lunes, 26 de octubre de 2009

QUÉ SE ME HACE




CUAL ES LA ONDA.

(Fragmento)


A qué hora abren los registros civiles, preguntó Oliveira

Creo que como a las nueve, respondió ella

Con solemnidad

Ah, entonces nos da tiempo de ir a otro hotelín.

Hotel Luna de Miel.

El empleado del hotel miraba a Oliveira con el entrecejo fruncido.

Armose finalmente, intuyó Riquelle.

Están ustedes casados.

Claro, respondió Oliveira sin convicción.

Requelle lo tomó del brazo y recargó su cabeza en el hombro olivérico al completar:

Que no.

Y su equipaje.

No tenemos, vamos a pagar por adelantado.

Sí, señor, pero este es un hotel decente, señor.

Ah, pues nosotros creíamos que era un hotel de paso.

Pues no señor; y no que me dijo questaban casados.

Y lo estamos, mi estimated, pero nos da la gana venir a un hotel, qué no se puede.

Y a poco creen que les voy a creer.

No, ni queremos.

Pues es que aquí cuesta el cuarto cuarenta pesos, presumió Empleado.

Ujule, ni que fuera el Fucklton, ahí nos vemos.

Oye, no, Oli, estoy muy cansada; yo pago.

Que se me hace que está usted extorsionando aquí a la señorita.

Qué se me hace que usted es un pendejo.

Mire, a mi nadie me insulta, señor, ah qué caray; va a ver si no le hablo a la policía.

No antes de que le rompa el hocico.

Usted y cuántos más.

Yo solito.

Olifiero, por favor no te pelees.

Si no me voy a pelear, nomás voy a pegarle a este tarugo, como dijera la canción de los Castrado Brothers, discos RCA Victor.

Ah, sí, muy macho.

No, señor, macho jamás, pero le pego.

No me diga.

Sí le digo.

No mesté calentando o de veras le hablo a los azules.

Vámonos, Oliveira.

Vámonos, mangos.

Bueno, van a querer el cuarto sí o no.

A cuarenta pesos, ni locos.

Andele pues, ahí que sean veinte

Ese es otro poemar, venga la llave.


José Agustín

Furor Matutino

Editorial Diana.


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