domingo, 28 de febrero de 2010

CIRCUNSTANCIAS




LA GUERRILLA EN MEXICO HOY
(Fragmento)

La aparente limitación territorial de los movimientos armados rurales induce a adoptar como opción más efectiva para frenarlos la represión militar y policiaca, sin prestar atención a las circunstancias sociales de que se fueron nutriendo. Las autoridades gubernamentales se proponen primero, pues, acorralar y reducir las condiciones de movilidad y comunicación de los núcleos armados. La aparente facilidad de su localización y el alto grado de control que se puede tener sobre ellos mediante un cerco militar que cada vez se cierre más en torno de los territorios por los que esos núcleos se desplazan y obtienen víveres, equipo, municiones o información, se convierte de manera natural en el único y primer objetivo visualizable en las operaciones contrainsurgentes. En otras palabras, las medidas gubernamentales a menudo confunden la limitación propiamente regional de los núcleos armados con la inexistencia de los procesos de polarización social de la zona. Puesto que la guerrilla rural no sale de su territorio, puede pensarse que ahí se le sofocará tarde o temprano.
Esto conduce a graves errores, particularmente para otra relevante dimensión de estos conflictos: la recurrencia de las guerrillas rurales.
La dinámica social no siempre asegura cambios a fondo en las zonas campesinas de países como el nuestro, sobre todo si la población predominante en ellas es indígena. Circunstancias de pobreza extrema, discriminación, aislamiento, explotación, despojos y una muy escasa o nula procuración de justicia suelen volver a confluir y a polarizarse una y otra vez en ciclos de pocos o muchos años en las mismas regiones. Las medidas militares en estos casos suelen ser recurrentes también, lo que se convierte en un poderoso indicador de su ineficacia como solución social verdadera a mediano y a largo plazos.
Carlos Montemayor. Nota completa en:


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sábado, 27 de febrero de 2010

Y ENTONCES



ENTONCES


Y entonces sobrevino un gran terremoto…

Hechos de los Apóstoles, 16, 26
Santa Biblia.

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jueves, 25 de febrero de 2010

A MANO ARMADA



CIVILIZACION




Un hombre muere en mí siempre que un hombre

muere en cualquier lugar, asesinado

por el miedo y la prisa de otros hombres.



Un hombre como yo; durante meses

en las entrañas de una madre oculto;

nacido, como yo,

entre esperanzas y entre lágrimas,

y -como yo- feliz de haber sufrido,

triste de haber gozado,

Hecho de sangre y sal y tiempo y sueño.



Un hombre que anheló ser más que un hombre

y que, de pronto, un día comprendió

el valor que tendría la existencia

si todos cuantos viven

fuesen, en realidad, hombres enhiestos,

capaces de legar sin amargura

lo que todos dejamos

a los próximos hombres:

El amor, las mujeres, los crepúsculos,

la luna, el mar, el sol, las sementeras,

frío de la piña rebanada

sobre el plato de laca de un otoño,

el alba de unos ojos,

el litoral de una sonrisa

y, en todo lo que viene y lo que pasa,

el ansia de encontrar

la dimensión de una verdad completa.



Un hombre muere en mí siempre que en Asia,

o en la margen de un río

de África o de América,

o en el jardín de una ciudad de Europa,

Una bala de hombre mata a un hombre.



Y su muerte deshace

todo lo que pensé haber levantado

en mí sobre sillares permanentes:

La confianza en mis héroes,

mi afición a callar bajo los pinos,

el orgullo que tuve de ser hombre

al oír -en Platón- morir a Sócrates,

y hasta el sabor del agua, y hasta el claro

júbilo de saber

que dos y dos son cuatro...



Porque de nuevo todo es puesto en duda,

todo

se interroga de nuevo

y deja mil preguntas sin respuesta

en la hora en que el hombre

penetra -a mano armada-

en la vida indefensa de otros hombres.

súbitamente arteras,

las raíces del ser nos estrangulan.



Y nada está seguro de sí mismo

-ni en la semilla en germen,

ni en la aurora la alondra,

ni en la roca el diamante,

ni en la compacta oscuridad la estrella,

¡cuando hay hombres que amasan

el pan de su victoria

con el polvo sangriento de otros hombres!



Jaime Torres Bodet.

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EL PABELLON ESTRELLADO ONDEABA EN LA CIUDAD DE MOCTEZUMA



RUMBO AL DESTINO MANIFIESTO (1800 – 1860)
(Fragmento)

Durante el domingo 10 de mayo de 1846, excepto dos horas que pasó en la iglesia, Polk –que no era sincero ni para estornudar- trabajó preparando el pretexto para taladrar  a la patria del  Gua- temozín. Hacia el mediodía del lunes mandó al Congreso el mensaje de guerra. Con imponente dosis de cinismo manifestaba: “México ha cruzado nuestro territorio y derramado sangre norteamericana”
            No faltaron compatriotas que condenaran la impostura . Un joven diputado por Illinois, llamado Abraham Lincoln,  presentó ante la Cámara de Representantes las llamadas “Resoluciones acerca del Lugar” (Spot Resolutions), en las que le pedía al gobierno que señalara exactamente  en dónde se habían realizado los actos hostiles, “y si estos habían sido  o no provocados por un cuerpo de americanos armados enviados allí”. No había escapado a su inteligencia  campesina el embuste de Polk. “Sospecho –dijo- que el Presidente está tan profundamente convencido  de hallarse en el lado incorrecto,  que siente que la sangre de esta guerra lo denuncia al cielo como la sangre de Caín y Abel”. El primer orador de su tiempo, Daniel Webster, alegó en el Senado: “La guerra ha sido promovida por el presidente. México es la parte  ofendida, nosotros hemos descargado el primer golpe” Henry Thoreau –siempre inmune a las lacras del medio-, declaró: “Nuestro país no es el invadido, sino el invasor”. Hasta un expansionista como John Quincy Adams tuvo que reconocer  que en el conflicto “las banderas de México eran las de la libertad”. Con la ruda franqueza del soldado, Ulysses Grant –que fuera protagonista de los sucesos- confesó en sus memorias (Personal Memories of U. S. Grant): “No creo que nunca haya habido  una guerra más malvada que la librada por Estados Unidos contra México…, las tropas fueron enviadas a la frontera  para provocar la lucha”.
            Por 85 votos contra 81,  el Congreso emitió una declaración  en contra de los artífices del matadero: “Es una guerra innecesaria e inconstitucional comenzada por el presidente de los Estados Unidos”. Aceptar el “pretexto” hubiese sido tan despistado  como creer que la lucha de los griegos  con Troya fue por Helena (el mito de la belleza), y no por el juego del poder buscando una excusa  para someter al vecino. La conspiración del brazo esclavista fue denunciada por el poeta James Russell Lowell con versos de este contenido:

