
COMPAÑERA
(Fragmento)
(Fragmento)
Pero regresemos a esos días marplatenses en los que yo era un niño de ocho años y ella llegó a mi vida. Me la presentó el Tío Juan Carlos que la traía de la mano.
Tenía un cuerpo pequeño y armonioso, una cintura breve, un cuello alargado que se prolongaba en unos hombros redondos y suaves, y esa sonrisa sonora que me cautivó.
La primera vez que la tuve entre mis brazos, disfruté la sensación de inmortalidad que nos habita ante la plena felicidad. Ella, sensual y tímida a la vez, vibraba en cada caricia de mis dedos inexpertos pero suficientemente apasionados, como para provocarle suspiros y sonidos que anunciaban nuestro definitivo destino amoroso.
Como es natural a esa edad, nos juramos amor eterno y prometimos ser el uno para el otro, no traicionar nuestros sueños y anhelos. Y lo cumplimos.
Hoy, cincuenta años después de aquel encuentro, seguimos juntos luego de recorrer tanto mundo, tantas emociones a veces teñidas de tristeza, otras de esperanzadora alegría, pero siempre con una generosa y frontal actitud ante la vida.
Nuestros cuerpos son la prolongación de cada uno, nos habitamos mutuamente y seguiremos así hasta el final en que seremos “un solo difunto para no morir de dolor”.
Mi guitarra amada, mi compañera eterna, mi destino cierto y el más cumplido.
Carlos Díaz “Caíto”
CD “Corazón compartido (Relatos y canciones)”
Ediciones Pentagrama, S. A. de C.V.
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