de esta forma, si están satisfechos de su obra respectiva. Pero, además de estas, existen  muchas otras variantes, más humildes, de esta clase de placer. Muchos hombres que pasan su vida laboriosa en la City consagran sus fines de semana a un trabajo abrumador, voluntario y no remunerado en sus jardines y, a la llegada de la primavera, experimentan todas las alegrías de los creadores de la belleza.
Es imposible ser feliz sin tener ninguna actividad; pero, así mismo, es imposible ser feliz si la actividad  es excesiva o repelente. La actividad resulta agradable cuando está encaminada, con toda evidencia, al fin que se desea y no es contraria, en sí, al instinto.
…La  mayoría de las personas, en las  comunidades técnicamente avanzadas, tienen que buscar su felicidad al margen  del trabajo con el que se ganan la vida. Y, si su trabajo es agotador, sus placeres tenderán a ser pasivos. Contemplar un partido de fútbol o ir al cine produce después poca satisfacción y no fomenta, de ninguna manera, los instintos creadores.

Bertrand Russell
Antología
Siglo XXI Editores.


.

viernes, 16 de octubre de 2009

EL MAS HUMANO DE LOS DIOSES





MARADONA


Ningún futbolista consagrado había denunciado sin pelos en la lengua a los amos del negocio del fútbol. Fue el deportista más famoso y más popular de todos los tiempos quien rompió lanzas en defensa de los jugadores que no eran famosos ni populares.

Este ídolo generoso y solidario había sido capaz de cometer, en apenas cinco minutos, los dos goles más contradictorios de toda la historia del fútbol. Sus devotos lo veneraban por los dos: no sólo era digno de admiración el gol del artista, bordado por las diabluras de sus piernas, sino también, y quizá más, el gol del ladrón, que su mano robó. Diego Armando Maradona fue adorado no solo por sus prodigiosos malabarismos sino también porque era un dios sucio, pecador, el más humano de los dioses. Cualquiera podía reconocer en él una síntesis ambulante de las debilidades humanas, o al menos masculinas: mujeriego, tragón, borrachín, tramposo, mentiroso, fanfarrón, irresponsable.

Pero los dioses no se jubilan, por humanos que sean.

El nunca pudo regresar a la anónima multitud de donde venía.

La fama, que lo había salvado de la miseria, lo hizo prisionero.

Maradona fue condenado a creerse Maradona y obligado a ser la estrella de cada fiesta, el bebé de cada bautismo, el muerto de cada velorio.

Más devastadora que la cocaína es la exitoína. Los análisis, de orina o de sangre, no delatan esta droga.


Eduardo Galeano

Espejos Una Historia Casi Universal

Editorial Siglo XXI.


.



¿QUÉ FALTÓ?





LAS PARTES NOBLES DEL EQUIPO

(Fragmento)

En ocasiones, las invectivas engrandecen a los héroes o les dan oportunidad de realizar groserías inolvidables. Fue lo que logró Hugo Sánchez en diciembre de 1990, en el Camp Nou. Después de derrotar al Barca en un partido de especial agresividad, encaró a los catalanes que le gritaban “indio” y procedió a tocarse los testículos para especificar la parte del cuerpo por la que se pasaba su racismo. Según relata Francisco Mouat en Nuevas cosas de futbol, el gesto fue descrito por la prensa como un “aparcamiento del miembro” y provocó una verdadera zarzuela en tribunales. Como los mexicanos pensamos que aceptar un error es peor que cometerlo, Hugo explicó que había actuado por comezón e instinto, como si se rascara la nariz. Sin embargo, el video no dejaba lugar a dudas de que su “aparcamiento” había sido ofensivo. De manera inolvidable, el juez sentenció; “Tales manipulaciones no tenían por objeto acomodar su masculinidad”. Hugo siguió en lo suyo. Con picardía cantinflesca exigió a la Federación redactar “un reglamento de higiene en el que indique aquellas partes del cuerpo que los jugadores podemos tocarnos”. A pesar del apoyo de su equipo, el delantero recibió dos partidos de sanción.


Dios es redondo

Juan Villoro

Editorial Planeta.


.

sábado, 10 de octubre de 2009

QUÉ ES LA FELICIDAD?

EL FIN DEL PARTIDO
(Fragmento)

Un periodista preguntó a la teóloga alemana Dorothee Solle:
-¿Cómo explicaría usted a un niño lo que es la felicidad?
-No se lo explicaría, -respondió-. Le tiraría una pelota para que jugara.
El futbol profesional hace todo lo posible por castrar esa energía de felicidad, pero ella sobrevive a pesar de todos los pesares. Y quizá por eso ocurre que el fútbol no puede dejar de ser asombroso. Como dice mi amigo Angel Ruocco, eso es lo mejor que tiene: su porfiada capacidad de sorpresa. Por más que los tecnócratas lo programen hasta el mínimo detalle, por mucho que los poderosos lo manipulen, el fútbol continúa queriendo ser el arte de lo imprevisto. Donde menos se espera salta lo imposible, el enano propina una lección al gigante y un negro esmirriado y chueco deja bobo al atleta esculpido en Grecia.
Un vacío asombroso: la historia oficial ignora al fútbol. Los textos de historia contemporánea no lo mencionan, ni de paso, en países donde el fútbol ha sido y sigue siendo un signo primordial de identidad colectiva. Juego, luego soy: el estilo de jugar es un modo de ser, que revela el perfil propio de cada comunidad y afirma su derecho a la diferencia. Dime cómo juegas y te diré quién eres: hace ya muchos años que se juega al fútbol de diversas maneras, expresiones diversas de la personalidad de cada pueblo, y el rescate de esa diversidad me parece, hoy día, más necesario que nunca. Estos son tiempos de uniformización obligatoria, en el fútbol y en todo lo demás. Nunca el mundo ha sido tan desigual en las oportunidades que ofrece y tan igualador en las costumbres que impone: en este mundo de fin de siglo, quien no muere de hambre, muere de aburrimiento.

En Montevideo, Verano de 1995


Eduardo Galeano
El fútbol a sol y sombra
Editorial Siglo XXI


.