            Que griten la tonada de la Libertad
            Hasta quedar con la cara morada:
            Esto es un grande, enorme cementerio
            Del derecho de nuestra raza;
Solo quieren esa California
Para  meter más estados de esclavos,
Para engañarnos y burlarse de nosotros
Y saquearnos por completo.

El ejército invasor –infame que fue rival del terremoto- emprendió el camino que  más de tres siglos antes  había seguido Hernán Cortés con sus capitanes saqueadores. La población mexicana  creció en heroísmo ante el bombardeo invasor. En Matamoros, Monterrey, Puebla, los guardianes nacionales y los niños héroes de Chapultepec grabaron episodios imborrables de sacrificio patriótico. Después de una carnicería en Molino del Rey y de la toma de la capital, unas pocas manos tristes y temblorosas izaron la bandera blanca. El 3 de septiembre de 1847, el pabellón estrellado ondeaba en la ciudad de Moctezuma, donde el lago legendario guarda los secretos  de la cultura maya – tolteca.
El 2 de febrero de 1848, se firmó el Tratado de Guadalupe – Hidalgo - un típico convenio donde el lobo impone su ley  y el cordero obedece y cumple- por el cual el lindante sometido  por las armas, cedía las actuales demarcaciones de California, Arizona, Nuevo México, Nevada, Utah, parte de Colorado y Wyoming, reconociendo, además, el anterior saqueo de Texas. Una enorme superficie igual a Portugal, España, Francia, Italia y Alemania juntas. Polk anotó en su diario: “Yo pediría más territorios…”

Rafael San Martín
Biografía del Tío Sam
Editorial Ciencias Sociales.

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martes, 23 de febrero de 2010

DELINCUENCIA ECONÓMICA Y FINANCIERA



LA IMPUNIDAD, MADRE DE TODA PREPOTENCIA
(Fragmento)

¿Qué es más difícil? ¿Combatir la corrupción y el crimen organizado, o a una organización paramilitar  que se propone combatir el terrorismo con el apoyo, o con un cierto apoyo, de algunos aparatos del Estado? De uno u otro modo,  ambas son formas de corrupción en el sentido más amplio, aunque el segundo  delito no sea catalogado como tal. Todas estas actividades criminales,  de uno u otro modo, violan el  estado de derecho. Son dos delitos distintos, diferentes, pero en ambos casos hay  un elemento común: la actitud  de la magistratura al enfrentar  estos delitos sin preocuparse  por quién es el responsable, como exige el principio de igualdad ante la  ley. Los nombres no deberían tener importancia, pero por desgracia no siempre es así.
            La materia que analizamos en el derecho penal moderno nos obliga a investigar, sobre los comportamientos y hechos concretos, sobre análisis fríos, ignorando si un indagado es de izquierda o de derecha, si es un dictador o San Juan de la Cruz.  No los juzgaremos por eso, sino por las acciones delictuosas que pueden haber cometido.
            En este contexto se puede apreciar  la diferencia de un juez respecto a otro, su actitud, sus ganas de trabajar. La corrupción es difícil, muy difícil de combatir, por eso es esencial la coordinación internacional, la cooperación entre las distintas magistraturas en las investigaciones sobre corrupción y delincuencia económica y financiera. Si en un paraíso fiscal los bancos interponen obstáculos a las investigaciones sobre ciertas cuentas, si no se nos permite confirmar cuál es el recorrido realizado por determinados depósitos,  si cuando se obtiene la colaboración judicial por parte de un país después se crean  obstáculos artificiales para que esta cooperación no produzca efectos, si cuando un magistrado obtiene por exhorto  pruebas  importantes se decreta  una norma para impedir que este material  pese en el proceso, que queda trabado en una vía muerta, nos perdemos en un maremágnum de formalidades que, en definitiva, son utilizados no para defender  al ciudadano sino para proteger determinados intereses.
Durante muchos años, desgraciadamente, esta fue la norma en toda investigación sobre corrupción.

Juez Baltazar Garzón, entrevistado por Gianni Miná
Un mundo mejor es posible
Ediciones Unión.

