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lunes, 11 de enero de 2010

CIUDAD JUAREZ, LA CIUDAD QUE MATA (TAMBIEN) A SUS MUJERES





MUJERES EN COMBATE

(Fragmento)



A finales de abril de 2005, políticos, procuradores, activistas, periodistas y deudos de las jóvenes asesinadas se reunieron para la inauguración de la Casa de las Víctimas. Algo nunca visto en Ciudad Juárez, una iniciativa lanzada hace algunos meses y financiada por el estado de Chihuahua. Los locales, que aún huelen a pintura fresca, acogerán a todos aquellos –madres padres, hermanos, hermanas- que lo soliciten. Podrán recibir ayuda jurídica, pero también psicológica. Tras haber cortado la habitual cinta de inauguración rodeado de su esposa, de la procuradora de justicia, de los subprocuradores especiales del Estado y de la Federación, del alcalde y de numerosos responsables de las fuerzas del orden, el gobernador Reyes Baeza se dirige a una gran carpa. Al fondo, un estrado, un pupitre y un micrófono miran hacia un centenar de sillas. Entre la gente que se apretuja aparecen rostros familiares. Burócratas como Guadalupe Morfín, la encargada de la misión del Presidente de la República, o algunos agentes federales con traje y corbata , pero también activistas como Norma Andrade , o simplemente padres, como Paula y Jesús Flores. Todos los actores de esta dolorosa nota roja están presentes.

Es el mediodía, el sol pega fuerte y el protocolo mexicano quiere que el discurso de las diferentes personalidades se sucedan lentamente unos después de otros.

Tras la representación federal, le toca el turno de tomar la palabra a Patricia González. Hace la lectura de un texto corto y cede el lugar al gobernador. Mientras un grupito de unas diez madres se instaló en el centro de la carpa, con Victoria Caraveo al frente, la sonrisa en los labios. Apenas comienza a hablar José Reyes Baeza, se levantan sin decir una palabra y se marchan para dar una conferencia de prensa “improvisada” en la acera, a unos metros de distancia. “Gracias por haber venido”, les dice, irónico, el gobernador, que sigue como si nada hubiera ocurrido. Risas y suspiros, miradas burlonas y vengativas. De golpe, en el aire frota un curioso ambiente. La Caraveo, como una Pasionaria de la causa femenina, arrastra tras de sí a varios periodistas. Las madres que le siguen se sulfuran: “¡Estamos hartas! ¡Arman todo un circo con esta inauguración. No es una casa lo que necesitamos, sino una policía competente y políticos honestos que puedan solucionar este asunto!”. Al cabo de unos minutos el grupo se dispersa.

Durante ese tiempo, el gobernador explica a la asistencia las acciones emprendidas por su equipo en el transcurso de los primeros meses de su administración, cuando –de repente- se escuchan gritos: “ ¡Mentiroso, mentiroso! ¡Es falso: usted no ha hecho nada!”. Los partidarios de Reyes Baeza tratan de sobreponerse repitiendo su nombre. En medio de la algarabía, un alarido: “ ¡Basta, basta de palabras! . Una madre de una víctima, visiblemente en una crisis de histeria, se lanza hacia el estrado, seguida de cerca por varios escoltas del gobernador. Los ojos desorbitados, temblando toda ella, se enfrenta a Patricia González, inmóvil en su silla: “ ¡Ya estoy harta! ¿Cuándo me va a decir quién mató a mi hija? ¿Cuándo lo detendrá? ¿Cuándo se me hará justicia?”. Con un ademán discreto, el gobernador impide que los agentes se la lleven. Mientras que con toda calma mete el texto de su discurso en un folder, escucha. La mujer trata de tomar las manos de la procuradora estatal. “No tengas miedo. No te voy a hacer daño -exclama-. ¿Tienes hijos?. Contéstame. ¿Eres madre de familia? ¿Entiendes entonces mi dolor? ¿Por qué no hacen ustedes nada?”

Concluido el incidente, la ceremonia termina más rápido de lo previsto. Patricia González no abrirá la boca. José Reyes Baeza improvisará una respuesta que parece sincera, pidiendo tiempo y confianza. Pero esta mujer ya no tiene fuerzas para ser paciente. Le quitaron a su hija y nadie es capaz de decirle cómo, por qué y, sobre todo, quién. Un día como cualquier otro en Ciudad Juárez, la ciudad que mata a sus mujeres.



Marc Fernández y Jean-Christophe Rampal
La Ciudad de las Muertas.
Editorial Grijalbo.

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