martes, 23 de febrero de 2010

DELINCUENCIA ECONÓMICA Y FINANCIERA



LA IMPUNIDAD, MADRE DE TODA PREPOTENCIA
(Fragmento)

¿Qué es más difícil? ¿Combatir la corrupción y el crimen organizado, o a una organización paramilitar  que se propone combatir el terrorismo con el apoyo, o con un cierto apoyo, de algunos aparatos del Estado? De uno u otro modo,  ambas son formas de corrupción en el sentido más amplio, aunque el segundo  delito no sea catalogado como tal. Todas estas actividades criminales,  de uno u otro modo, violan el  estado de derecho. Son dos delitos distintos, diferentes, pero en ambos casos hay  un elemento común: la actitud  de la magistratura al enfrentar  estos delitos sin preocuparse  por quién es el responsable, como exige el principio de igualdad ante la  ley. Los nombres no deberían tener importancia, pero por desgracia no siempre es así.
            La materia que analizamos en el derecho penal moderno nos obliga a investigar, sobre los comportamientos y hechos concretos, sobre análisis fríos, ignorando si un indagado es de izquierda o de derecha, si es un dictador o San Juan de la Cruz.  No los juzgaremos por eso, sino por las acciones delictuosas que pueden haber cometido.
            En este contexto se puede apreciar  la diferencia de un juez respecto a otro, su actitud, sus ganas de trabajar. La corrupción es difícil, muy difícil de combatir, por eso es esencial la coordinación internacional, la cooperación entre las distintas magistraturas en las investigaciones sobre corrupción y delincuencia económica y financiera. Si en un paraíso fiscal los bancos interponen obstáculos a las investigaciones sobre ciertas cuentas, si no se nos permite confirmar cuál es el recorrido realizado por determinados depósitos,  si cuando se obtiene la colaboración judicial por parte de un país después se crean  obstáculos artificiales para que esta cooperación no produzca efectos, si cuando un magistrado obtiene por exhorto  pruebas  importantes se decreta  una norma para impedir que este material  pese en el proceso, que queda trabado en una vía muerta, nos perdemos en un maremágnum de formalidades que, en definitiva, son utilizados no para defender  al ciudadano sino para proteger determinados intereses.
Durante muchos años, desgraciadamente, esta fue la norma en toda investigación sobre corrupción.

Juez Baltazar Garzón, entrevistado por Gianni Miná
Un mundo mejor es posible
Ediciones Unión.

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