martes, 16 de marzo de 2010
DE VUELTA AL PANTEÓN
miércoles, 30 de septiembre de 2009
CUANDO SE TUMBA A UN HOMBRE

(Fragmento)
-Por ai anda un tipo que está de más.
El Cacarizo calla. Su rostro se conserva impávido. El comprende lo que quiere decir ese “está de más”. Otras veces don Rafa les dijo las mismas palabras. Fue cuando las fiebres le agarraron muy duro y don Rafa le dio para que fuera a curarse a Cuernavaca. De ahí vino el trato. En tres años, dos encargos.
La primera, don Rafa dio muchas vueltas para soltárselo. Las cosas salieron bien. Don Rafa es amigo del Presidente Municipal. Ni quien se metiera con él, ni averiguatas ni nada. La segunda, don Rafa se franqueó pronto. Un asunto de tierras. “Un tipo por ai está de más”. Se armó gran arguende, peo eso de la legítima defensa impuso el silencio
-¿Qué te parece si quitamos ese estorbo?
Don Rafa habla muy expresivamente: dándole un encorajinado puntapié a un pedazo de tronco. El Cacarizo observa cómo sale disparado el pedazo vegetal. Y entiende. Un trozo de árbol, entre la maleza, no es un estorbo. Las dificultades están al otro lado, entre los hombres. Entre esos hombres que son trozos de árbol atravesados en el camino y que sí estorban. Y cuando estorban, es que están de más o les tocó su hora. Y si don Rafa arroja el pedazo de tronco, él, el Cacarizo, sabe quitar los otros. Es su oficio. Cada quien pa lo que sirve, pa lo que jala. Unos deben tumbar cañas. A él le tocó, cuando hay por qué, tumbar hombres que están sobrando.
Además, de algo se muere uno. Y no para nada inventaron las pistolas. Y cuando se tumba a un hombre, como que se tumban cosas que hacen daño por dentro. Hay días largos y turbios en que todos están contra uno, como que lo andan persiguiendo fantasmas, como que lo acechan ojos que miran feo. Y uno no puede quedarse con el miedo, que va detrás, de puntillas, a querer dar alcance. Uno lo escucha y crece el odio. El odio de tener miedo, de sentirse aplastado, de creerse menos. Es entonces sedante desquite jalar el gatillo para que un hombre caiga y se quede quietecito. Tal vez con él se caiga el miedo. Es un minuto de paz. Y si el miedo vuelve a andar, alguien ha dado dinero porque aquel hombre se quede tirado.
Edmundo Valadés
La muerte tiene permiso
jueves, 27 de agosto de 2009
ANSINA ME ENSEÑÓ A MORIR

NO SE ASOMBRE, SARGENTO
(Fragmento)
-Acordáte: cuando te murás yo te voy a estar esperando: no tengás miedo. Hay dos cosas a las que no tiene caso sacarles la vuelta: nacer y morirse. De una y otra forma que te caigan es lo mismo. Lo que sí, hay que ponerse listo pa hacer lo que se debe en la vida pa poderse morir tranquilo.
Y yo lo quedaba viendo.
-Otra cosa que debés recordar es que es mejor que te maten por lo que sabés que es la verdá que vivir jediendo a mentira.
Así estuvo hablando toda la noche y yo pegado a la orilla de su catre. A cada palabra que sacaba a las claras se veía que se iba quedando más acabado. Yo veía que se me estaba pelando, y me daba un rechinamiento de guesos el sólo pensar que no le podía echar una manita pa nada. Cuando cantó el gallo me dijo: -Agárrame juerte la mano-. Y yo se la apreté y el se jue poniendo más pálido. Movía la boca sin parar y cualquiera hubiera pensado que estaba rezando, pero yo que lo conocía bien sabía que nomás repasaba recuerdos pa no olvidarse de nada. De repente los chuchos empezaron a latir muy feo, como si tuvieran miedo o como si estuvieran llorando, y yo sentí que el tata me aflojaba la mano. Le besé la frente igual que cuando se iba pa cualquier viaje y le cerré los ojos. Aluego le prendí unas velas y me juí a arreglar lo necesario y a llamar a los amigos.
Ansina jué como se murió mi tata. Ansina me enseñó a morir. Ansina jué que me dijo lo que se debe hacer. Ansina jué que me prometió que siempre iba a andar a mi lado esperando a que me muriera pa vigilar que todo juera como es la obligación; pa que constatara que hijo de tigre tigrillo. Por eso es que usté no debe espantarse que yo esté tan tranquilo. A cada palada de tierra que saco es una carga menos que tengo. Cuando acabe de abrir la tumba ya todo va estar arreglado. Pero yo voy a andar entero porque es como hay que portarse, como es la obligación. Porque sé que en estas llanadas lo mejor es no patalear cuando nos llega la hora; porque sé que el tata tenía razón cuando me dijo que la muerte no viene a ser más que un caballo matrero al que algún día tenemos que montar. Por eso es que estoy tranquilo señor. Y usté, sargento, también debe de estar igual. Hoy le toca tirar a usté, mañana le tocará recibir.
¡Bueno! Yo ya acabé de hacer la tumba. No más le recomiendo que me entierren hasta el fondo. Usté dice, sargento, en dónde me pongo pa que me fusile.
Benzulul
Eraclio Zepeda
Fondo de Cultura Económica.
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martes, 9 de junio de 2009
QUÉDATE SIN MUJER: VERÁS

Cuando tengas ganas de morirte
esconde la cabeza bajo la almohada
y cuenta cuatro mil borregos.
Quédate dos días sin comer
y verás qué hermosa es la vida:
carne, frijoles, pan.
Quédate sin mujer: verás.
Cuando tengas ganas de morirte
no alborotes tanto: muérete
y ya.
Jaime Sabines
Llorando la hermosa vida (Homenaje)
Natalia Gil Torner
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