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Y LA CARNE REVENTADA POR EL PLOMO



LA CIUDAD

¿A quién o a qué cantarán los trovadores? Alguien quedará, para recordarlo así:
            Había quienes morían de frío, en los portales de las iglesias o en las canteras del parque, frente a la playa; había quiénes aparecían abandonados entre las rocas, con los huesos rotos y la carne reventada por el plomo. Un hombre atado escuchaba los aullidos de su hija, mientras le partían  por la mitad en el cuarto de al lado. Los presos reconocían a los verdugos por las voces y los olores y las maneras de pegar.
            Descubríamos que sentíamos miedo, y eso nos llenaba de asombro y de vergüenza. La ciudad vivía con el aliento cortado. El aire estaba envenenado por la desconfianza: se hablaba en voz baja, las voces no tenían eco, las voces no coincidían con las caras. Estar libre resultaba sospechoso, pero nos encontrábamos sueltos y vivos y nos daban ganas de felicitarnos. Los niños dibujaban túneles y animalitos que escapaban por los túneles. Se hacía el amor como si no fuera a repetirse nunca: “Si caigo y no me matan, voy a mandarte cartas debajo de la  lengua de alguien”. Decir “Hasta la semana que viene” era una estupidez. Pensaste, dijiste, dudaste: alguien murmuraba tu nombre  antes de desmayarse: reconocías el reloj de tu mejor amigo en la muñeca del soldado que entraba a detenerte.
            Los días no se tomaban unos a otros de la mano, no se abrían paso en fila india, amablemente, lento flujo del aceite del tiempo, ida y vuelta, va y viene, no: los días se atropellaban y se montaban unos sobre otros y caían al vacío con las piernas enredadas: zumbaban, atacarán, acosan: naciste mañana, morirás ayer: dijiste dirás adiós: amor o miedo ardiendo en esos ojos que me miraron la próxima última vez.

Eduardo Galeano
La canción de nosotros
Editorial Siglo XXI.

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lunes, 22 de febrero de 2010

VENÍA A RECOGER MI CADÁVER



UN PAVOROSO SILENCIO PARA RECORDAR

Doce años antes, a las siete de la mañana, un sargento del ejército al frente  de una patrulla había soltado sobre mi cabeza una ráfaga de ametralladora, y me ordenó incorporarme al grupo de prisioneros que iba arreando hacia el edificio de Chile Films, donde yo trabajaba. La ciudad entera se estremecía con las cargas de dinamita, los disparos de armas largas, los vuelos rasantes de los aviones de guerra. El sargento que me había detenido andaba  tan ofuscado, que me preguntó qué estaba pasando. “Nosotros somos neutrales”, decía. Pero no supe por qué lo decía ni a quiénes incluía en el plural. En un momento en que nos quedamos solos, me preguntó:
            -¿Usted es el que hizo El Chacal de Nahualtoro?
            Le contesté que sí y pareció olvidarse de todo, de los tiros, de las cargas de dinamita, de las bombas incendiarias en el palacio de los presidentes, y me pidió que le explicara cómo se hace para que a los falsos muertos de las películas les salga sangre por las heridas. Se lo expliqué y pareció fascinado. Pero casi enseguida volvió a la realidad.
            -No miren para atrás- nos gritó- porque les vuelo la cabeza.
            Hubiéramos creído que era un juego, de no ser  porque minutos antes habíamos visto  los primeros muertos en la calle, un herido desangrándose en una acera sin auxilio de nadie, bandas de civiles rematando a garrotazos a los partidarios del presidente Salvador Allende. Habíamos visto a un grupo de prisioneros de espaldas  contra un muro, y a  un pelotón de soldados que fingían fusilarlos. Pero los mismos soldados que nos conducían preguntaban qué estaba pasando, e insistían: “Nosotros somos neutrales”. El estruendo y la confusión eran enloquecedores.
            El edificio de Chile Films estaba rodeado de soldados con ametralladoras emplazadas en trípodes, y apuntando hacia la entrada principal. El portero de boina negra,  con la insignia del Partido Socialista, salió a nuestro encuentro.
            -Ah, -gritó señalándome-, ese caballero, el señor Littín, es el responsable de todo lo que ocurre aquí.
            El sargento le dio un empujón que lo tiró por tierra.
            -Váyase a la mierda- le gritó. No sea maricón.
            El portero se puso en cuatro patas, aterrorizado, y me preguntó:
            -¿No se toma un cafecito, señor Littín? ¿Un cafecito?
            El sargento me pidió que averiguara por teléfono  lo que estaba pasando. Traté de hacerlo, pero no logré comunicarme con nadie. A cada instante entraba un oficial que daba una orden, y luego otro que daba la orden contraria: que fumáramos, que no fumáramos, que  nos sentáramos, que nos pusiéramos de pie. Al cabo de media hora, llegó un soldado muy joven  y me señaló con el fusil.
            -Oigame, sargento-dijo- ahí está una señorita rubia preguntando por este caballero.
            Era la Ely, sin duda. El sargento salió a hablar con ella. Mientras tanto, los soldados nos contaron  que los habían sacado desde la madrugada, que no habían desayunado, que tenían  orden de no aceptar nada, que tenían frío, que tenían hambre. Lo único que pudimos hacer por ellos fue dejarles nuestros cigarrillos.
            En esas estábamos cuando el sargento volvió  con un teniente que comenzó a identificar a los prisioneros para llevárselos al estadio. Cuando me tocó el turno, el sargento no me dio tiempo de contestar.
            No, mi teniente- le dijo a su oficial-, este señor no tiene nada que ver, vino aquí a presentar un reclamo porque unos vecinos le destrozaron a palos el automóvil.
            El teniente me miró perplejo.
            -¿Cómo puede ser tan huevón para reclamar nada en este momento? Exclamó-. ¡Mándese a volar!
            Eché a correr, convencido de que me iban a disparar por la espalda con el eterno pretexto de la ley fuga. Pero no fue así. La Ely, a quien un  amigo le había dicho que me habían fusilado frente a Chile Films, venía a recoger mi cadáver. En varias casas de las calles estaban izando banderas, que era la clave acordada para que los militares reconocieran a sus partidarios. Por otra parte, ya habíamos sido denunciados  por una vecina que conocía nuestra relación con el gobierno, mi participación  entusiasta en la campaña presidencial de Allende, las reuniones que se hacían en mi casa mientras  el golpe militar iba haciéndose inminente. De modo que no volvimos a casa, sino que pasamos un mes cambiándonos  de un lugar a otro, con  los tres niños y las cosas más indispensables, huyendo de la muerte que nos pisaba los talones, hasta que el cerco se hizo tan asfixiante que nos metió a la fuerza por el túnel del exilio.

