
CAMBIO DE PIEL: LOS SECTORES Y EL PROYECTO MODERNIZADOR DE SALINAS.
(Fragmento)
(Fragmento)
El sindicalismo oficial mexicano podrá haber costado caro a los gobiernos en turno pero proveyó un bien preciado por todos: estabilidad. Hasta antes de Fox, todas las reformas estructurales en el país contaron con su irrestricto apoyo público. Por supuesto, en los mecanismos del régimen de la alternancia ha disminuido su eficiencia: son menos sus agremiados y más flojo el control que se ejerce sobre ellos. Si algunos de sus sectores mantienen lealtades es, como dice Mussachio, “porque participan del sistema de canonjías que implica el charrismo que siempre ha manejado tanto el garrote como la zanahoria”
Con información obtenida mediante el Instituto Federal de Acceso a la Información (IFAI) el periódico Reforma publicó una nota donde describía la forma que pueden tomar ese tipo de zanahorias: las comisiones sindicales. Las disfrutan 17 mil 834 empleados del gobierno federal. Dependiendo de la tares que el sindicato les asigne pueden ausentarse de su trabajo, con goce de sueldo, de una semana a 4 años. Los encargos van desde la atención de asuntos jurídicos del gremio hasta la promoción de actividades recreativas. El número de beneficiados equivale a los empleados que tiene la Secretaría de Salud. Si no quedó sorprendido, tenga a bien saber que es absolutamente legal. Así lo establece el artículo 43 de la Ley Federal de los Trabajadores al Servicio del Estado.
Ahora bien, los favores tienen sus límites y en la política mexicana reina la reciprocidad. El control de los obreros fue recompensado. En el sexenio de Miguel de la Madrid hubo 3 gobernadores cetemistas (comparado con 1 en el de Zedillo) y la central obtuvo el mayor número absoluto de diputados en su historia. Ahora, cumplidas sus obligaciones con el Estado como dirigentes sindicales, aún faltaban las que tenían como líderes priístas: ganar comicios. Sin embargo, desde 1988 quedó en entredicho el voto corporativo. Antes de las elecciones los sectores prometieron 20 millones de sufragios para el PRI (“Nosotros y nuestras familias somos cetemistas”). Para su mala fortuna, en sus focos de influencia (comunidades campesinas en un caso o unidades habitacionales de la CTM en otro) no se reflejó su promesa.
Es importante tomar en cuenta lo anterior para entender las medidas espectaculares con que Carlos Salinas inauguró su sexenio. Nos referimos a la aprehensión de Joaquín Hernández Galicia “La Quina” y a la caída de Carlos Jongitud Barrios, ambos líderes morales del sindicato petrolero y el sindicato de maestros respectivamente. Se ha visto en estos actos una estrategia para legitimar con el ejercicio del poder la cuestionada victoria de Salinas en las urnas.
Alejandro Trelles / Héctor Zagal
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