Gabriel García Márquez
La aventura de Miguel Littín, clandestino en Chile.
Editorial Diana.

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sábado, 20 de febrero de 2010

LA SUBORDINACION DE LOS SOLDADOS



¿QUIÉN CONTROLA LAS FUERZAS ARMADAS?
(Fragmento)

…Así, rompiendo con el principio de la separación de poderes, el Legislativo no controla a los militares, mientras el Judicial renuncia a sus obligaciones constitucionales y no interviene en los numerosos casos en que integrantes de las fuerzas armadas incurren en conductas ilegales, delictivas y violadoras de las garantías individuales y los derechos humanos de la población, debilitando aún más el control civil que supuestamente se tiene sobre la milicia y estimulando la supremacía militar de facto en asuntos de justicia y, por ende, en la vida política y social.
Desde la llegada de un civil a la Presidencia en 1946, los militares mexicanos han tenido que demostrar su lealtad a gobiernos antipopulares que institucionalizaron el recurso de la violencia castrense para librarse de opositores, llevar a cabo campañas contrainsurgentes regionales y reprimir protestas sociales nacionales. Miguel Alemán utilizó al Ejército para contener las manifestaciones de descontento y afianzar el desmantelamiento de los beneficios sociales establecidos durante el gobierno de Lázaro Cárdenas. En 1956 se usaron las tropas para romper la huelga estudiantil politécnica y ocupar durante dos años las instalaciones del Instituto Politécnico Nacional. Más tarde se utilizó el cuerpo de transmisiones militares para imponer la requisa y romper la huelga de los telegrafistas. En 1959 se usó al Ejército para aplastar la huelga ferrocarrilera y detener su dirección sindical; igualmente se reprimió el movimiento de electricistas y el del magisterio. Díaz Ordaz ordenó la sustitución de médicos paristas por médicos militares y la ocupación con tropas de las universidades de Michoacán, Sonora, Tabasco y Sinaloa en paro. Eso, antes del movimiento estudiantil-popular de 1968, masacrado por las fuerzas armadas. Díaz Ordaz y Luis Echeverría utilizaron al Ejército como instrumento principal en el aniquilamiento de la guerrilla rural y urbana. Echeverría creó el grupo paramilitar Brigada Blanca, que jugó un papel fundamental en la guerra sucia. Carlos Salinas usó a los militares para arrestar a líderes sindicales, disuadir manifestaciones de la oposición en Guerrero y Michoacán e iniciar la contrainsurgencia en Chiapas. Ernesto Zedillo continuó la guerra de desgaste contra los zapatistas, iniciando cambios importantes en la naturaleza de las fuerzas armadas para servir principalmente como instrumento represivo en el mantenimiento del orden neoliberal.
La subordinación de los soldados ha sido acrítica, pasiva, mecánica, respecto del gobierno en turno. Nunca ha importando el grado de legitimidad política del mandatario. Tampoco es un obstáculo a la obediencia militar que los procesos electorales hayan sido irregulares, fraudulentos y cuestionados. Mucho menos la asignación de misiones que involucran a militares en la contención del descontento social. Las fuerzas armadas apuntalaron e hicieron posible la imposición de autoridades civiles carentes de legitimidad democrática comprobada en 2006 y han apoyado las políticas represivas y autoritarias del gobierno espurio de Felipe Calderón, plenamente volcadas hacia la vigilancia del orden interno y la contrainsurgencia, usurpando funciones de seguridad pública y desgastándose en una “guerra contra el narcotráfico” para la cual no están preparadas y saben perdida de antemano.
Tampoco existe control legislativo ni información a la sociedad sobre los convenios de cooperación militar con otros países, en particular con Estados Unidos, transfiriéndose armas y equipo estadunidense a México con la misma discrecionalidad y secrecía. Incluso, hay iniciativas de ley en el Congreso para permitir tropas extranjeras en territorio nacional, preparando el marco jurídico para una eventual ocupación militar de nuestros buenos vecinos para imponer la democracia, y de paso quedarse definitivamente con nuestro petróleo y otros recursos estratégicos, como hacen en Irak y Afganistán.
¿Seguirán los militares mexicanos el camino de sus pares en Colombia, fieles instrumentos de los afanes oligárquicos e imperialistas? ¿Continuarán preparándose para la siguiente represión al pueblo que ordene el comandante supremo?

Gilberto López y Rivas
Nota completa en:

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ERES DE TIERRA



ELEGIA A UN SOLDADO VIVO
(Fragmento)


…Ahora pasas, redondo.
La alegría en el fondo
de ti mismo, y encendiendo la calle
esa guerrera de ardoroso talle.
¿Será posible que tu mano agraria
la que empujó el arado
sobre la tierra paria;
tu mano campesina, hoy de soldado
que no robó al ganado
la sombra de su selva solitaria
ora quitarme quiera
mi pan de cada día
para hacer aún más gorda la chequera
del amo fiero que en tu máuser fía?
¡Di que no! ¡Di que no! Di, compañero
que tu hermano es primero:
que vienes de la tierra, eres de tierra
y a la tierra darás tu amor postrero;
que no irás a la guerra
a morir por petróleo o por asfalto,
mientras tu impar caldero
de primordial maíz bosteza falto;
y que ese brazo rudo
solo es del perseguido
a quien nadie recuerda cuando cae,
y a quien el sol desnudo
la tibia sangre en el sudor extrae,
como golpes de un látigo encendido.
¡Di que sí, di que sí! ¡Di, compañero,
que tu hermano es primero!

Nicolás Guillén
Obra Poética. Tomo I
Editorial Letras Cubanas.

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miércoles, 17 de febrero de 2010

UNA VIDA TRANQUILA



EN OCASIÓN DEL  NACIMIENTO DE UN HIJO

(Según el poema  chino de Su Tung-po 1036-1101)

Cuando nace un hijo, la familia
desea que sea inteligente.
Yo, que he arruinado mi vida entera
a causa de mi inteligencia,
solo puedo esperar que mi hijo
salga
ignorante y obtuso.
Entonces tendrá una vida tranquila
Como Ministro del Gabinete.

Bertolt Brecht.
Poesía
Presencia Latinoamericana, S. A.

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martes, 16 de febrero de 2010

EL ANHELO DEL CORAZÓN DE UNA MUJER




JACINTA

            En estos desiertos o montes que son huizaches y arena, tasajillo y arena, uña de gato y arena, donde aun hoy  galopan los insignes cascos , truenan y relampaguean los  insignes revólveres, zumba el viento que zumbó  azotando los insignes rostros ennegrecidos de batallas, soberbias  batallas gratuitas que más de un vaquero ha contemplado de día o de noche,  porque los insignes fantasmas pelearon y vuelven a pelear sin horas fijas, y de día parecen hechos de transparente luz inmensos,  y de noche inmensos son como dibujos de niebla –vaquero aterrado, quieto, contemplando, perdido  el rumbo-, en estos desiertos había un camino que iba de La Asunción a Diezmillas, y una mañana, sábado, por el camino rodaba la carreta del rancho y en la carreta iba Jacinta, un toro se había cortado hacia el camino y cabalgó detrás de la carreta, “dime, Reynaldo, dime”, decía Jacinta, y Reynaldo no pudo hablar. ¿Cuántas veces, tantos años después,  de día o de noche, ha vuelto a aparecer súbitamente el camino  que cubrió la uña de gato, ha aparecido la carreta, Jacinta en el pescante, junto al viejo –aún fantasma qué hermosa la serena cara de Jacinta, qué anhelante, qué dorado el sol del halo de cabellos tiernos que bordean su frente- y ha surgido, tras el toro, Reynaldo? ¿Cuántas veces ha repetido Jacinta lo que dijo aquella mañana y Reynaldo  ha cabalgado, “dime, Reynaldo”, preparando sin saberlo cuanto sucedió más tarde?. Los hombres dicen: “yo lo vi, no iba contento, ya sabe qué va a pasar y va triste, ya no habla porque va triste, no porque no pueda hablar, y cuando la carreta da vuelta  en el recodo él se queda pensando, no es que sea así, pero los vi, van tristes, fantasmas los pobres, cuantisísimo que hace que vivieron, los dos van tristes porque andan  viviendo otra vez lo que vivieron pero ora ya sin esperanza”. ¿Cuántas veces ha de vivir un hombre su melancolía?  ¿Cuántas veces el anhelo del corazón de una mujer, su amor –blanda neblina del rostro- suplicará; “dime, Reynaldo”, porque Reynaldo no pudo contestarle?

El Gobierno del Cuerpo
Ricardo Garibay
Editorial Joaquín Mortiz, S. A.

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lunes, 15 de febrero de 2010

ACTÚAN COMO SICARIOS



LA HORA DE LOS NIÑOS

Los niños traficaban con una nueva especie de ratas
Anilladas como langostas y de color magenta y celeste.
Sabor extraño al principio
Pero como el hambre no miente
Nos habituamos a hornearlas.

Ya que uno es lo que come, en menos de un año
Nos volvimos como ellas.
Primero los ojitos alarmados, la pelambre y la cola.
Poco después los dientes de taladro,
Las garras como sierra de partir  huesos.
(¿Hará falta añadir que a este respecto
No tuvieron gran cosa que enseñarnos?)

Ahora son hombres los niños que vivían de las ratas.
Actúan como sicarios de un poder invisible
Y poco a poco pero noche tras noche
Nos eliminan sin clemencia

José Emilio Pacheco
Como la lluvia
El Colegio Nacional / Ediciones Era.

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domingo, 14 de febrero de 2010

PUEDE




LA POLITICA

            La política, decía alguien, puede acabar con viejas amistades  o unir a los más grandes enemigos.


Francisco de Paula León
Los hilos secretos de las élites
Random House Mondadori.

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sábado, 13 de febrero de 2010

LAS GANAS DE ANDAR DE COSCOLINA



EL COMPA
(Fragmento)
           
-Está retebuena. Tiene unos muslotes…
            -Estás apantallado. No te vayas a arrepentir
            -Me trai de un ala, la mera verdá. -¡Es que está retesuave!
            Se lo train cambiado. El andaba por otro barrio, no era el mismo. Ni siquiera quería platicarle todo. Ya no era como antes, en que las viejas  sólo para el vacile, cuando se contaban qué tal les había ido.
            -Me la tiré dos veces, mano. Palabra que aguanta, se mueve rebonito.
            -A mí no me fue tan mal. Me dejaron bien exprimido.
            Ahora a pensar en la tipa esa. No era lo mismo. Algo se había atravesado. Sentía entre pecho y espalda, una mohina amarilla, un rencor de estar ninguneado. Y un sentimiento porque su cuate del alma  hubiera dado el azotón. ¿Pues que podía tener la vieja esa? Pura birriondez.
            Le iban cayendo mal los fulanos y fulanas. Los murmullos… tenía mucho coraje, porque se estaba sintiendo menos. Todos son unos purititos. “Andale, echate la otra”. A ese rotito le daría un descontón a las primeras de cambio. No me serviría ni para el arranque. “!Ah, jijo, ora me voy con ella!”. Dale con ella. Igualita que las demás. Para la misma cosa. Como ésa, muy puestita, muy  relujada, muy la divina garza y, total, para uno rápido, cuando mucho. “Ay, mano, como está buena”. Y ese matacuás. Para armarle bronca. Pero su cuate lo dejaría solo. Andaba fuera de onda, bien enculado, azotó la res. La Bicha. La Bicha. Allí sentía la llaga, nomás con el puro nombre. Le crecía en la boca un buche de odio.
            Se puso enchilado al conocerla, porque los vellos que le tupían las piernas le dieron malas ideas. Y porque no lo llegó a mirar de frente, como que no le importaba. Y se encanijó más porque ella lo hacía pensar en las gozadas que se darían ambos. Y porque su amigo estaba más para allá que para acá, encandilado, sí, bien entrado, bien apantallado por ese par de repisas, y porque la mujer tenía un con qué, algo para estrujarla, para hacerle daño, para golpearla, romperle el vestido y desnuda maltratarla hasta sacarle sangre a la muy puta, porque debería serlo, se le veía en los vellos, en las piernas, en toda ella y porque nomás querría tener un hombre encima, moviéndose, dándose venida tras venida, ah, para traérsela de encargo, castigarla, darle un  jondazo fuerte, hacerla sentir que no valía nada, que era una cualquiera,  una basura, la muy creída, la muy salsa, la muy sabrosa, y ponerla en su sitio, sí, que se creería, que estaba muy buena,  ah si pudiera, se la traería cortita, le tendría que pedir permiso hasta para levantar los ojos, no le daría resuello, y que le pidiera perdón y la haría hincarse,  que viera que nada valía, bien dada a la trampa, bien agorzomada, chiquita, pues qué te creíste, y soltarle un no aguantas nada, mírate, conmigo las poderosas, aquí de nada valen tus truquitos ni tus monerías, me vienes muy guanga y te mando  a volar cuando quiera, vieja canija, te estrellaste, aquí tienes tu dolor de estómago y pa prontito te me estás allí y cuidadito con decir ni pío, ándele, ya verá cómo las gasto yo, ya está bueno de suavena, a mí me hace los purititos mandados, y sí, pegarle, pegarle duro, y nada de hacerle al cuento, que conmigo va a andar usted muy derechita, me oye, porque la estoy pastoriando y no se me va a salir del huacal, y luego darle el cortón, a la muy chiva, a la muy desgraciada, y póngase buza, no me la vaya a descontar o la mande a la calle con todas sus hilachas, te voy a aliviar las cosas, si quieres píntate, a ver si agarras una cosa mejor, yo estoy amarradazo, y ya se lo creyó, qué pasó mi mona, nada, aquí encerradita, de aquí no me sale, lo oye, o que se lo tengo que  repetir y ora encuérese, todita y a  ver, abra las piernas, y entonces montarla, pero con coraje, darle su buena zarandeada, que se le quiten las ganas de andar de coscolina, de ofrecida, de nalga caliente.
            Por eso, por el buche de odio, porque se lo estaba llevando la mamá de las muchachas, se le ocurrió hacer el chisme. Todo fue inventarle el falso a ella. Le dolía el despego de su cuate. Ella era quien lo traía ardido, purgado, dado a la trampa. Apagada la luz, sin gasolina, bien jodido con los malos pensamientos. Todo viene de muy adentro. Pura agua mala que va subiendo hasta la garganta,  hasta los ojos, hasta la mera cabeza. Ninguneado por ella, porque le gustaba más allá de sus muslos.
            Lo engaña, le toma el pelo, se va con otros. Hacerle eso a su cuate. Jija de la mañana. Yo se lo vi a las claras. “Te lo digo, a lo macho, yo la vi”

Edmundo Valadés
Las dualidades funestas
Joaquín Mortiz.

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jueves, 11 de febrero de 2010

ES QUE ANDABAN EN MALOS PASOS




ADIOS A LOS NIÑOS.
(Fragmentos)
La verdad, ya no tiene chiste ser joven. Antes era más divertido, soñador y hasta prestigioso. Los jóvenes en México conocen hoy la sangre demasiado pronto, y de maneras mucho más terribles que en el pasado. No podemos reprocharles que les urja ser grandes y se comporten como tales desde temprana edad. Mueren estadísticamente, sin heroismo, de manera absurda. Lejos de Se llevaron el cañón para Bachimba o los estudiantes de los años 60 del siglo pasado, son carne de cañón de los juegos de guerra de los grandes. No es que quieran crecer, no les queda de otra en una cultura cotidiana de familias a cargo exclusivamente de mujeres que trabajan, con los varones en fuga o metidos en sus cosas, entre el dinero y los excesos (de adrenalina al menos), en búsqueda y ejercicio de “poder”. Así, miles, quizá millones de niños y jóvenes pronto han de ser responsables, si no de madre y hermanos, por lo menos de sí mismos…
…Más pronto que tarde los jóvenes se ven arrojados a un mundo real lleno de peligros y sin mucho sentido, pero imperioso y adictivo, ganado por la violencia. Las calles de México (especialmente en las ciudades del norte, de por sí acostumbradas al color del dinero) se han convertido en un campo de batalla, donde la dichosa línea divisoria entre lo bueno y lo malo que cacarean y dan por sentada el Presidente, su corte de abogados rijosos y los obispos vociferantes, es borrosa o de plano inexistente.
…El prohibicionismo estadunidense ha servido siempre como acelerador del capitalismo bruto. Lo comprobó durante la prohibición del alcohol, que hizo florecer los Capone y los Dillinger. Lo logró con la narcotización de la vida social en Colombia, para incrementar su mercado interno de drogas y mantener precios competitivos. Lo hace hoy con México, aupado en el reforzamiento positivo del Plan Mérida, que sólo alimenta la unilateral, inútil y desestabilizadora “guerra contra el crimen organizado”.
…Así que estas calles peligrosas las debemos a que el vecino del norte cotiza y consume las mercancías que acá generan inestables imperios de dólares y balas y pudren las bases de la convivencia social. (Y de paso florece el mercado, tampoco desdeñable, de las armas de fuego). ¿Cuánto le toma a un estudiante listo, impaciente, quizá ambicioso, entrar de ayudante de Zetas, Familias o el grupo que quieras, para cobrar la protección en los mercados, los Oxxo y los talleres mecánicos? O ayudar con la nómina, mover estos paquetitos, entregar a las señoritas de la cajuela, llevar este recado…
…La matanza de muchachos en un barrio de Juárez no puede reducirse a la sospecha: “es que andaban en malos pasos”, insidiosamente soltada por el gobierno desde el primer momento, sin pruebas, y como si eso lo eximiera de responsabilidad o justificara algo.

Hermann Bellinghausen.
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miércoles, 10 de febrero de 2010

EN CUALQUIER PAÍS



NOVELAS PLATICADAS
(Fragmento)

En la cocina de mi casa hay un bote de la basura cuyo fondo  se cubre siempre por un periódico viejo. Estaba yo inclinado sobre él la otra tarde, cuando de pronto descubrí que estaba echando las sobras de un jitomate sobre la cara  de García Márquez. Él estaba vestido de presidiario y tenía un letrero que decía “culpable”. Lo rescaté del hoyo, le dí una limpiada y leí el artículo de Abel Quezada (domingo 2 de junio), que ya varios me habían comentado  y que yo no había leído a tiempo.
Voy a comentar aunque sea tarde este artículo, porque me parece que toca varios puntos neurálgicos  de la relación escritor – público – comunidad, etcétera.
Grosso modo, Abel Quezada se queja de que García Márquez no escriba una novela que anda platicando desde hace cinco años y que, según parece, acaba de publicar Carpentier.
Me interesa el asunto porque, por un lado se refiere al concepto de producción literaria, por otro al concepto de éxito y por último,  al concepto de plagio.
La producción literaria. García Márquez tiene la costumbre de decir  que escribe una cuartilla diaria. Es muy bonita la idea de un escritor sentado frente a su mesa, después de un  desayuno calmado y después de leer el periódico; cuatro horas de teclear, cambiar de hoja. Teclea, cambia de hoja, tira papeles en el cesto, y al cabo  de cuatro horas de concentración, tiene una cuartilla nueva. En la tarde se va al café a platicar con los amigos.
Ahora bien. Una cuartilla puede ser mucho o puede ser muy poco. Si un periodista escribe una cuartilla diaria, se muere de hambre, pero si un novelista  escribe una cuartilla diaria, hombre, al año tiene  un libro de trescientas páginas. Desgraciadamente, la mayoría de los novelistas  escriben una cuartilla un día  y al siguiente la rompen. Y hacen bien.
García Márquez se tardó toda su vida, hasta 1966, en escribir un libro. Toda su obra anterior no son más que bocetos de Cien años de soledad. Tuvo la fortuna, el talento  y la paciencia de dar con una forma que permitía acomodar todo lo que García Márquez había  oído, leído, visto, imaginado y escrito. A partir de ella y después de muchos trabajos –se tardó dos años en pasarla en limpio- escribió un libro que todo el mundo entiende y aprecia, que se puede traducir eficazmente y que provoca  entusiasmo en cualquier país ¿Qué más se le puede exigir a García Márquez? Yo, francamente, creo que nada. Lo que hizo es perfectamente satisfactorio y todo lo demás  -si hay más- será ganancia.


Jorge Ibarguengoitia
Ideas en venta
Joaquín Mortiz.

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lunes, 8 de febrero de 2010

HASTA UN NIÑO PUEDE



KALÁSHNIKOV 2
(Fragmento)

            No existe nada en el mundo, orgánico e inorgánico, objeto metálico o elemento químico, que haya causado más muerte que el AK-47. El kaláshnikov ha matado más que la bomba atómica de Hiroshima y Nagasaki, que el virus del sida, que la peste bubónica, que la malaria, que todos los atentados de los fundamentalistas islámicos, que la suma de muertos de todos los terremotos que han sacudido la corteza terrestre. Un número exorbitante de carne humana imposible de imaginar siquiera. Solo un publicista logró, en un congreso, dar una descripción convincente: aconsejaba que para hacerse una idea de los muertos producidos por la metralleta  llenaran una botella de azúcar, dejando caer los granitos por un agujero  en la punta del paquete; cada grano de azúcar equivale a un muerto  producido por el Kaláshnikov.
            El AK-47 es un arma capaz de disparar en las condiciones más adversas. Es imposible que se encasquille, está lista para disparar aunque esté llena de tierra o empapada en agua, es cómoda de empuñar. Tiene un gatillo tan suave que hasta un niño puede apretarlo. La fortuna, el error, la  imprecisión: todos los elementos que permiten salvar la vida en los enfrentamientos parecen quedar eliminados  por la certeza del AK-47, un instrumento que impide que el hado tenga papel alguno. Fácil de usar, fácil de transportar, dispara con una eficacia que permite matar sin ninguna clase de entrenamiento. “Es capaz de transformar en combatiente hasta a un mono”, declaraba Kabila, el terrible líder político congoleño. En los conflictos de los últimos treinta años, más de cincuenta países han utilizado el kaláshnikov como fusil de asalto de sus ejércitos. Se han producido matanzas con el kaláshnikov, según la ONU, en Argelia, Angola, Bosnia, Burundi, Camboya, Chechenia, Colombia, El Congo, Haití, Cachemira, Mozambique, Ruanda, Sierra Leona, Somalia, Sri Lanka, Sudán y Uganda. Más de cincuenta ejércitos regulares tienen el kaláshnikov, y resulta imposible hacer una estadística de los grupos irregulares, paramilitares y guerrilleros que lo utilizan.
            Murieron por el fuego del Kalashnikov: Sadat, en 1981; el general Dalla Chiesa, en 1982; Ceaucescu, en 1989. En el chileno Palacio de la Moneda, Salvador Allende fue encontrado con proyectiles de kaláshnikov en el cuerpo. Y estos muertos eminentes constituyen  la verdadera carta de presentación histórica de la metralleta. El AK-47 incluso ha acabado formando parte de la bandera de Mozambique y de Al-Fatah en Palestina hasta el MRTA en Perú. Cuando aparece en video en las montañas,  Osama bin Laden lo utiliza como único símbolo amenazador. Ha acompañado a todos los papeles: al del libertador, al de opresor, al del soldado del ejército regular, al del terrorista, al del secuestrador, al del guardaespaldas que escolta al presidente.

Gomorra
Roberto Saviano.
Debate.

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domingo, 7 de febrero de 2010

SERIA MUCHO MAS CRISTIANO



¿QUÉ CORRESPONDE A CADA QUIEN?
(Fragmento)

…En México hay muchas religiones y muchas cosmogonías que merecen respeto y aun admiración. No puede el Estado, como tal, tener una religión. El Estado tiene que ser laico, si no por otras razones, al menos por elemental respeto a la variedad legítima de religiones. Que los hombres de Estado practiquen su religión, si la tienen, con la discreción elemental que se espera de ellos, y que no hagan de su devotería un espectáculo público, como hace Fox y pretende Abascal con la sacralización del Estado. Cuando abogan por un Estado católico, no se han puesto a pensar que el contenido más importante de la predicación de Jesús de Nazaret y de sus discípulos no fue la religión, y menos desde el Estado. Su reino no es de este mundo. Y se negó a rociar de agua bendita al poder. Su tema fue la pertenencia, la justicia y la igualdad para todos aquellos que las necesitan, y las tuvo con los expulsados del culto y de la religión, y especialmente con los socialmente humildes y esclavizados. Justicia y amor están por enciman del culto y de la religión. Preferible a un Estado católico, sería que el Estado se ocupara de todos aquellos a los que social y económicamente se les ha negado una vida digna. Sería mucho más cristiano, aunque no fuera católico. Al margen de las confesionalidades, esa es la razón de ser de un Estado laico. Mucho le ha costado a México conquistar la laicidad del Estado para que pretendan ahora meterlo en la licuadora con la religión. Es inmoral que encubran su ideología y sus verdaderas intenciones con discursos religiosos frente a un pueblo pobre y creyente. México sufre un vacío de sentido, de valores y de normas, no sólo como un problema individual y bastante generalizado, sino como un problema político de importancia. No se trata únicamente de saber si vencemos al narcotráfico, a la violencia y a la corrupción ya cínica e inmune de los políticos. Se trata de nuestra capacidad para enfrentar y solucionar los enormes problemas económicos, sociales, ecológicos, políticos y morales que nosotros mismos hemos creado. Se impone un pensamiento enteramente nuevo, no el regreso al pasado cristero. Se trata de saber cuáles son las opciones esenciales, de llenar el vacío de un sentido global de la vida y del país, de establecer y de vivir los criterios éticos fundamentales y de llenar los vacíos de vida que están teniendo ya consecuencias psíquicas y sociales desastrosas.

Enrique Maza
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sábado, 6 de febrero de 2010

CRIMINALIZAR A LAS VICTIMAS




CARTA ABIERTA A FELIPE CALDERON
(Fragmento)
…Cuando apenas han pasado unos días de que 40 jóvenes mexicanos fueran barridos por las balas de sicarios del narco en Ciudad Juárez y Torreón, y la rabia y la indignación, que comparto, siguen vivas, quiero hacerle llegar mi más enérgica protesta por el modo en que usted, señor Calderón, conduce esta guerra y la doctrina en la que basa su estrategia.
Ser comandante en jefe demanda responsabilidades y tareas que usted no ha sabido cumplir. No puedo todavía creer el hecho de que, como si no pasara nada en México, demandara su atención, haya permanecido en Japón haciendo una visita de corte protocolario y, peor aún, que a pesar de haber regresado al país no hubiera volado de inmediato ni a Juárez ni a Torreón.
Los jefes militares que dirigen ejércitos en guerra —usted posó ante las cámaras con uniforme de campaña— deben hacerse presentes en las zonas de combate mas críticas y deben, sobre todo, hacer sentir a la población civil que están dispuestos a compartir los riesgos que implica vivir en la tierra de nadie. Un comandante que aspira a ganar la guerra alienta en el terreno a los combatientes, da la cara a los deudos y responde por las víctimas, estudia con los mandos las condiciones específicas de los escenarios de guerra más conflictivos y supervisa en corto la marcha de las operaciones.
No ha cumplido usted ninguna de las tareas esenciales de verdadero jefe militar. Del hombre que dirige un país que se despeña en el abismo. A punta de spots y declaraciones a la tv, por encendidas que éstas sean, no se ganan las guerras. Tampoco, por cierto, acudiendo al fácil expediente de, a larga distancia y sin investigación y proceso judicial de por medio, criminalizar a las víctimas.
Hay quien festeja que se pierda “la guerra de Calderón”. Yo no soy de esos. Ni voté por usted. Ni le reconozco —en la medida en que no jugaron limpio en los comicios presidenciales de 2006 ni su antecesor ni usted ni su partido, ni la iglesia y el dinero— como presidente. No puedo, sin embargo, menos que acompañar los esfuerzos del gobierno para impedir que el crimen organizado, al que Vicente Fox cedió terreno, se apodere del país. Por eso le escribo, porque creo que actuando como actúa se equivoca y la guerra la perderemos todos.
Además de su conducta como comandante me preocupa la doctrina sobre la que descansa su estrategia y en la que se permean, su actitud ante la masacre en Juárez y antes de eso la manipulación, por mandos militares, del cadáver de Arturo Beltrán Leyva, lo confirman, rasgos distintivos de los regímenes autoritarios a los que la intolerancia conduce a operar con un profundo desprecio a la vida…

Epigmenio Ibarra
Nota completa en:


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